Connect with us

Opinión

ERE que ERE con la Educación, que la izquierda hace doctrina, y otras hEREncias del socialismo

Avatar

Published

on

¡Comparte esta publicación!

No cabe duda de que cualquiera de las grandes noticias de esta semana, con sus flecos, darían, por sí solas, para mucho más que un artículo, pero habrá que tratar de limitar los comentarios e insistir en la valoración y trasfondo que desde mi punto de vista subyacen en las raíces de los problemas que ahora afloran como consecuencia de lo mucho mal hecho hasta ahora.

Me permito la licencia del juego de palabras que me deja el caso ERE para aplicarla a algo que los lectores que tienen la paciencia de seguir mis reflexiones desde que 2008 empecé a compartirlas en mi muro de Facebook y desde 2014 en algún Blog y medios digitales, saben que es de mi especial preocupación, la Educación con mayúscula, cuyo deterioro progresivo de los últimos cincuenta años trae causa en el pésimo nivel educativo que hoy tiene España en líneas generales. Y digo bien, cincuenta -que nadie piense que exagero como buen andaluz-, aunque las transferencias en la materia empezaron hace treinta y nueve, porque, a mi juicio y si no me falla la memoria, fue la reforma de José Luis Villar Palasí, Ley General de Educación de 1970, la que dio el primer paso al eliminar el Plan de 1957 -que modificaba, creo que para bien, el de 1953- en el que la Enseñanza General Básica -la conocida EGB- y el Bachillerato Unificado Polivalente -ese BUP de hace unos años- que se completaba con el Curso de Orientación Universitaria -el COU- dejaban para el recuerdo las famosas Reválidas -de 4º y 6º- de los anteriores Bachilleratos Elemental y Superior y el Preuniversitario de aquellos “Chicos del Preu” entre los que me incluyo.

Y traigo de nuevo a colación este asunto de la Educación, después del exabrupto que la ministra en disfunciones y portavoz -en esta ocasión más bien “portacoz” (a sus anfitriones)- del señor Plagio cum Fraude, en la inauguración del Congreso de Escuelas Católicas el pasado jueves. En lo que algunos interpretan como “un guiño a sus socios preferentes”, la vasca Isabel Celáa -víctima al parecer de un resentimiento y sectarismo impropios- dijo sin despeinarse que “De ninguna manera puede decirse que la elección de los padres a elegir una formación religiosa o a elegir centro educativo, podrían ser parte de la libertad de enseñanza”, añadiendo que “Esos hechos, los de elegir centro, formarán parte de derechos que puedan tener los padres-madres en las condiciones legales que se determinen, pero no son emanación estricta de la libertad reconocida en el art. 27 de la CE. De esto da cuenta la sentencia del TC de 1981”, supongo que se referirá a la STC 5/1981 que recoge respecto al derecho a la educación en su punto 3 “El derecho de los padres a escoger libremente entre centros públicos y privados”. No obstante la citada “portacoz” remata su evidente demostración de ignorancia real o irresponsabilidad premeditada con esta afirmación: “No quiere decir que no haya libertad, quiere decir que no está dentro del artículo 27”, pero como en mi opinión no hay mejor método que contrarrestar la mentira con datos, me parece interesante recoger lo que dice al respecto el Art. 27 de la CE que tan arteramente cita la portavoz: “1. Todos tienen el derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza. 2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales. 3. Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones…” y en su tendenciosidad omite referirse a la STC 77/85 que recoge que “Es necesaria la implantación de la gratuidad no solamente a los centros de Primaria sino en todos los centros educativos de enseñanza Secundaria”, apostillando lo dicho en la que ella citaba: “El derecho a la educación se rige por el principio de libertad, que se traduce en que los padres tienen derecho a escoger centro docente, ya sea público o privado” y que “Los poderes públicos deben garantizar a todos el ejercicio del derecho a la educación financiando y protegiendo los centros privados que reúnan los requisitos que establece la ley”.

