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Francisco Franco Bahamonde: el estadista más grande que ha tenido España en los últimos 200 años. Por Pío Moa

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Hace  45 años falleció Franco. Fue el mayor estadista que ha tenido España en dos siglos, incluso en  más de tres. Y este aserto puede probarse por pasiva y por activa. Por pasiva, constatando quiénes son sus enemigos viscerales y auténticamente feroces: los asesinos profesionales de la ETA y sus amparadores;  los ultracorruptos socialistas; los comunistas, para qué hablar;  los señoritos cutres del PP que escupen sobre las tumbas de sus propios abuelos;  los racistas y despóticos separatistas. ¿Puede alguien medianamente inteligente darles crédito? Basta enumerarlos para entender que se trata de los herederos de un Frente Popular, alianza de sovietizantes y separatistas que trajo a España el terror, la miseria y la guerra civil. Y que no han aprendido de la experiencia histórica. Ni juntos ni por separado  pueden soportar el debate libre y necesario, y por ello se ven forzados a exhibir su carácter tiránico  con leyes nuevamente sovietizantes como la de “memoria histórica”. Que ahora quieren llamar democrática como si ellos no fueran, antaño y ahora, los peores enemigos de la libertad. Si esas gentes odian a Franco no puede ser porque Franco fuera el malvado que ellos afirman, sino porque ellos lo son, visiblemente.

Esa gente ampara sus fechorías antidemocráticas y antiespañolas en el aserto de que el régimen de Franco fue una dictadura. Pero la cuestión no es esa, sino de dónde ha venido la democracia. Y es evidente que no podía haber venido de la oposición a Franco, que fue casi exclusivamente comunista y terrorista. Como nadie ignora, la democracia fue organizada desde el franquismo, y apoyada en referéndum  por la nueva sociedad próspera, moderada y reconciliada creada por el franquismo. Sus enemigos, por naturaleza liberticidas, no podían establecer ninguna democracia. Y ya estamos viendo adónde han conducido el país en estos años: a la corrupción, a leyes  totalitarias, a la polarización social como antaño,  a una propaganda guerracivilista, a la disgregación  nacional y al golpe de estado permanente. La democracia solo podía venir del franquismo de la ley a la ley, respetando su legitimidad histórica;  y sus enemigos solo podían ser, como lo son, el cáncer mismo de la convivencia en paz y en libertad.

Franco se encontró con un Frente Popular que se impuso por el fraude electoral, que destruyó inmediatamente la legalidad republicana y que instaló  enseguida  un régimen de asesinatos e incendios, un régimen de terror. Un Frente Popular que asaltaba la sociedad para destruir su compleja y a menudo brillante cultura e intentar  sustituirla por la imposición tiránica de cuatro esquemas ideológicos simploides. Franco se alzó legítimamente contra tal situación y derrotó a  tales enemigos, entregados a Stalin, uno de los mayores genocidas del siglo pasado. Y luego salvó a España de los bombardeos, asesinatos  masivos y  deportaciones de la guerra mundial, que habrían empeorado mucho a la civil. Una guerra, en la que Hitler se reveló como un genocida que no lo había sido antes, al revés que Stalin.  Después, y a pesar de no haber participado en esa contienda brutal,  Franco  tuvo que resistir a un frente mundial de soviéticos, demócratas y déspotas variopintos, que intentaron aislar a  España. Aislamiento no solo injusto sino  criminal, pues pretendía hambrear al pueblo para que parte de él se rebelara contra el franquismo en una nueva guerra civil, mientras el país sufría la peligrosa guerrilla comunista del maquis.  Impusieron sacrificios a España, pero fracasaron, y  en definitiva España se reconstruyó con sus propias fuerzas, libre de la abrumadora deuda moral, histórica y política contraída por el resto de Europa occidental con el ejército y las finanzas useñas, e indirectamente con el ejército soviético. Y solo tuvo oposición real comunista y terrorista, insistamos,  nunca democrática por muy buenas razones, pues España salió adelante, prosperó  y no hubo demócratas en sus cárceles.

Y, por abreviar, el franquismo dejó un país envidiable, como octava o novena potencia industrial del mundo, en el club de los países privilegiados por su renta per cápita, y sin duda el primero  de Europa por salud social, es decir, por su baja tasa de población reclusa y de delincuencia, de suicidios, de desempleo, de abortos, de drogas y alcoholismo juvenil, de fracaso familiar,  y uno de los tres o cuatro países del mundo con mayor esperanza de vida al nacer, entre otras cosas. Un país donde estaban perseguidos los partidos comunistas o terroristas,  que se le oponían invocando, cómo no, la democracia. Un país con una gran libertad personal, gracias a un aparato de estado pequeño que se inmiscuía poco en la vida de los particulares, al revés de lo que ahora sucede, cuando los gobiernos pretenden controlarnos y dictar hasta nuestros sentimientos.

