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Los extremos se unen en Vistalegre, España “renace” y los templos no se asaltan

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De todos es conocida la frase “Los extremos se tocan”, que seguramente inspiró al genial Pedro Muñoz Seca en su obra de teatro “Los extremeños se tocan”, estrenada en 1926, que Alfonso Paso llevó al cine con el mismo nombre en 1969. Una frase equivalente a otra muy usada como la de que “polos opuestos se atraen”, que si bien hablando de Física -con sus particularidades, en las que no procede entrar aquí- es un hecho cierto, no siempre se cumple en las relaciones sociales, entre las que se encuentran las políticas, que rompen esta ley no escrita del comportamiento humano.

Lo cierto es que se toquen o se atraigan, o no, los extremos opuestos en política, sí que, al menos, coinciden en el sitio para congregar a fieles incondicionales -y no tanto- y transmitirles aquello que quieren escuchar y provocar el aplauso fácil de un público “entregado” ya antes de ir. Así vimos cómo la que fuera plaza de toros de Vistalegre, reconvertida después en pabellón deportivo, es desde hace unos años sede de los populismos extremos de nuestro escenario político, Podemos y VOX, los dos “nuevos” partidos impulsados por el bipartidismo, PP y PSOE, para romper al contrario, fue de nuevo testigo de la enfervorizada presencia de los fieles seguidores de un personaje al que no conocen pero que sabe leer y decir lo que le gusta escuchar a su clientela. Algo muy propio del populismo fanatizado que, junto al oportunismo atávico, caracteriza a los dos extremos del tablero político.

Vistalegre acogió, en Febrero de 2014, la primera Asamblea Ciudadana del naciente Podemos, por la izquierda del PSOE, en la que todo parecían parabienes entre aquel “quinteto de la muerte” que formaban sus cinco fundadores, Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Carolina Bescansa, Luis Alegre e Íñigo Errejón y en 2017 de la “charlotada” -nunca mejor dicho, considerando los orígenes del recinto- que protagonizaron los citados, ya en claras vías de ruptura que siguió yendo a más en los dos años y medio últimos hasta el punto de haberse separado en distintas formaciones políticas de cara a las próximas elecciones generales. Y Vistalegre ha sido, con un año de diferencia en este caso -octubre de 2018 y 2019-, el escenario también del “recuperado” partido por la derecha del PP, VOX, durante cuatro años “extramuros” del marco político, hasta que en el verano de 2018, tras su más que cuestionable llegada a Moncloa de la mano de todos los enemigos de España, el Dr. Plagio cum Fraude eligió al supuestamente más ardiente “defensor de la Patria” -contradicciones de la política y sus “extraños compañeros de cama”- para clavar una “cuña de la misma madera” -se dice que no hay peor enemigo- en el “tronco” de su rival, el PP liderado desde unos meses antes por Pablo Casado, al estilo de lo que se dice sobre el impulso que Mariano Rajoy y sus escasos medios afines hicieran con Podemos respecto al PSOE en los comienzos de 2014 y un año antes a su líder. Porque fue precisamente entre el fin de verano y comienzo de otoño del año pasado cuando por “arte de magia” VOX empezó a aparecer en las televisiones públicas y privadas en las que hasta ese momento y desde la deslealtad de los que se quedaron con el partido después de las elecciones europeas del 25M de 2014 no había hecho más que caer desde 245.000 votos de aquellos comicios hasta unos escasos 46.000 de las generales de Junio de 2016 e iba a su desaparición de no haber sido por la jugada citada como consecuencia del “éxito” -para él y sus apoyos- de la moción de censura de Mr. Falconeti.

