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Continúan las suplantaciones, falsedades, mentiras y medias verdades en la web del foro Soria 21

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En el mes de julio del 2015 desapareció de internet la web del apócrifo Foro Soria 21, como consecuencia –suponemos- de que hicimos llegar desde DEYNA hasta la Casa Real y otras instituciones un informe titulado “Impostura contrastada”, en el que se denunciaba la sarta de falsedades recogidas en la Cronología del denominado Foro Soria 21 desde 1992, fecha en que se creó DEYNA en Soria, amén de las ambigüedades, indebidas atribuciones y torticerías continuas.

Todo esto, y más, se recoge completamente en el reciente libro editado en 2018 por la Fundación DEYNA “Desarrollo Sostenible. Problemática y Resolútica” como contribución al 50º aniversario del Club de Roma y que prologa el presidente de honor del mismo, el doctor Ricardo Díez Hochleitner y que presentamos este año 2019, el 22 de febrero, hace seis meses, en la sede del Parlamento europeo de Madrid bajo la presidencia de don Federico Mayor Zaragoza y moderación de don Manuel Morán, vicepresidente del capítulo español del Club de Roma, así como nutrida asistencia.

El libro recoge la cronología de DEYNA desde 1992, en el que se constituyó ante notario, hasta la fecha incluyendo, además, a través de sus más de trescientas páginas -en las que trabaja Soria- una serie de propuestas para la sostenibilidad -y expresión de magnitudes, proporciones y progresiones como factores de la problemática que nos acosa- en respuesta al reciente libro “Come on” -acúmulo de colaboraciones- y publicado bajo la presidencia de los dos copresidentes del Club, con sede en Winterthur, adonde lo hicimos llegar, como al capítulo español y a otras entidades. El libro, editado por Vitrubio, lo distribuye Amazon y la Casa del Libro.

Pues bien, parece que recientemente se vuelve a la carga de distorsiones, imposturas, mentiras y medias verdades, con una reciente y nueva WEB del dicho Foro, en la que se trata de abanderar algo que se ha destrozado y que no ha hecho más que perjudicar a Soria y emborronar el proyecto DEYNA, con una pretensión basada en la falsedad continua y una inopia recalcitrante, que no pasa inadvertida para nadie, pese a los apoyos de los que se alardea, que no pasan del oropel con el que pretende apabullar ¿A quién?

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El señor Marichalar, Amalio, fue expulsado de DEYNA en el XIII Consejo General del patronato de DEYNA, de noviembre del 2003, a mano alzada y por muy graves razones, que en su día se recogieron y sustanciaron en una demanda pormenorizada que expusimos al señor Díez Hochleitner, que nos rogó encarecidamente que no la presentásemos, ni cursásemos, pero que conservamos. Sí, han prescrito las figuras delictivas que se exponían, incluida la administración desleal, amén de otras trapacerías feas, pero los hechos -sancionados por el Consejo con la expulsión fulminante- están ahí con pelos y señales y a disposición de Soria.

El señor Marichalar, a quién se expulsó junto a Guillermo Polo y a Abel Hernández –este dimitió de inmediato, antes de ser expulsado- se dirigió apresuradamente a la prensa soriana comunicando que había dimitido. Cambiamos la llave de un día para otro y quedaron los archivos sin descabalar. Enteros. Ahí están el acta y las hemerotecas para quien quiera confirmarlo. En ese consejo se eligió al recientemente fallecido Ramiro Cercós, el insigne catedrático de navales, como nuevo presidente ejecutivo, que la ejerció diez años para pasar a presidente de honor en 2013 por mor de su enfermedad.

Pues bien, en la actual web del Foro Soria 21, aparecida recientemente, a los cuatro años, se reincide en falsear: Concretamente en 1999 se habla del proyecto SORIA como inscrito en el Programa de proyectos internacionales de Expo 2000 de Hannover, lo que es falso de toda falsedad. El proyecto admitido e inscrito fue el Proyecto DEYNA, con su número de registro 0637 SPAIN, en cinco tomos y 1.172 páginas presentadas desde 1996. Tomos que se remitieron a la Diputación de Soria, al Club de Roma y a Castilla y León, entre otros destinatarios para hacer fe, ya que el mismo señor Díez Hochleitner nos advirtió y nos puso en guardia, de que nos lo querrían arrebatar, así como registramos el modelo de Agenda 21 Local –celebrado y sancionado en escrito que conservamos en nuestro archivo, por el doctor Maurice Strong, fallecido en el año 2015- y cuantos estudios y escritos hemos elaborado.

