Connect with us

Opinión

Entre la “pólvora” naranja, la “cooperación” morada y el polvorín verde

Avatar

Published

on

¡Comparte esta publicación!

En los últimos días, después de las deserciones en el partido veleta, hemos visto algunas reacciones de ciertos comunicadores -de esos que saben más que nadie de casi todo ante su clientela fiel- que me han recordado un viejo dicho que se suele aplicar a esos “adelantados” a su época que se “enteran” un poco tarde de algunas cosas, rendidos a la obviedad que lleva años ante sus ojos y que a causa de sus intereses o de su “negocio” -sinónimos en este caso- no han querido ver: “Has descubierto la pólvora” se les dice irónicamente, ya que, como se sabe, el descubrimiento del conocido explosivo tuvo lugar allá por el Siglo IX -nada menos- en China.

Efectivamente, parecen haber “sorprendido” a algunos -otros venimos insistiendo desde 2015 sobre la futilidad del aluvión oportunista que era Ciudadanos- las salidas de varias caras conocidas del equipo de Alberto Carlos Rivera, después de la votación en contra de la decisión del Comité Ejecutivo de seguir en el “NO es NO” a la investidura de Pedro Sánchez “Cum Fraude”. Salidas que han sido, completas, como la de Toni Roldán -que se va dejando su acta de diputado nacional-, a medias, como es el caso de Javier Nart -que deja la Ejecutiva de Ciudadanos pero parece que conserva su acta de eurodiputado, que una vez probado lo que conlleva, cuesta dejarla- o simplemente disidentes de la decisión partidaria, como ha sido Luis Garicano y alguno más que anteponen un posible apoyo, si no participación, como se ha comentado en algún medio, a un gobierno socialista antes que ese de “coalición o cooperación” que mendiga el “marqués de Galapagar” y que necesitaría de los apoyos de los que propiciaron la moción de censura, de indudable peligro para España.

El primero de los salientes, Toni Roldán -al que algunos califican como “el delfín de Garicano” del que parece que llegó de la mano-, ha sido en mi opinión el más honrado y coherente, ya que si uno no está de acuerdo con un proyecto, lo que tiene que hacer es dejarlo si no lo puede reconducir, y ha justificado su marcha con una contundencia digna de todo respeto: “La dirección estratégica que ha tomado el partido yo no la comparto. Vine a construir puentes y no a la pura confrontación. No me voy porque yo haya cambiado, sino porque C’s ha cambiado. Este no es el contrato que yo firmé. La política no es un supermercado, aquí no se venden productos que se puedan alterar de la noche a la mañana. Se venden ideas y yo sigo creyendo en el mismo proyecto para España en el que creía hace cuatro años”. Sin duda su perfil socialista y el que su nombre -junto al de su mentor- haya sonado como “apetecible” para un posible ministerio “sanchista” puede que hayan jugado un papel importante en esta decisión.

Aunque no ha tardado mucho en aparecer la reacción contraria y algunos de los que figuraban como “independientes” en el partido naranja, han dado un paso adelante anunciando su afiliación como señal de compromiso con la causa y apoyo al, en los últimos días, casi desaparecido líder. Así el gran fichaje en las últimas generales y número dos en su lista por Madrid, el exvicepresidente de Coca Cola, Marcos de Quinto, no ha tardado en salir al quite: “C’s no ha cambiado, sigue diciendo aquellas cosas que decía en campaña”. Veremos cómo acaba esa aparente ruptura de Ciudadanos si ese “NO” a Sánchez acabara en unas nuevas elecciones generales.