Hasta donde yo sé, VOX, ni pensaba en presentase a las elecciones andaluzas convocadas por Susana Díaz unos días antes y fue precisamente su primera convención en Vistalegre la que, unos días después, le hizo cambiar de opinión y “probar suerte” a la vista de que ya estaban en los medios y el cabreo social con el PP de Rajoy seguía “in crescendo”. Ya escribí entonces sobre ese evento y lo que yo viví de la verdadera historia de los primeros nueve meses de VOX, por lo que no me voy a repetir, limitándome a dejar para consulta el enlace de mi artículo al respecto: http://www.alertadigital.com/2019/03/26/vox-un-fraude-oportunista-disfrazado-de-patriotismo-y-trufado-de-totalitarismo/. De nuevo un “éxito” para los organizadores y su medio afín, ya que se volvieron a congregar más o menos los mismos miles de fieles, dispuestos a escuchar lo que en un discurso para entregados cabía esperar.

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Y ya de lleno en la precampaña electoral -el PSOE lleva año y medio en ella-, vemos que algunos partidos rescatan o vuelven a utilizar el nombre de España en unos eslóganes electorales a los que desde mi punto de vista les falta algo. Así, en el caso del Partido Siempre Opuesto a España, su “Ahora España” quedaría mucho más apropiado como “Ahora toca decir España” (a ver si pican algunos), como hizo con la aparición fugaz de nuestra Bandera durante unos segundos cuando fue proclamado candidato a la presidencia del gobierno en 2015. También el poco original “España siempre” de VOX -lo toma “prestado”, supongo (cosa que le gusta, como hizo con DENAES), de la Plataforma http://espanasiempre.com/ creada hace un año por Ignacio Camuñas- quedaría mucho más concreto como “España Siempre, pero primero yo“, atendiendo a la ambición sin límites del “amigo” Santiago Abascal y su prepotencia sólo superada por aquella y por su deslealtad con los que lo recogieron de la calle en la que lo dejaba el PP a finales de 2013. Por último, también Ciudadanos se inspira en el nombre de nuestra querida España copiando al partido de Emmanuel Macron en Francia, “En Marche”, y toma como lema “España en marcha”, que conociendo un poco a los naranjas y su volubilidad “ideólogica” quedaría mucho más “centrado” como “España en marcha, aunque no sabemos hacia dónde“, dependerá -izquierda o derecha- de como sople el viento. Poco cabe decir del “Más país” del “nieto” de Manuela Carmena, al que España le produce alergia.

Y como no, en ese “juego político” que comentaba la semana pasada, empiezan las “promesas para no cumplir”, como dejaba meridianamente claro el que fuera Alcalde de Madrid, el Viejo Profesor Enrique Tierno Galván. El candidato socialista, en su día Pdr Snchz, tras muchos meses utilizando electoralmente los recursos públicos en esos llamados “viernes electorales” en los que en cada consejo de ministros regala lo que no tiene, se descuelga ahora con dos nuevas promesas, la subida de las pensiones por ley, con el IPC, y la rebaja de las peonadas en Extremadura y Andalucía -para “compensar el atropello arancelario de Trump”-, que no son las únicas regiones afectadas pero sí sus mayores caladeros de votos desde que el PSC perdió Cataluña, alimentando el fraude del antiguo PER, rebautizado como Programa FEA -el nombre lo dice todo-, que permitirá el subsidio de 426 €/mes durante 6 meses -o 12 si el subsidiado es mayor de 52 años-. Por cierto, según oía en COPE el martes, en Andalucía existe otro “truco del almendruco” para fomentar vagos y maleantes pro socialistas aparte del desvelado ayer por ABC, recomendado al parecer por un empleado del antiguo INEM -Sistema Nacional de Empleo (es un decir) hoy- a un propietario que pretendía contratar durante un año a un matrimonio para cuidar una finca heredada. EL supuesto empleado público le decía “Se ve que usted no es andaluz, porque aquí se contrata a matrimonios distintos, de tres en tres meses, y así todos cobran las prestaciones de desempleo durante un año”. Ejemplar ¿verdad? Sin comentarios, si es cierto. Y la última de PS, fuerza a “su” Abogada General del Estado, Consuelo Castro, a firmar la liberación de buena parte de la financiación a las comunidades autónomas -4.700 millones de euros a cuenta- que el servicio jurídico de Hacienda informó como desfavorable.