Se oculta que el modelo aplicado en Soria de Agenda 21 Local, fue el modelo DEYNA, como en Ceuta y Melilla, participativo de verdad como ninguno y tal prescribía el Programa 21 de Río. Se calla eso aviesamente, como los elogios explícitos y sanción del mismo Maurice Strong, que conservamos. Las 114 agendas 21 locales implantadas en Soria, están certificadas por DEYNA ante la Diputación de Soria, con fecha 25-VII-2003, y corresponden al 61% de sus municipios, al 42,34% de habitantes y al 68,53% de su superficie. Algo realmente importante y pendiente de efectuarse en al planeta, desde entonces. Las conservamos.

En el año 2000, esta cronología afirma que Soria fue premiada en Hannover. Falso. El que fue premiado fue el Proyecto DEYNA con una medalla de oro que obra en nuestro poder. Se premiaban proyectos, no provincias.

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En el año 2001, en la Conferencia Soria 21 de 8 de marzo, (proyecto recogido tal cual, que se enuncia en el último tomo del proyecto DEYNA ante Hannover) S.M el Rey don Felipe, entonces Príncipe de Asturias, en su discurso inaugural, agradece a DEYNA la invitación a asistir para conocer sus trabajos en Soria, elogia abiertamente al Proyecto DEYNA, llamando “jalón destacado” a su premio recibido en Hannover, en el 2000, como proyecto de alcance mundial. Nada menos.

Pues bien, el señor Marichalar con su conducta y anuencia, y la llamada “Declaración de Soria” –redactada por el Abel Hernández, a manera de logismoi- la hacen descaradamente firmar a los asistentes, con excepción y para escarnio de los autores del proyecto DEYNA. Es más, omiten y se pasan por el arco las palabras de D. Felipe, tanto como los méritos y hechos notables de DEYNA. Parece que no es de su agrado reconocerlos, y sí asumirlos y usurparlos como propios o de terceros. Feo asunto el suyo, muy feo y lamentable.

Abogado y secretario general de la Fundación Desarrollo y Naturaleza (DEYNA). Miembro del Capítulo Español del Club de Roma desde 1993.

(De esta nota aclaratoria remitimos copia certificada a la Casa Real

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Opinión

No vivimos en la Arcadia Feliz, sino en tiempos de excepción. Por Ernesto Milá.

Ernesto Milá

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Ya he contado más de una vez que el “pare Valls”, el único padre escolapio al que llegué a apreciar, nos contaba cuando éramos párvulos, la diferencia entre “pecado venial” y “pecado mortal”. Y ponía como ejemplo la bata que llevábamos: cuando esa bata se manchaba por aquí o por allí, se lavaba y quedaba renovada, pero si, por el contrario, la bata estaba desgarrada, con costurones y remiendos por todas partes, desgastada por el uso, con manchas que se iban acumulando, no había remedio posible. Se tiraba y se compraba otra nueva. Aquel ejemplo se me quedó en la cabeza. Yo tenía entonces cinco años. Era 1957 y fue una de las primeras lecciones que recibí en el colegio de los Escolapios de la calle Balmes. Es hora de aplicar el mismo ejemplo a nuestro tiempo.

Hay situaciones “normales” que exigen abordarlas de manera “normal”. Por ejemplo, cuando alguien es detenido por un hurto. En una situación “normal”, cuando se da ese pequeño delito -pero muy molesto para la víctima- es razonable que el detenido disponga de una defensa jurídica eficiente, que reciba un trato esmerado en su detención y un juicio justo. Pero hay dos situaciones en las que esta política de “paños calientes” deja de ser efectiva: en primer lugar, cuando ese mismo delincuente ha sido detenido más de 100 veces y todavía está esperando que le llegue la citación para el primer juicio. En segundo lugar, cuando no es un delincuente, sino miles y miles de delincuentes los que operan cada día en toda nuestra geografía nacional.

Otro ejemplo: parece razonable que un inmigrante que entra ilegalmente en España pueda explicar los motivos que le han traído por aquí, incluso que un juez estime que son razonables, después de oír la situación que se vive en su país y que logre demostrar que es un perseguido político o un refugiado. Y parece razonable que ese inmigrante disponga de asistencia jurídica, servicio de traductores jurados y de un espacio para vivir mientras se decide sobre su situación. Y eso vale cuando el número de inmigrantes ilegales es limitado, pero, desde luego, no es aplicable en una situación como la nuestra en la que se han acumulado en poco tiempo, otros 500.000 inmigrantes ilegales. No puede esperarse a que todos los trámites policiales, diplomáticos y judiciales, se apliquen a cada uno de estos 500.000 inmigrantes, salvo que se multiplique por 20 el aparato de justicia. Y es que, cuando una tubería muestra un goteo ocasional, no hay que preocuparse excesivamente, pero cuando esa misma tubería ha sufrido una rotura y el agua sale a borbotones, no hay más remedio que actuar excepcionalmente: llamar al fontanero, cerrar la llave de paso, avisar al seguro…