Y no lejos de esa pobreza moral que a la larga produce siempre el desmoronamiento del rigor educativo, se puede encuadrar la retrasada -interesadamente sin duda- sentencia del caso de los ERE diseñado por la cúpula socialista andaluza en una red clientelar que se benefició directamente del despilfarro de fondos públicos, llegando a la barbaridad de que unos de los condenados, el que fuera consejero de Empleo, Antonio Fernández, figuraba “por error” en uno de los Expedientes de Regulación de Empleo con una fecha de antigüedad en su empresa que era la de su nacimiento, 15 de julio de 1956, pero ahora va a tener ocho años de cárcel para enmendarlo. Nada menos que dos presidentes de la durante muchos años -como ahora se ha demostrado- “Unta” de Andalucía, Manuel Chaves (1990/2009) y José Antonio Griñán (2009/13), y ministros de Felipe González -recordemos el famoso “clan de la tortilla”-, de Trabajo y Seguridad Social el primero y de lo mismo, tras haberlo sido de Sanidad y Consumo, el segundo; los dos, además, secretarios generales del partido de los “100 años de honradez” en la región más poblada de España y los dos también, para más inri, presidentes nacionales del Partido Siempre Opuesto a España, más conocido como PSOE, entre 2000 y 2012, y 2012 y 2014, respectivamente, y también diputados y/o senadores en diversas legislaturas y el amigo Chaves, cuando ya era sospechoso de ser cómplice si no partícipe en el caso, fue recogido como ministro de Política Territorial y vicepresidente tercero y segundo entre Abril de 2009 y Diciembre de 2011 en gobiernos de Rodríguez Zapatero, como todo el mundo sabía y esperaba, son ya culpables por sentencia judicial, junto a otros diecinueve “colegas” de latrocinio, del mayor caso -hasta ahora- de prevaricación y malversación de fondos públicos que inhabilitan a uno por nueve años y llevan a la sombra a otro por seis más quince de inhabilitación que, en ambos casos debería ser a perpetuidad.

Advertisement

No voy a repetir aquí el resto de condenados y penas, de sobra conocidos y citados desde ayer en los diferentes medios e informativos, pero sí, aunque sea también reiterativo algunas de las reacciones de los actuales líderes socialistas en su tradicional política de “balones fuera y la culpa a otros” que los caracteriza cuando es para atacar con todo -altavoces mediáticos incluidos- al principal partido de la Oposición. Así, el genial “magister” sin estrenar José Luis Ábalos, hoy ministro de “fomento de la hermandad comunista” dice sin rubor alguno que el de los ERE “no es un caso del PSOE, sino de antiguos responsables públicos de la Junta de Andalucía” y no miembros del PSOE, claro, como lo que dijo Pedro Sánchez en Mayo de 2018 “no lo había dicho” el presidente del gobierno, ya que no lo fue hasta Junio, como descaradamente “dixit” Carmen Calvo, añadiendo que “Son hechos de la pasada década, es un caso que no afecta al actual Gobierno ni a la actual dirección del PSOE” ni, seguramente, a Susana Díaz, la niña de Chaves y favorita y sucesora de Griñán que “tampoco sabía nada” habiendo sido secretaria de Organización del PSOE andaluz con el primero y consejera de Presidencia e Igual-da con éste último .

