Un muñeco que representa a un guardia civil decapitado apareció este jueves colgado en un edificio de la Universidad Autónoma de Barcelona, acompañado de la frase “Pim pam pum que no quede ni uno”. La Sociedad Civil Catalana (SCC) ha denunciado el hecho.

El suceso ha provocado el rechazo de la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC), que se pregunta “hasta dónde están dispuestos a seguir tensando la cuerda” al amparo de la “impunidad” los “acosadores” en Cataluña.

Además, dicen “basta ya” al “acoso” que sufren sus familias y esperan que la Fiscalía obre de oficio para buscar a los responsables de este “acto de odio”, sin esperar a que tengan que ser ellos quienes interpongan la denuncia.

“Para AEGC, la imagen del muñeco vestido de guardia civil colgado y decapitado que se ha podido ver en la Universidad Autónoma de Barcelona no solo es una muestra más de la intransigencia, es una clara incitación a la violencia contra unos funcionarios públicos que no puede quedar impune”, señala la asociación en un comunicado.

“En AEGC no entendemos que otra vez sean nuestros hijos los que tengan que ocultar la profesión de sus padres como si fuera un estigma para sentirse seguros y no perseguidos. ¿Qué será lo siguiente? Qué, como en los años duros del plomo de ETA, tengamos que ocultarnos hasta de nuestros vecinos?. Los guardias civiles somos funcionarios, prestamos un servicio a la ciudadanía y al Estado de Derecho y exigimos que ese mismo Estado de Derecho persiga a quienes vuelven a señalarnos con su ‘pim pam pum que no en quedi ni un”.

También desde Tabarnia se ha lanzado una dura crítica a lo que consideran “el resultado de 40 años de adoctrinamiento en las aulas”.

En la Autonóma de Barcelona se constituyó hace unos meses la Agrupación de Jóvenes de Societat Civil Catalana de esta universidad, que aglutina a un pequeño colectivo de estudiantes en defensa de la convivencia de Cataluña con el resto de España. Según informa SCC en su página web, estos jóvenes “padecen cotidianamente diferentes formas de coacción por parte de colectivos opuestos ideológicamente y tienen que soportar pintadas atentatorias contra Societat Civil Catalana en las que se les acusa de ‘fascistas o amigos de fascistas’.