Advertisement

Otro “órdago” interesante -en mi opinión un nuevo “postureo” como decía en mi artículo de la semana pasada-, después de la renuncia el martes “a cualquier puesto en cualquier entidad”, que anunciara como decisión del Comité Ejecutivo Nacional, Iván Espinosa de los Monteros, escoltado por sus ahora inseparables Macarena Olona -siempre con su carpeta ‘Por España”- y Enrique Cabanas -otrora fiel “guardatodo” de Santiago Abascal-, ha sido la “enérgica” aparición a bombo y platillo, ayer, de Rocío Monasterio, cada día más “Monjasterio”, anunciando su nueva ruptura con el PP de Pablo Casado, al que acusa, ella también, de incumplir lo pactado, cuando al parecer uno de los “compromisos” firmados por los “juristas” de VOX -que no se leyeron la letra pequeña ni entendieron lo de “concejales de gobierno”- era la discreción y no revelar nada del acuerdo suscrito, al menos en el plazo de veinte días, que terminan el próximo 5 de Julio, pero que el pasado martes filtraban, como la propia Sra. de Espinosa de los Monteros dijo en su “improvisada” rueda de prensa, en la que utilizó esa misma palabra “hemos filtrado”, dijo la sonriente doña Rocío ante las cámaras, tras lo que sentenciaba su “firme” decisión de pedir “tres condiciones y tres principios” a cualquier partido que necesitara el pacto con la formación verde, sin el cumplimiento de los cuales se podrían “despedir de su apoyo en cualquier ámbito de negociación”.

Las “Condiciones” eran, “Respeto”, a sus votantes, “dejando de ‘insultarlos’ y suscribiendo abiertamente un acuerdo con VOX”; “Compromiso”, mediante la firma “por las tres partes, de un documento único” y en tercer lugar “Lealtad” para “cumplir con lo firmado”, ¿como ellos con los plazos, por ejemplo?, o como la que demostró su “amado” líder Santiago Abascal con quien lo recogió de la calle cuando el PP lo echaba en 2013 y le puso el generoso sueldo de 5.000 € mensuales, “conditio sine qua non” para unirse a VOX que puso el de Amurrio, todavía sentado en la dirección general de la Fundación para el Mecenazgo y Patrocinio, donde lo puso como segunda opción Dª Esperanza Aguirre con un sueldo de más de 82.000€ anuales después de tenerle que cerrar la primera, la Agencia de Protección de Datos madrileña, con remuneración similar. Por cierto, que en una tertulia de radio, la mañana de ayer, se comentaba que el propio Abascal decía que “La ventaja de los de VOX es que no necesitamos vivir de la política”, ante lo que hasta su defensora Isabel San Sebastián, con cierta sorna, no pudo resistir el comentario: “Pero, Santi, desde mi cariño y respeto, si tú no has hecho otra cosa en tu vida que vivir de la política”, como los que lo conocemos bien sabemos perfectamente.

Luego vinieron los “Principios” de mi amiga Rocío -lo fuimos en 2014, pese a mis diferencias con mi menos amigo, su altivo y prepotente marido, el citado Iván-, que para ella son: “Prosperidad”, consistente en “eliminar o bajar impuestos sin aumentar la deuda y exigir auditorías exhaustivas, suprimiendo subvenciones destinadas a mantener chiringuitos, cerrar entidades que no justifiquen su existencia”. Plausible, pero ¿empezarán por aclarar las cuentas de los “chiringuitos” que dieron de comer generosamente a su presidente mientras se dedicaba a otras cosas? Aunque para “prosperidad” la de algunos de sus compañeros, “pluriempleados” después de las elecciones generales, municipales y autonómicas; “Libertad”, que completó con “de Educación y pensamiento (sic) y, advirtió, “pediremos garantías”, anunciando que exigirían la derogación de “artículos de las leyes 2/2016 y 3/2016 de la Comunidad Autónoma de Madrid” y, el tercero, “Defensa de la legalidad”, que digo yo si será la que muchos militantes, apartados o fugitivos -estos especialmente numerosos en las últimas semanas-, dicen que no respeta su Comité de Garantías cuando la han reclamado. Finalmente, tras anunciar que VOX abría un “Periodo de negociación desde hoy -por ayer- al 2 de Julio a las 14:00” -ya veremos de qué se desdicen ese día a las 14:15- apostilló con un “venimos a defender ideas”, dando “prioridad a evitar políticas del consenso socialdemócrata de cualquier partido”, dejando en el aire a qué se refería, que tal vez fuera a las que vimos en Mariano Rajoy y su Vicepresidente, Soraya Sáenz de Santamaría o Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.