Otra “promesa” escuchada estos días, ésta por parte de otro al que su EGO le supera, me refiero a Alberto Rivera, que ha dicho: “Prometo ‘convencer’ al Partido Socialista”, no “intentar convencer” que es lo que, a lo sumo, podría estar en su mano, pero da igual. Como decía antes, lo que se promete en campaña y más aún en precampaña, que está más lejos, se sabe que es un brindis al Sol.

Mención aparte merece la afirmación no exenta de chulería de la hoy pareja del amado líder comunista, Irene Montero: “Somos la única formación política que no se financia con ningún banco”, claro, ¿para qué necesita Podemos a los bancos si tiene a Venezuela e Irán con interés “0”? Así llevan desde su nacimiento en 2014 y antes en esa “tuerca“ opresora de PabLenin Iglesias en la quebrada Cuatro que salvó nuestra querida Soraya SM, con “vacacionalidad” y alevosía agosteña.

Todo esto en vísperas de la sentencia del Tribunal Supremo sobre el famoso “procés” catalán con la que previsiblemente se iniciará la semana próxima y que ya se anuncia conflictiva por esa tendencia a la unanimidad de nuestra Justicia que se dice que pretende también el Juez Marchena para evitar el voto discordante, después de una muy buena instrucción, lo que supondría que pueda optarse por un delito de sedición que rebajaría las penas que corresponderían al de rebelión que pidió la Fiscalía. Recuerdo que aquella Formación del Espíritu Nacional del Plan 1957 que estudiaba en Bachillerato tenía una lección sobre la Unidad en la que destacaba que “La unión hace la fuerza”, aunque parece que eso no reza para nuestra politizada Justicia que la hace sinónimo de debilidad, y así nos va, salvo para el delincuente común de poca monta, al que le cae el peso de la Ley en su carga máxima.

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Y para terminar, pasó el día 7 de Octubre, y el 8 y el 9…, y Franco sigue en el Valle de los Caídos, en la que pasará al Guinnes de los récords como la exhumación más larga de la historia ya que lleva saliendo de la tumba de la Basílica desde el 10 de Junio de 2018 y a este paso su ejecución puede pasar a considerarse “obra mayor”, lo que podría complicar aún más la licencia. Mientras tanto, uno de los jueces firmantes “unánimes” de la sentencia que concede al gobierno la potestad sobre los restos del Caudillo, acabó en una cama de hospital con la clavícula rota al ser atropellado por un taxi que lo convirtió en “caído” de la motocicleta ¿será como se dice la maldición de Franco, al modo de aquella mítica de Tutankhamon, que actúa de nuevo? Porque digo yo ¿qué urgencia había en remover unos restos mortales cuarenta y cuatro años después, saltándose el derecho de una familia a enterrar a sus muertos en el lugar que quieran dentro de la ley? Y para colmo, la “magnanimidad” de este gobierno okupa que estira su permanencia en el poder “como sea”, que dijera su ejemplar ZParo se jacta de “permitir” que los nietos asistan a la nueva inhumación de su abuelo, al que ya que por tierra no se atreven, pretenden trasladar por aire ¿lo escoltará desde el Falcon el Dr. Plagio cum Fraude para asegurarse que el ataúd del Caudillo, al que ni conoció ni del que seguramente sabe nada, sale de Cuelgamuros y llega a El Pardo? Otra cosa habría más lejos. De momento se cumple de nuevo el tópico de “con la Iglesia hemos topado” ante la carta con la que el Prior de la Abadía de la Santa Cruz, Santiago Cantera, contesta al requerimiento de la vicepresidenta Carmen Calvo “Pixie” comunicándole que “…esta Abadía no autoriza el acceso a la Basílica (lugar de culto) con la finalidad de acceder a una ‘res sacra’ (sepultura”, apelando a que en su demanda alegaban “…vulneraciones de derechos fundamentales cuya última palabra, como bien sabe, no le corresponde al Tribunal Supremo sino al Tribunal Constitucional y, en su caso, al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo” y apostillando que “el sometimiento a lo que los Tribunales decidan no significa, en modo alguno, renuncia a los recursos que el Ordenamiento nos ofrece ante una violación de derechos fundamentales”. ¿Lo entenderá la “excelentísima” vicepresidenta? En cualquier caso, hay partido y puede necesitar de varias prórrogas.