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Estos hechos son irrebatibles,  y por serlo solo pueden ser silenciados mediante leyes totalitarias que impidan el debate libre.  Y al ser irrebatibles  permiten calibrar hasta qué punto llevamos decenios de falsificación sistemática de la historia, base para falsificar la  democracia e  impulsar políticas liberticidas. Besteiro, uno de los pocos socialistas honrados y demócratas, denunció el “Himalaya de falsedades” en que se asentaba el Frente popular. Y hoy, el nuevo Himalaya de falsedades  ha enfermado verdaderamente a la democracia y a la sociedad,  y esa enfermedad no sanará mientras no se reconozca lo que históricamente significaron Franco y su régimen, y lo que significan sus enemigos. El franquismo no puede volver, pero sin la sociedad que creó ninguna democracia habría sido factible, y no es casual que los enemigos de un régimen que ya no existe sean también los mayores enemigos de la libertad. Unos enemigos que necesitan demoler la legalidad democrática salida del franquismo, como demolieron sus abuelos la legalidad republicana. Es indispensable defender la verdad, porque un pueblo incapaz de reconocer a los mejores se condena a ser esclavizado por los peores.  Y nada hay más peligroso que olvidar o desfigurar el pasado, como recordaba el filósofo Santayana.

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“La exhibición del psicópata gobernante”. Por Alvise Pérez

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Opinión de Alvise Pérez:

Pedro Sánchez no monta el show por la denuncia a Begoña Gómez; un mitómano narcisista como él dejaría antes a su mujer que a la Presidencia del Gobierno de España que tanto le blinda judicialmente.

Sería fácil decir que todo ha sido por el Caso Koldo que nosotros mismos iniciamos y en donde yo mismo estoy personado como denunciante y víctima de dicha trama (gracias a ello sabemos los paraísos fiscales de Ábalos, las relaciones más que personales de Javier Hidalgo con Begoña Gómez, y todas las comisiones cobradas) pero como aquí se trata de encontrar la verdad, hemos advertido qué más ha coincidido con esta sorpresiva denuncia, y vemos un detalle importante: Hace menos de 24 horas la Audiencia Nacional reabrió el caso Pegasus sobre el espionaje a Sánchez.

¿Por qué la Audiencia Nacional ha reabierto el caso? Porque la DGSE francesa remitió este mismo mes al CNI ‘información de interés’ que la inteligencia española ha analizado y entregado al Juez.

Qué han logrado aportar los franceses es todavía un misterio: ¿Un trío en la sauna gay del suegro? ¿Las maletas de Delcy? ¿La trama de comisiones en mascarillas? ¿Datos del asesinato de cientos de personas en un interurbano de Madrid hace 10 años? No lo sabemos.

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Lo que sí sabemos es que las periciales del CNI certificaron el espionaje de 4 teléfonos móviles pertenecientes a:

1. Pedro Sánchez (Presidencia)
2. Margarita Robles (Defensa)
3. Grande-Marlaska (Interior)
4. Luis Planas (Agricultura)

Esto es; se hackearon 12GB en total (más de 3Gb sólo a Sánchez) sin contar claves para nubes de información (chats, mensajes, emails, metadata general, historial de llamadas, etc)

La pregunta en todo caso es: ¿Se irá Pedro Sánchez, o es una estrategia para reforzarse en el poder?

Difícilmente se vaya tras 6 años controlando la Justicia, colocando a la Fiscal General, traficando maletines por Barajas, siendo incapaz de justificar 39 vuelos a República Dominicana en los últimos 3 años, o la orden directa de crédito a República Dominicana de 46 millones de euros para “sanear las zonas costeras del país”y “un proyecto de hermanamiento para transformar la Justicia” del país (meros proyectos de blanqueo)

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¿Por qué tal dinero, por cierto? Pues porque en República Dominicana no tienes que tributar por lo que generas fuera pero sí por lo que haces dentro.

Es decir: Todo aquél que recibe dinero del exterior no tiene que declararlo y por tanto lo disfruta ‘íntegro’ para lo que desee.

¿Por qué, además, buscan todos la nacionalidad dominicana? Porque en ese país los nacionales pueden abrir empresas en el extranjero sin comunicarlo a ese país, y eso les permite abrir cuentas y sociedades en paraísos fiscales sin problema legal alguno con el dinero en efectivo robado en terceros países como España.

El próximo lunes Pedro Sánchez nos dará a conocer si ya ha robado lo suficiente para marcharse a República Dominicana como el resto de exPresidentes y Ministros impunes de este país, o si todo ha sido un ‘punch’ mediático para revitalizar la victimización persecutoria que tan bien se le da al mismo Presidente que ataca a la mujer de Feijóo y novio de Ayuso.

Lo único claro es una cosa:

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Estos parásitos de la partitocracia lo han podrido ya todo, y el próximo 9 de Junio tenemos que aplastarles con las papeletas que logremos gracias al boca a boca masivo.

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