En definitiva, palabras que se las lleva el viento como ya empezó a verse tras la pregunta de un periodista sobre si iban a poner en peligro la Alcaldía de Madrid, a lo que respondió: “Martínez Almeida ya es Alcalde de Madrid”, pero ahora desde la oposición “veremos partida a partida, porque para aprobar cualquier cosa hacen falta los votos de VOX”, o no -añado yo, que ahí puede estar la sorpresa- porque su supervivencia -cada día más cuestionada- depende de no poner en riesgo gobiernos del teórico centroderecha, como hicieron en Burgos, en contra de su principal compromiso -este sí- electoral.

Y para que no faltase de nada en estos días, ¿qué fiesta sin la tía Juana?, reaparece el innombrable y repugnante asesor de la dictadura bolivariana, José Luis Rodríguez, que sigue sin sentarse en el banquillo, con unas declaraciones fuera de tono y en su línea buenista para, después de admitir que había hablado por teléfono, “un minuto”, con Oriol Junqueras, referirse al denominado “procés”, que ha quedado visto para sentencia en el Tribunal Supremo, y decirnos que “Ojalá sea una sentencia que no comprometa el diálogo” y para que no quedara sola semejante barbaridad, la remata con “Estoy a favor de que se estudie el indulto”, que completó a continuación con un “si lo piden”, menos mal. Y a ese respecto me vienen a la cabeza unos versos de Federico García Lorca que leí hace tiempo con los que despedía la historia de “La zapatera prodigiosa” y que, cambiándole el género -ahora sí sería “género”-, decían así: “Ya la corteja el alcalde / ya la corteja don Mirlo, /zapatera, zapatera / zapatera, te has lucido”, aunque a la vista de los personajes a los que este “Zapatero” corteja, Nicolás Maduro, Pablo Iglesias y ahora también, Junqueras, sería más acertado decirle “te has vuelto a lucir”, porque no deja de “lucirse” el “contador de nubes” desde que llegara a la Secretaría General del PSOE en el año 2000 -la negociación con ETA parece que la empezó entonces- y después al Palacio de la Moncloa tras el trágico atentado del 11-M de 2004, al que llamó “accidente” el potencial objeto de aplicación del Art. 102.2 de la Constitución, protagonista del peor desastre económico y social -hasta ahora- de la reciente Historia de España, si su clon no lo “mejora”.

Advertisement

Así pues, con esos antecedentes y una vez “cerradas” las negociaciones para conformar las corporaciones municipales y en vías de hacerlo algunas de las que siguen pendientes para cerrar ciertos gobiernos autonómicos -esos que nunca debieron existir pero que ahí están- fundamentales para el Partido Popular y me atrevería a decir que para España, por su trascendencia para hacer frente a una posible -no sé si previsible- repetición de mandato del que llegó “a hombros” de los enemigos de la Unidad Nacional, toman protagonismo las “reuniones discretas” del aspirante a presidente, en un ambiente que presenta visos de nueva convocatoria de elecciones generales, que algunos ya fijan para Noviembre y que consolidarían 2019 como el año récord en número de llamadas a las urnas, pues sería la quinta en pocos meses.

Advertisement
Click para comentar

Escriba una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Opinión

No vivimos en la Arcadia Feliz, sino en tiempos de excepción. Por Ernesto Milá.

Ernesto Milá

Published

on

¡Comparte esta publicación!