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Opinión

No vivimos en la Arcadia Feliz, sino en tiempos de excepción. Por Ernesto Milá.

Ernesto Milá

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Ya he contado más de una vez que el “pare Valls”, el único padre escolapio al que llegué a apreciar, nos contaba cuando éramos párvulos, la diferencia entre “pecado venial” y “pecado mortal”. Y ponía como ejemplo la bata que llevábamos: cuando esa bata se manchaba por aquí o por allí, se lavaba y quedaba renovada, pero si, por el contrario, la bata estaba desgarrada, con costurones y remiendos por todas partes, desgastada por el uso, con manchas que se iban acumulando, no había remedio posible. Se tiraba y se compraba otra nueva. Aquel ejemplo se me quedó en la cabeza. Yo tenía entonces cinco años. Era 1957 y fue una de las primeras lecciones que recibí en el colegio de los Escolapios de la calle Balmes. Es hora de aplicar el mismo ejemplo a nuestro tiempo.

Hay situaciones “normales” que exigen abordarlas de manera “normal”. Por ejemplo, cuando alguien es detenido por un hurto. En una situación “normal”, cuando se da ese pequeño delito -pero muy molesto para la víctima- es razonable que el detenido disponga de una defensa jurídica eficiente, que reciba un trato esmerado en su detención y un juicio justo. Pero hay dos situaciones en las que esta política de “paños calientes” deja de ser efectiva: en primer lugar, cuando ese mismo delincuente ha sido detenido más de 100 veces y todavía está esperando que le llegue la citación para el primer juicio. En segundo lugar, cuando no es un delincuente, sino miles y miles de delincuentes los que operan cada día en toda nuestra geografía nacional.

Otro ejemplo: parece razonable que un inmigrante que entra ilegalmente en España pueda explicar los motivos que le han traído por aquí, incluso que un juez estime que son razonables, después de oír la situación que se vive en su país y que logre demostrar que es un perseguido político o un refugiado. Y parece razonable que ese inmigrante disponga de asistencia jurídica, servicio de traductores jurados y de un espacio para vivir mientras se decide sobre su situación. Y eso vale cuando el número de inmigrantes ilegales es limitado, pero, desde luego, no es aplicable en una situación como la nuestra en la que se han acumulado en poco tiempo, otros 500.000 inmigrantes ilegales. No puede esperarse a que todos los trámites policiales, diplomáticos y judiciales, se apliquen a cada uno de estos 500.000 inmigrantes, salvo que se multiplique por 20 el aparato de justicia. Y es que, cuando una tubería muestra un goteo ocasional, no hay que preocuparse excesivamente, pero cuando esa misma tubería ha sufrido una rotura y el agua sale a borbotones, no hay más remedio que actuar excepcionalmente: llamar al fontanero, cerrar la llave de paso, avisar al seguro…

Podemos multiplicar los ejemplos: no es lo mismo cuando en los años 60, un legionario traía un “caramelo de grifa” empetado en el culo, que cuando las mafias de la droga se han hecho con el control de determinadas zonas del Sur. En el primer caso, una bronca del capitán de la compañía bastaba para cortar el “tráfico”, en el segundo, como no se movilice la armada o se de a las fuerzas de seguridad del Estado potestad para disparar a discreción sobre las narcolanchas desde el momento en el que no atienden a la orden “Alto”, el problema se enquistará. De hecho, ya está enquistado. Y el problema es que hay que valorar qué vale más: la vida de un narcotraficante o la vida de los que consumen la droga que él trae, los derechos de un capo mafioso o bien el derecho de un Estado a preservar la buena salud de la sociedad. Si se responde en ambos casos que lo importante es “el Estado de Derecho y su legislación”, incurriremos en un grave error de apreciación. Esas normas, se han establecido para situaciones normales. Y hoy, España -de hecho, toda Europa Occidental- está afrontando situaciones excepcionales.