Podemos multiplicar los ejemplos: no es lo mismo cuando en los años 60, un legionario traía un “caramelo de grifa” empetado en el culo, que cuando las mafias de la droga se han hecho con el control de determinadas zonas del Sur. En el primer caso, una bronca del capitán de la compañía bastaba para cortar el “tráfico”, en el segundo, como no se movilice la armada o se de a las fuerzas de seguridad del Estado potestad para disparar a discreción sobre las narcolanchas desde el momento en el que no atienden a la orden “Alto”, el problema se enquistará. De hecho, ya está enquistado. Y el problema es que hay que valorar qué vale más: la vida de un narcotraficante o la vida de los que consumen la droga que él trae, los derechos de un capo mafioso o bien el derecho de un Estado a preservar la buena salud de la sociedad. Si se responde en ambos casos que lo importante es “el Estado de Derecho y su legislación”, incurriremos en un grave error de apreciación. Esas normas, se han establecido para situaciones normales. Y hoy, España -de hecho, toda Europa Occidental- está afrontando situaciones excepcionales.

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Vayamos a otro terreno: el que Ceuta y Melilla estén sufriendo desde hace 40 años un proceso de marroquinización creciente, puede ser fruto de la proximidad de ambas ciudades a Marruecos y al deseo de los sucesivos gobiernos de España de no empeorar las relaciones con el único enemigo geopolítico que tiene nuestro país, el “enemigo del Sur”. Pero, cuando se sabe que el narcotráfico en Marruecos está regulado por el majzén y por personas próximas al entorno de la familia real marroquí, uno empieza a pensar que la situación no es “normal”. Esa sensación aumenta cuando se percibe con una claridad meridiana que el Ministerio del Interior español no despliega fuerzas suficientes para cortar de raíz el narcotráfico con Marruecos y que, incluso, boicotea a los policías y a las unidades más eficientes en su tarea. Ítem más: lo normal hubiera sido, por ejemplo, que España mantuviera su política exterior en relación al Sáhara inconmovible (las políticas exteriores fiables son las que no cambian, nadie confía en un país con una política exterior oscilante y variable). Pero Pedro Sánchez la cambió en el peor momento: sabiendo que perjudicaba a Argelia, nuestro principal proveedor de gas natural. Y, además, en un momento en el que el conflicto ucraniano suponía una merma en la llegada de gas natural ruso. Pero lo hizo. Luego ha ido entregando créditos sin retorno, cantidades de material de seguridad, ha permanecido mudo ante las constantes reivindicaciones de “marroquinidad” de Ceuta, Melilla y Canarias. Y esto mientras el ministerio del interior se negaba a reconocer que la comunidad marroquí encarcelada en prisiones españolas es más que significativa o que el número de delincuentes magrebíes es en gran medida responsable del repunte solo en 2023 de un 6% en la delincuencia. O que Marruecos es el principal coladero de inmigración africana a España. O el gran exportador de droga a nuestro país: y no solo de “cigarrillos de la risa”, sino de cocaína llegada de Iberoamérica y a la que se han cerrado los puertos gallegos. Sin contar los viajes de la Sánchez y Begoña a Marruecos… Y, a partir de todo esto, podemos inferir que hay “algo anormal” en las relaciones del pedrosanchismo con Marruecos. Demasiadas cuestiones inexplicables que permiten pensar que se vive una situación en la que “alguien” oculta algo y no tiene más remedio que actuar así, no porque sea un aficionado a traicionar a su propio país, sino porque en Marruecos alguien podría hundir a la pareja presidencial sin remisión. Sí, estamos hablando de chantaje a falta de otra explicación.

¿Seguimos? Se puede admitir que los servicios sanitarios españoles apliquen la “sanidad universal” y que cualquiera que sufra alguna enfermedad en nuestro país, sea atendido gratuitamente. Aunque, de hecho, en todos los países que he visitado de fuera de la Unión Europea, este “derecho” no era tal: si tenía algún problema, me lo tenía que pagar yo, y en muchos, se me ha exigido entrar con un seguro de salud obligatorio. Pero, cuando llegan millones de turistas o cuando España se ha convertido en una especie de reclamo para todo africano que sufre cualquier dolencia, es evidente que la generosidad puede ser considerada como coadyuvante del “efecto llamada” y que, miles y miles de personas querrán aprovecharse de ello. Todo esto en un momento en el que para hacer un simple análisis de sangre en la Cataluña autonómica hay que esperar dos meses y para hacer una ecografía se tardan nueve meses, sin olvidar que hay operaciones que se realizan con una demora de entre siete meses y un año. Una vez más, lo que es razonable en períodos “normales”, es un suicidio en épocas “anómalas”.