Mientras tanto, aquel que decía no hace mucho que “Chaves y Griñán son personas honestas. Yo confío en su inocencia” y al que le preocupaba mucho “el silencio de Rajoy ante los casos de corrupción de su partido” añadiendo que “en política, como en la vida, el que calla otorga” -menudo personaje para dar lecciones- se mantiene ahora en silencio total en su intento de romper amarras con el “antiguo PSOE”, pero tras la del caso MAREA asturiano y esta de los ERE andaluces, parece que se abrió el melón y pueden venir en cascada otras sentencias que se le pueden atragantar al socialismo español: lo que queda de los ERE, Cursos de Formación y sus derivadas, EDU en varias provincias andaluzas, Jeremie e Invercaria, también en Andalucía, Interligare en Madrid, LIMUSA en Murcia, PSPV en Valencia y un sinfín de casos más que superan el centenar y arrojan una cifra de mareo de muchos miles de millones de euros malversados. Ya sabemos que el PSOE practica eso de “la caridad bien entendida, empieza por uno mismo” y mira tanto por la pobreza que no deja de producir pobres, por eso se alía de nuevo con los comunistas -en este caso Podemos-, de los que decía Winston Churchill que, “si los pones a cargo del desierto del Sahara, en cinco años habrá escasez de arena”. Menos mal que no administraban el Sol de Andalucía, porque Málaga sería Londres hoy.

Termino con un recuerdo que me vino mientras escribía esto ayer, 20 de Noviembre, y creí de recibo dedicar un recuerdo a tres acontecimientos de los que se conmemoraba su aniversario indiscutible y de innegable influencia en la Historia de España actual. Por un lado se cumplían ochenta y tres años del asesinato del fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera en la cárcel modelo de Alicante, al que la lectura de alguno de sus textos ponen de absoluta actualidad porque parecerían escritos hoy mismo y que de no haber ocurrido deja la incógnita de cual habría sido su papel durante esos tres años de Guerra Civil y después del 1 de Abril de 1939.

Por otro, se recordaba el cuarenta y cuatro aniversario de la muerte en la cama de Francisco Franco Bahamonde, tras larga enfermedad, y “por fin”, algunos desalmados vieron satisfechos su inquina y sectarismo -tras la vulneración de los derechos más elementales de la familia-, al exhumar con carácter de “urgencia” sus restos mortales y su posterior inhumación donde al dictador desgobierno socialista se le antojaba y del que hace unos días escuchaba decir a uno de sus dos ministros vivos hoy, Fernando Suárez que, lejos de ser considerado franquista o no -movimiento, si lo hubo, que murió con su creador-, “habría que agradecer a Franco, al menos, haber dejado instaurado en España un orden y unas bases que permitieron pasar de una ‘dictadura’ a un régimen democrático de forma modélica” que se ha puesto como ejemplo fuera de nuestras fronteras.

El tercero de los hechos, mucho más reciente, fue el de aquel 20-N de 2011 en el que casi once millones de españoles le dimos la llave a Mariano Rajoy para abordar los cambios y reformas legislativas que España necesitaba, eso sí con absoluta urgencia, tras el nefasto paso del citado ZParo, un impresentable sectario y resentido por no se sabe muy bien qué -tal vez las leyendas de su abuela- que dejó a España, después de siete años de tristísimo recuerdo, en la peor de las crisis educativa, moral, social, de empleo y económica de la etapa contemporánea más reciente, de las que la última -o no se sabe tampoco que- debió cegarlo para no ver las otras, mucho más estructurales que ésta, de carácter más coyuntural, aunque gravísima, que dejaban abiertas de nuevo “las dos Españas” de Antonio Machado que a punto estuvieron de haber hecho que esta fecha hubiera supuesto un cuarto hecho para el recuerdo, el del inicio del fin de la España Unida que la Historia, primero, y Franco, después, han conseguido mantener durante más de cinco siglos. Para los dos primeros mi sincero deseo de que descansen en la Paz que sin duda se ganaron en vida y para el tercero la paz -esta con minúscula- que le pueda deparar su recuperado despacho en el Registro Mercantil de Madrid, después de su abrupta salida -en “extracciones” abruptas son especialistas los socialistas- del Gobierno y del Parlamento previa transmutación en bolso, pero de eso ya he escrito ampliamente y no es el caso ahora. Sobre los del “preacuerdo del 12-N” ya dije algo en mi artículo anterior y, me temo, darán materia para los próximos.

Advertisement

 

Advertisement
Click para comentar

Escriba una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Opinión

No vivimos en la Arcadia Feliz, sino en tiempos de excepción. Por Ernesto Milá.