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Vayamos a otro terreno: el que Ceuta y Melilla estén sufriendo desde hace 40 años un proceso de marroquinización creciente, puede ser fruto de la proximidad de ambas ciudades a Marruecos y al deseo de los sucesivos gobiernos de España de no empeorar las relaciones con el único enemigo geopolítico que tiene nuestro país, el “enemigo del Sur”. Pero, cuando se sabe que el narcotráfico en Marruecos está regulado por el majzén y por personas próximas al entorno de la familia real marroquí, uno empieza a pensar que la situación no es “normal”. Esa sensación aumenta cuando se percibe con una claridad meridiana que el Ministerio del Interior español no despliega fuerzas suficientes para cortar de raíz el narcotráfico con Marruecos y que, incluso, boicotea a los policías y a las unidades más eficientes en su tarea. Ítem más: lo normal hubiera sido, por ejemplo, que España mantuviera su política exterior en relación al Sáhara inconmovible (las políticas exteriores fiables son las que no cambian, nadie confía en un país con una política exterior oscilante y variable). Pero Pedro Sánchez la cambió en el peor momento: sabiendo que perjudicaba a Argelia, nuestro principal proveedor de gas natural. Y, además, en un momento en el que el conflicto ucraniano suponía una merma en la llegada de gas natural ruso. Pero lo hizo. Luego ha ido entregando créditos sin retorno, cantidades de material de seguridad, ha permanecido mudo ante las constantes reivindicaciones de “marroquinidad” de Ceuta, Melilla y Canarias. Y esto mientras el ministerio del interior se negaba a reconocer que la comunidad marroquí encarcelada en prisiones españolas es más que significativa o que el número de delincuentes magrebíes es en gran medida responsable del repunte solo en 2023 de un 6% en la delincuencia. O que Marruecos es el principal coladero de inmigración africana a España. O el gran exportador de droga a nuestro país: y no solo de “cigarrillos de la risa”, sino de cocaína llegada de Iberoamérica y a la que se han cerrado los puertos gallegos. Sin contar los viajes de la Sánchez y Begoña a Marruecos… Y, a partir de todo esto, podemos inferir que hay “algo anormal” en las relaciones del pedrosanchismo con Marruecos. Demasiadas cuestiones inexplicables que permiten pensar que se vive una situación en la que “alguien” oculta algo y no tiene más remedio que actuar así, no porque sea un aficionado a traicionar a su propio país, sino porque en Marruecos alguien podría hundir a la pareja presidencial sin remisión. Sí, estamos hablando de chantaje a falta de otra explicación.

¿Seguimos? Se puede admitir que los servicios sanitarios españoles apliquen la “sanidad universal” y que cualquiera que sufra alguna enfermedad en nuestro país, sea atendido gratuitamente. Aunque, de hecho, en todos los países que he visitado de fuera de la Unión Europea, este “derecho” no era tal: si tenía algún problema, me lo tenía que pagar yo, y en muchos, se me ha exigido entrar con un seguro de salud obligatorio. Pero, cuando llegan millones de turistas o cuando España se ha convertido en una especie de reclamo para todo africano que sufre cualquier dolencia, es evidente que la generosidad puede ser considerada como coadyuvante del “efecto llamada” y que, miles y miles de personas querrán aprovecharse de ello. Todo esto en un momento en el que para hacer un simple análisis de sangre en la Cataluña autonómica hay que esperar dos meses y para hacer una ecografía se tardan nueve meses, sin olvidar que hay operaciones que se realizan con una demora de entre siete meses y un año. Una vez más, lo que es razonable en períodos “normales”, es un suicidio en épocas “anómalas”.