Hubo un tiempo “normal” en el que el gobierno español construía viviendas públicas. Ese tiempo hace mucho -décadas- que quedó atrás. Hoy, ni ayuntamientos, ni autonomías, ni por supuesto el Estado están interesados en crear vivienda: han trasvasado su responsabilidad a los particulares. “¿Tiene usted una segunda residencia?” Pues ahí puede ir un okupa. En Mataró -meca de la inmigración en el Maresme- hay en torno a medio millar de viviendas okupadas. Así resuelve el pedrosanchismo el “problema de la vivienda”… Esta semana se me revolvieron las tripas cuando un okupa que había robado la vivienda de una abuela de ochenta y tantos años, decía con chulería a los medios que “conocía la ley de los okupas”. Eso es hoy “normal”, lo verdaderamente anormal es que los vecinos y el enjambre de periodistas que acudió a cubrir el “evento”, no hubieran expulsado al par de okupas manu militari y restituido la vivienda a la que había sido vecina de toda la vida.

Un penúltimo ejemplo: si un régimen autonómico podía ser razonable en 1977 para Cataluña o el País Vasco, lo que ya no fue tan razonable fue lo que vino después de la mano de UCD: “el Estado de las Autonomías”, una verdadera sangría económica que se podría haber evitado.
Hubo un tiempo en el que se reconocían más derechos (“fueros”) a las provincias que habían demostrado más lealtad; hoy, en cambio, son las regiones que repiten más veces en menos tiempo la palabra “independencia”, las que se ven más favorecidas por el régimen autonómico. También aquí ocurre algo anómalo.

Y ahora el último: si se mira el estado de nuestra sociedad, de la economía de nuestro país, del vuelco étnico y antropológico que se está produciendo con una merma absoluta de nuestra identidad, si se atienden a las estadísticas que revelan el fracaso inapelable de nuestro sistema de enseñanza, el aumento no del número de delitos, sino especialmente del número de delitos más violentos, a la pérdida continua de poder adquisitivo de los salarios, al salvajismo de la presión fiscal y a la primitivización de la vida social, a la estupidez elevada a la enésima potencia vertida por los “gestores culturales”, a la corrupción política que desde mediados de los años 80 se ha convertido en sistémica, unida al empobrecimiento visible del debate político y de la calidad humana, moral y técnicas de quienes se dedican hoy a la política o a las negras perspectivas que se abren para la sociedad española en los próximos años, y así sucesivamente… lo más “anómalo” de todo esto que la sociedad española no reaccione y que individuos como Pedro Sánchez sigan figurando al frente del país y de unas instituciones que cada vez funcionan peor o, simplemente, han dejado de funcionar hace años.

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Vale la pena que la sociedad española empiece a meditar con el hecho de que, si aspira a salir de su estado de crisis, no va a poder hacerlo por la “vía normal”. El cáncer está tan extendido que, hoy incluso podría dudarse de la eficacia del “cirujano de hierro” del que se hablaba hace algo más de 100 años. Lo único cierto hoy, es que, para salir de situaciones excepcionales, hacen falta, hombres excepcionales dispuestos a asumir medidas de excepción y a utilizar, de manera implacable, procedimientos de excepción que no serían razonables en situaciones “normales”, pero que son el único remedio cuando las cosas han ido demasiado lejos.

Esta reflexión es todavía más pertinente en el momento en que se ha rechazado la petición de extradición formulada por el gobierno de El Salvador, de un dirigente “mara” detenido en España. La extradición se ha negado con el argumento de que en el país dirigido por Bukele “no se respetan los derechos humanos”. Bukele entendió lo que hay que hacer para superar una situación excepcional: en dos años El Salvador pasó de ser el país más inseguro del mundo a ser un remanso de paz, orden y prosperidad. Porque, en una situación “normal”, los derechos de los ciudadanos, están por delante -muy por delante- de los derechos de los delincuentes. Priorizar los derechos de estos por encima de los de las víctimas, es precisamente, uno de los signos de anormalidad.

Se precisa una revolución. Nada más y nada menos. ¿Para qué? Para restablecer estándares de normalidad (esto es, todo lo que fortalece, educa y constituye el cemento de una sociedad), excluyendo todos los tópicos que nos han conducido a situaciones anómalas y que han demostrado suficientemente su inviabilidad. “Revolución o muerte”… sí, o la sociedad y el Estado cambian radicalmente, o se enfrentan a su fin. Tal es la disyuntiva.

 

Ernesto Milá. 

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