Ya he contado más de una vez que el “pare Valls”, el único padre escolapio al que llegué a apreciar, nos contaba cuando éramos párvulos, la diferencia entre “pecado venial” y “pecado mortal”. Y ponía como ejemplo la bata que llevábamos: cuando esa bata se manchaba por aquí o por allí, se lavaba y quedaba renovada, pero si, por el contrario, la bata estaba desgarrada, con costurones y remiendos por todas partes, desgastada por el uso, con manchas que se iban acumulando, no había remedio posible. Se tiraba y se compraba otra nueva. Aquel ejemplo se me quedó en la cabeza. Yo tenía entonces cinco años. Era 1957 y fue una de las primeras lecciones que recibí en el colegio de los Escolapios de la calle Balmes. Es hora de aplicar el mismo ejemplo a nuestro tiempo.

Hay situaciones “normales” que exigen abordarlas de manera “normal”. Por ejemplo, cuando alguien es detenido por un hurto. En una situación “normal”, cuando se da ese pequeño delito -pero muy molesto para la víctima- es razonable que el detenido disponga de una defensa jurídica eficiente, que reciba un trato esmerado en su detención y un juicio justo. Pero hay dos situaciones en las que esta política de “paños calientes” deja de ser efectiva: en primer lugar, cuando ese mismo delincuente ha sido detenido más de 100 veces y todavía está esperando que le llegue la citación para el primer juicio. En segundo lugar, cuando no es un delincuente, sino miles y miles de delincuentes los que operan cada día en toda nuestra geografía nacional.

Otro ejemplo: parece razonable que un inmigrante que entra ilegalmente en España pueda explicar los motivos que le han traído por aquí, incluso que un juez estime que son razonables, después de oír la situación que se vive en su país y que logre demostrar que es un perseguido político o un refugiado. Y parece razonable que ese inmigrante disponga de asistencia jurídica, servicio de traductores jurados y de un espacio para vivir mientras se decide sobre su situación. Y eso vale cuando el número de inmigrantes ilegales es limitado, pero, desde luego, no es aplicable en una situación como la nuestra en la que se han acumulado en poco tiempo, otros 500.000 inmigrantes ilegales. No puede esperarse a que todos los trámites policiales, diplomáticos y judiciales, se apliquen a cada uno de estos 500.000 inmigrantes, salvo que se multiplique por 20 el aparato de justicia. Y es que, cuando una tubería muestra un goteo ocasional, no hay que preocuparse excesivamente, pero cuando esa misma tubería ha sufrido una rotura y el agua sale a borbotones, no hay más remedio que actuar excepcionalmente: llamar al fontanero, cerrar la llave de paso, avisar al seguro…

Podemos multiplicar los ejemplos: no es lo mismo cuando en los años 60, un legionario traía un “caramelo de grifa” empetado en el culo, que cuando las mafias de la droga se han hecho con el control de determinadas zonas del Sur. En el primer caso, una bronca del capitán de la compañía bastaba para cortar el “tráfico”, en el segundo, como no se movilice la armada o se de a las fuerzas de seguridad del Estado potestad para disparar a discreción sobre las narcolanchas desde el momento en el que no atienden a la orden “Alto”, el problema se enquistará. De hecho, ya está enquistado. Y el problema es que hay que valorar qué vale más: la vida de un narcotraficante o la vida de los que consumen la droga que él trae, los derechos de un capo mafioso o bien el derecho de un Estado a preservar la buena salud de la sociedad. Si se responde en ambos casos que lo importante es “el Estado de Derecho y su legislación”, incurriremos en un grave error de apreciación. Esas normas, se han establecido para situaciones normales. Y hoy, España -de hecho, toda Europa Occidental- está afrontando situaciones excepcionales.