Hubo un tiempo “normal” en el que el gobierno español construía viviendas públicas. Ese tiempo hace mucho -décadas- que quedó atrás. Hoy, ni ayuntamientos, ni autonomías, ni por supuesto el Estado están interesados en crear vivienda: han trasvasado su responsabilidad a los particulares. “¿Tiene usted una segunda residencia?” Pues ahí puede ir un okupa. En Mataró -meca de la inmigración en el Maresme- hay en torno a medio millar de viviendas okupadas. Así resuelve el pedrosanchismo el “problema de la vivienda”… Esta semana se me revolvieron las tripas cuando un okupa que había robado la vivienda de una abuela de ochenta y tantos años, decía con chulería a los medios que “conocía la ley de los okupas”. Eso es hoy “normal”, lo verdaderamente anormal es que los vecinos y el enjambre de periodistas que acudió a cubrir el “evento”, no hubieran expulsado al par de okupas manu militari y restituido la vivienda a la que había sido vecina de toda la vida.

Un penúltimo ejemplo: si un régimen autonómico podía ser razonable en 1977 para Cataluña o el País Vasco, lo que ya no fue tan razonable fue lo que vino después de la mano de UCD: “el Estado de las Autonomías”, una verdadera sangría económica que se podría haber evitado.
Hubo un tiempo en el que se reconocían más derechos (“fueros”) a las provincias que habían demostrado más lealtad; hoy, en cambio, son las regiones que repiten más veces en menos tiempo la palabra “independencia”, las que se ven más favorecidas por el régimen autonómico. También aquí ocurre algo anómalo.

Y ahora el último: si se mira el estado de nuestra sociedad, de la economía de nuestro país, del vuelco étnico y antropológico que se está produciendo con una merma absoluta de nuestra identidad, si se atienden a las estadísticas que revelan el fracaso inapelable de nuestro sistema de enseñanza, el aumento no del número de delitos, sino especialmente del número de delitos más violentos, a la pérdida continua de poder adquisitivo de los salarios, al salvajismo de la presión fiscal y a la primitivización de la vida social, a la estupidez elevada a la enésima potencia vertida por los “gestores culturales”, a la corrupción política que desde mediados de los años 80 se ha convertido en sistémica, unida al empobrecimiento visible del debate político y de la calidad humana, moral y técnicas de quienes se dedican hoy a la política o a las negras perspectivas que se abren para la sociedad española en los próximos años, y así sucesivamente… lo más “anómalo” de todo esto que la sociedad española no reaccione y que individuos como Pedro Sánchez sigan figurando al frente del país y de unas instituciones que cada vez funcionan peor o, simplemente, han dejado de funcionar hace años.

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Vale la pena que la sociedad española empiece a meditar con el hecho de que, si aspira a salir de su estado de crisis, no va a poder hacerlo por la “vía normal”. El cáncer está tan extendido que, hoy incluso podría dudarse de la eficacia del “cirujano de hierro” del que se hablaba hace algo más de 100 años. Lo único cierto hoy, es que, para salir de situaciones excepcionales, hacen falta, hombres excepcionales dispuestos a asumir medidas de excepción y a utilizar, de manera implacable, procedimientos de excepción que no serían razonables en situaciones “normales”, pero que son el único remedio cuando las cosas han ido demasiado lejos.

Esta reflexión es todavía más pertinente en el momento en que se ha rechazado la petición de extradición formulada por el gobierno de El Salvador, de un dirigente “mara” detenido en España. La extradición se ha negado con el argumento de que en el país dirigido por Bukele “no se respetan los derechos humanos”. Bukele entendió lo que hay que hacer para superar una situación excepcional: en dos años El Salvador pasó de ser el país más inseguro del mundo a ser un remanso de paz, orden y prosperidad. Porque, en una situación “normal”, los derechos de los ciudadanos, están por delante -muy por delante- de los derechos de los delincuentes. Priorizar los derechos de estos por encima de los de las víctimas, es precisamente, uno de los signos de anormalidad.

Se precisa una revolución. Nada más y nada menos. ¿Para qué? Para restablecer estándares de normalidad (esto es, todo lo que fortalece, educa y constituye el cemento de una sociedad), excluyendo todos los tópicos que nos han conducido a situaciones anómalas y que han demostrado suficientemente su inviabilidad. “Revolución o muerte”… sí, o la sociedad y el Estado cambian radicalmente, o se enfrentan a su fin. Tal es la disyuntiva.

 

Ernesto Milá. 

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