Ernesto Milá

Published

on

¡Comparte esta publicación!

Ya he contado más de una vez que el “pare Valls”, el único padre escolapio al que llegué a apreciar, nos contaba cuando éramos párvulos, la diferencia entre “pecado venial” y “pecado mortal”. Y ponía como ejemplo la bata que llevábamos: cuando esa bata se manchaba por aquí o por allí, se lavaba y quedaba renovada, pero si, por el contrario, la bata estaba desgarrada, con costurones y remiendos por todas partes, desgastada por el uso, con manchas que se iban acumulando, no había remedio posible. Se tiraba y se compraba otra nueva. Aquel ejemplo se me quedó en la cabeza. Yo tenía entonces cinco años. Era 1957 y fue una de las primeras lecciones que recibí en el colegio de los Escolapios de la calle Balmes. Es hora de aplicar el mismo ejemplo a nuestro tiempo.

Hay situaciones “normales” que exigen abordarlas de manera “normal”. Por ejemplo, cuando alguien es detenido por un hurto. En una situación “normal”, cuando se da ese pequeño delito -pero muy molesto para la víctima- es razonable que el detenido disponga de una defensa jurídica eficiente, que reciba un trato esmerado en su detención y un juicio justo. Pero hay dos situaciones en las que esta política de “paños calientes” deja de ser efectiva: en primer lugar, cuando ese mismo delincuente ha sido detenido más de 100 veces y todavía está esperando que le llegue la citación para el primer juicio. En segundo lugar, cuando no es un delincuente, sino miles y miles de delincuentes los que operan cada día en toda nuestra geografía nacional.

Otro ejemplo: parece razonable que un inmigrante que entra ilegalmente en España pueda explicar los motivos que le han traído por aquí, incluso que un juez estime que son razonables, después de oír la situación que se vive en su país y que logre demostrar que es un perseguido político o un refugiado. Y parece razonable que ese inmigrante disponga de asistencia jurídica, servicio de traductores jurados y de un espacio para vivir mientras se decide sobre su situación. Y eso vale cuando el número de inmigrantes ilegales es limitado, pero, desde luego, no es aplicable en una situación como la nuestra en la que se han acumulado en poco tiempo, otros 500.000 inmigrantes ilegales. No puede esperarse a que todos los trámites policiales, diplomáticos y judiciales, se apliquen a cada uno de estos 500.000 inmigrantes, salvo que se multiplique por 20 el aparato de justicia. Y es que, cuando una tubería muestra un goteo ocasional, no hay que preocuparse excesivamente, pero cuando esa misma tubería ha sufrido una rotura y el agua sale a borbotones, no hay más remedio que actuar excepcionalmente: llamar al fontanero, cerrar la llave de paso, avisar al seguro…

Podemos multiplicar los ejemplos: no es lo mismo cuando en los años 60, un legionario traía un “caramelo de grifa” empetado en el culo, que cuando las mafias de la droga se han hecho con el control de determinadas zonas del Sur. En el primer caso, una bronca del capitán de la compañía bastaba para cortar el “tráfico”, en el segundo, como no se movilice la armada o se de a las fuerzas de seguridad del Estado potestad para disparar a discreción sobre las narcolanchas desde el momento en el que no atienden a la orden “Alto”, el problema se enquistará. De hecho, ya está enquistado. Y el problema es que hay que valorar qué vale más: la vida de un narcotraficante o la vida de los que consumen la droga que él trae, los derechos de un capo mafioso o bien el derecho de un Estado a preservar la buena salud de la sociedad. Si se responde en ambos casos que lo importante es “el Estado de Derecho y su legislación”, incurriremos en un grave error de apreciación. Esas normas, se han establecido para situaciones normales. Y hoy, España -de hecho, toda Europa Occidental- está afrontando situaciones excepcionales.