Advertisement

Vayamos a otro terreno: el que Ceuta y Melilla estén sufriendo desde hace 40 años un proceso de marroquinización creciente, puede ser fruto de la proximidad de ambas ciudades a Marruecos y al deseo de los sucesivos gobiernos de España de no empeorar las relaciones con el único enemigo geopolítico que tiene nuestro país, el “enemigo del Sur”. Pero, cuando se sabe que el narcotráfico en Marruecos está regulado por el majzén y por personas próximas al entorno de la familia real marroquí, uno empieza a pensar que la situación no es “normal”. Esa sensación aumenta cuando se percibe con una claridad meridiana que el Ministerio del Interior español no despliega fuerzas suficientes para cortar de raíz el narcotráfico con Marruecos y que, incluso, boicotea a los policías y a las unidades más eficientes en su tarea. Ítem más: lo normal hubiera sido, por ejemplo, que España mantuviera su política exterior en relación al Sáhara inconmovible (las políticas exteriores fiables son las que no cambian, nadie confía en un país con una política exterior oscilante y variable). Pero Pedro Sánchez la cambió en el peor momento: sabiendo que perjudicaba a Argelia, nuestro principal proveedor de gas natural. Y, además, en un momento en el que el conflicto ucraniano suponía una merma en la llegada de gas natural ruso. Pero lo hizo. Luego ha ido entregando créditos sin retorno, cantidades de material de seguridad, ha permanecido mudo ante las constantes reivindicaciones de “marroquinidad” de Ceuta, Melilla y Canarias. Y esto mientras el ministerio del interior se negaba a reconocer que la comunidad marroquí encarcelada en prisiones españolas es más que significativa o que el número de delincuentes magrebíes es en gran medida responsable del repunte solo en 2023 de un 6% en la delincuencia. O que Marruecos es el principal coladero de inmigración africana a España. O el gran exportador de droga a nuestro país: y no solo de “cigarrillos de la risa”, sino de cocaína llegada de Iberoamérica y a la que se han cerrado los puertos gallegos. Sin contar los viajes de la Sánchez y Begoña a Marruecos… Y, a partir de todo esto, podemos inferir que hay “algo anormal” en las relaciones del pedrosanchismo con Marruecos. Demasiadas cuestiones inexplicables que permiten pensar que se vive una situación en la que “alguien” oculta algo y no tiene más remedio que actuar así, no porque sea un aficionado a traicionar a su propio país, sino porque en Marruecos alguien podría hundir a la pareja presidencial sin remisión. Sí, estamos hablando de chantaje a falta de otra explicación.

¿Seguimos? Se puede admitir que los servicios sanitarios españoles apliquen la “sanidad universal” y que cualquiera que sufra alguna enfermedad en nuestro país, sea atendido gratuitamente. Aunque, de hecho, en todos los países que he visitado de fuera de la Unión Europea, este “derecho” no era tal: si tenía algún problema, me lo tenía que pagar yo, y en muchos, se me ha exigido entrar con un seguro de salud obligatorio. Pero, cuando llegan millones de turistas o cuando España se ha convertido en una especie de reclamo para todo africano que sufre cualquier dolencia, es evidente que la generosidad puede ser considerada como coadyuvante del “efecto llamada” y que, miles y miles de personas querrán aprovecharse de ello. Todo esto en un momento en el que para hacer un simple análisis de sangre en la Cataluña autonómica hay que esperar dos meses y para hacer una ecografía se tardan nueve meses, sin olvidar que hay operaciones que se realizan con una demora de entre siete meses y un año. Una vez más, lo que es razonable en períodos “normales”, es un suicidio en épocas “anómalas”.

Hubo un tiempo “normal” en el que el gobierno español construía viviendas públicas. Ese tiempo hace mucho -décadas- que quedó atrás. Hoy, ni ayuntamientos, ni autonomías, ni por supuesto el Estado están interesados en crear vivienda: han trasvasado su responsabilidad a los particulares. “¿Tiene usted una segunda residencia?” Pues ahí puede ir un okupa. En Mataró -meca de la inmigración en el Maresme- hay en torno a medio millar de viviendas okupadas. Así resuelve el pedrosanchismo el “problema de la vivienda”… Esta semana se me revolvieron las tripas cuando un okupa que había robado la vivienda de una abuela de ochenta y tantos años, decía con chulería a los medios que “conocía la ley de los okupas”. Eso es hoy “normal”, lo verdaderamente anormal es que los vecinos y el enjambre de periodistas que acudió a cubrir el “evento”, no hubieran expulsado al par de okupas manu militari y restituido la vivienda a la que había sido vecina de toda la vida.

