Diríase que muertos.

Y diríase, también, que a los españoles les importa, literalmente, una mierda.

Porque, verán vuestras mercedes, dilectos lectores y lectoras valientes y avisados de Alerta Nacional: El resto de la piara –perdón, el resto de ciudadanos españoles– siguen paciendo alegremente en la dehesa, hocicando bellotas y revolcándose en los terregueros para sacudirse la pelambre y las pulgas.

O viendo el fútbol en el sofá de casa con una cerveza en la mano mientras su hija de 13 años folla en algún portal siguiendo las directrices de su profesora de educación sexual para, el lunes, acudir a un centro abortista a eliminar el rastro de su última apertura de piernas a cambio de una raya y un porro. Y con este ya van seis abortos: la niña tiene el útero curtido como cazadora de Angel del Infierno. Nunca mejor dicho.

Y en esa ficticia pero real familia, ni el padre, ni la madre ni la hija tienen la menor idea de lo que se nos viene -de lo que se les viene- encima.

Estamos en medio de una pandemia de alcance mundial. Y a MI si que me importa una boñiga seca lo que diga la Organización Mundial de la Salud, que seguramente sea mentira y obedezca a criterios políticos mucho más que a criterios sanitarios.

Cuando un virus que en China -ya les hemos ofrecido los vídeos- va dejando muertos tirados por las calles, y Rusia cierra, literalmente, sus fronteras a TODOS los ciudadanos chinos, es porque ALGO -lo que sea- muy grave está pasando.

Y cuando Irán -lugar absolutamente impermeable a las informaciones- reconoce muertos en su población, es porque se confirma la gravedad del caso.

En italia, el ejército está en la calle: cientos de miles –CIENTOS DE MILES– de personas permanecen bloqueadas en varios pueblos y ciudades, con los accesos controlados por la Infantería, arma en mano.

¿Y en España?

¡En España NO PASA NADA! El Gobierno se frota con fruición sus pelotas virtuales, cual mandril a la sombra de una palmera. Los españoles pasando olímpicamente mientras los italianos arrasan los supermercados y acumulan víveres por lo que pueda venir.

¿Y aquí? Aquí se habla de fútbol, y de lo histéricos que son los italianos. Si es que se dice algo.

Aquí llegan vuelos directamente de Milán y los pasajeros, boquiabiertos y ojipláticos, mirando en todas direcciones, salen estupefactos a la vía pública sin que les pasen un triste termómetro, por si diese la casualidad de que llegaran emitiendo virus cual agua en Fontana de Trevi.

A nadie le importa nada la salud de los españoles. Ni siquiera a los propios españoles, pueblo decadente, de suyo imbécil y con la mente podrida por la educación socialista, la droga progresista y el adoctrinamiento fabiano, sistema insuperable para introducir por vía rectal el sociocomunismo del año 2000.

Pero ¡eh! ustedes, señoras y señores, tranquilos. Aquí no pasa nada.

Y si pasa, se le saluda.