Advertisement

Vayamos a otro terreno: el que Ceuta y Melilla estén sufriendo desde hace 40 años un proceso de marroquinización creciente, puede ser fruto de la proximidad de ambas ciudades a Marruecos y al deseo de los sucesivos gobiernos de España de no empeorar las relaciones con el único enemigo geopolítico que tiene nuestro país, el “enemigo del Sur”. Pero, cuando se sabe que el narcotráfico en Marruecos está regulado por el majzén y por personas próximas al entorno de la familia real marroquí, uno empieza a pensar que la situación no es “normal”. Esa sensación aumenta cuando se percibe con una claridad meridiana que el Ministerio del Interior español no despliega fuerzas suficientes para cortar de raíz el narcotráfico con Marruecos y que, incluso, boicotea a los policías y a las unidades más eficientes en su tarea. Ítem más: lo normal hubiera sido, por ejemplo, que España mantuviera su política exterior en relación al Sáhara inconmovible (las políticas exteriores fiables son las que no cambian, nadie confía en un país con una política exterior oscilante y variable). Pero Pedro Sánchez la cambió en el peor momento: sabiendo que perjudicaba a Argelia, nuestro principal proveedor de gas natural. Y, además, en un momento en el que el conflicto ucraniano suponía una merma en la llegada de gas natural ruso. Pero lo hizo. Luego ha ido entregando créditos sin retorno, cantidades de material de seguridad, ha permanecido mudo ante las constantes reivindicaciones de “marroquinidad” de Ceuta, Melilla y Canarias. Y esto mientras el ministerio del interior se negaba a reconocer que la comunidad marroquí encarcelada en prisiones españolas es más que significativa o que el número de delincuentes magrebíes es en gran medida responsable del repunte solo en 2023 de un 6% en la delincuencia. O que Marruecos es el principal coladero de inmigración africana a España. O el gran exportador de droga a nuestro país: y no solo de “cigarrillos de la risa”, sino de cocaína llegada de Iberoamérica y a la que se han cerrado los puertos gallegos. Sin contar los viajes de la Sánchez y Begoña a Marruecos… Y, a partir de todo esto, podemos inferir que hay “algo anormal” en las relaciones del pedrosanchismo con Marruecos. Demasiadas cuestiones inexplicables que permiten pensar que se vive una situación en la que “alguien” oculta algo y no tiene más remedio que actuar así, no porque sea un aficionado a traicionar a su propio país, sino porque en Marruecos alguien podría hundir a la pareja presidencial sin remisión. Sí, estamos hablando de chantaje a falta de otra explicación.

¿Seguimos? Se puede admitir que los servicios sanitarios españoles apliquen la “sanidad universal” y que cualquiera que sufra alguna enfermedad en nuestro país, sea atendido gratuitamente. Aunque, de hecho, en todos los países que he visitado de fuera de la Unión Europea, este “derecho” no era tal: si tenía algún problema, me lo tenía que pagar yo, y en muchos, se me ha exigido entrar con un seguro de salud obligatorio. Pero, cuando llegan millones de turistas o cuando España se ha convertido en una especie de reclamo para todo africano que sufre cualquier dolencia, es evidente que la generosidad puede ser considerada como coadyuvante del “efecto llamada” y que, miles y miles de personas querrán aprovecharse de ello. Todo esto en un momento en el que para hacer un simple análisis de sangre en la Cataluña autonómica hay que esperar dos meses y para hacer una ecografía se tardan nueve meses, sin olvidar que hay operaciones que se realizan con una demora de entre siete meses y un año. Una vez más, lo que es razonable en períodos “normales”, es un suicidio en épocas “anómalas”.