Un penúltimo ejemplo: si un régimen autonómico podía ser razonable en 1977 para Cataluña o el País Vasco, lo que ya no fue tan razonable fue lo que vino después de la mano de UCD: “el Estado de las Autonomías”, una verdadera sangría económica que se podría haber evitado.
Hubo un tiempo en el que se reconocían más derechos (“fueros”) a las provincias que habían demostrado más lealtad; hoy, en cambio, son las regiones que repiten más veces en menos tiempo la palabra “independencia”, las que se ven más favorecidas por el régimen autonómico. También aquí ocurre algo anómalo.

Y ahora el último: si se mira el estado de nuestra sociedad, de la economía de nuestro país, del vuelco étnico y antropológico que se está produciendo con una merma absoluta de nuestra identidad, si se atienden a las estadísticas que revelan el fracaso inapelable de nuestro sistema de enseñanza, el aumento no del número de delitos, sino especialmente del número de delitos más violentos, a la pérdida continua de poder adquisitivo de los salarios, al salvajismo de la presión fiscal y a la primitivización de la vida social, a la estupidez elevada a la enésima potencia vertida por los “gestores culturales”, a la corrupción política que desde mediados de los años 80 se ha convertido en sistémica, unida al empobrecimiento visible del debate político y de la calidad humana, moral y técnicas de quienes se dedican hoy a la política o a las negras perspectivas que se abren para la sociedad española en los próximos años, y así sucesivamente… lo más “anómalo” de todo esto que la sociedad española no reaccione y que individuos como Pedro Sánchez sigan figurando al frente del país y de unas instituciones que cada vez funcionan peor o, simplemente, han dejado de funcionar hace años.

Advertisement

Vale la pena que la sociedad española empiece a meditar con el hecho de que, si aspira a salir de su estado de crisis, no va a poder hacerlo por la “vía normal”. El cáncer está tan extendido que, hoy incluso podría dudarse de la eficacia del “cirujano de hierro” del que se hablaba hace algo más de 100 años. Lo único cierto hoy, es que, para salir de situaciones excepcionales, hacen falta, hombres excepcionales dispuestos a asumir medidas de excepción y a utilizar, de manera implacable, procedimientos de excepción que no serían razonables en situaciones “normales”, pero que son el único remedio cuando las cosas han ido demasiado lejos.

Esta reflexión es todavía más pertinente en el momento en que se ha rechazado la petición de extradición formulada por el gobierno de El Salvador, de un dirigente “mara” detenido en España. La extradición se ha negado con el argumento de que en el país dirigido por Bukele “no se respetan los derechos humanos”. Bukele entendió lo que hay que hacer para superar una situación excepcional: en dos años El Salvador pasó de ser el país más inseguro del mundo a ser un remanso de paz, orden y prosperidad. Porque, en una situación “normal”, los derechos de los ciudadanos, están por delante -muy por delante- de los derechos de los delincuentes. Priorizar los derechos de estos por encima de los de las víctimas, es precisamente, uno de los signos de anormalidad.

Se precisa una revolución. Nada más y nada menos. ¿Para qué? Para restablecer estándares de normalidad (esto es, todo lo que fortalece, educa y constituye el cemento de una sociedad), excluyendo todos los tópicos que nos han conducido a situaciones anómalas y que han demostrado suficientemente su inviabilidad. “Revolución o muerte”… sí, o la sociedad y el Estado cambian radicalmente, o se enfrentan a su fin. Tal es la disyuntiva.

 

Ernesto Milá. 

Advertisement

Continuar leyendo