Hubo un tiempo “normal” en el que el gobierno español construía viviendas públicas. Ese tiempo hace mucho -décadas- que quedó atrás. Hoy, ni ayuntamientos, ni autonomías, ni por supuesto el Estado están interesados en crear vivienda: han trasvasado su responsabilidad a los particulares. “¿Tiene usted una segunda residencia?” Pues ahí puede ir un okupa. En Mataró -meca de la inmigración en el Maresme- hay en torno a medio millar de viviendas okupadas. Así resuelve el pedrosanchismo el “problema de la vivienda”… Esta semana se me revolvieron las tripas cuando un okupa que había robado la vivienda de una abuela de ochenta y tantos años, decía con chulería a los medios que “conocía la ley de los okupas”. Eso es hoy “normal”, lo verdaderamente anormal es que los vecinos y el enjambre de periodistas que acudió a cubrir el “evento”, no hubieran expulsado al par de okupas manu militari y restituido la vivienda a la que había sido vecina de toda la vida.

Un penúltimo ejemplo: si un régimen autonómico podía ser razonable en 1977 para Cataluña o el País Vasco, lo que ya no fue tan razonable fue lo que vino después de la mano de UCD: “el Estado de las Autonomías”, una verdadera sangría económica que se podría haber evitado.
Hubo un tiempo en el que se reconocían más derechos (“fueros”) a las provincias que habían demostrado más lealtad; hoy, en cambio, son las regiones que repiten más veces en menos tiempo la palabra “independencia”, las que se ven más favorecidas por el régimen autonómico. También aquí ocurre algo anómalo.

Y ahora el último: si se mira el estado de nuestra sociedad, de la economía de nuestro país, del vuelco étnico y antropológico que se está produciendo con una merma absoluta de nuestra identidad, si se atienden a las estadísticas que revelan el fracaso inapelable de nuestro sistema de enseñanza, el aumento no del número de delitos, sino especialmente del número de delitos más violentos, a la pérdida continua de poder adquisitivo de los salarios, al salvajismo de la presión fiscal y a la primitivización de la vida social, a la estupidez elevada a la enésima potencia vertida por los “gestores culturales”, a la corrupción política que desde mediados de los años 80 se ha convertido en sistémica, unida al empobrecimiento visible del debate político y de la calidad humana, moral y técnicas de quienes se dedican hoy a la política o a las negras perspectivas que se abren para la sociedad española en los próximos años, y así sucesivamente… lo más “anómalo” de todo esto que la sociedad española no reaccione y que individuos como Pedro Sánchez sigan figurando al frente del país y de unas instituciones que cada vez funcionan peor o, simplemente, han dejado de funcionar hace años.

Advertisement

Vale la pena que la sociedad española empiece a meditar con el hecho de que, si aspira a salir de su estado de crisis, no va a poder hacerlo por la “vía normal”. El cáncer está tan extendido que, hoy incluso podría dudarse de la eficacia del “cirujano de hierro” del que se hablaba hace algo más de 100 años. Lo único cierto hoy, es que, para salir de situaciones excepcionales, hacen falta, hombres excepcionales dispuestos a asumir medidas de excepción y a utilizar, de manera implacable, procedimientos de excepción que no serían razonables en situaciones “normales”, pero que son el único remedio cuando las cosas han ido demasiado lejos.

Esta reflexión es todavía más pertinente en el momento en que se ha rechazado la petición de extradición formulada por el gobierno de El Salvador, de un dirigente “mara” detenido en España. La extradición se ha negado con el argumento de que en el país dirigido por Bukele “no se respetan los derechos humanos”. Bukele entendió lo que hay que hacer para superar una situación excepcional: en dos años El Salvador pasó de ser el país más inseguro del mundo a ser un remanso de paz, orden y prosperidad. Porque, en una situación “normal”, los derechos de los ciudadanos, están por delante -muy por delante- de los derechos de los delincuentes. Priorizar los derechos de estos por encima de los de las víctimas, es precisamente, uno de los signos de anormalidad.

Se precisa una revolución. Nada más y nada menos. ¿Para qué? Para restablecer estándares de normalidad (esto es, todo lo que fortalece, educa y constituye el cemento de una sociedad), excluyendo todos los tópicos que nos han conducido a situaciones anómalas y que han demostrado suficientemente su inviabilidad. “Revolución o muerte”… sí, o la sociedad y el Estado cambian radicalmente, o se enfrentan a su fin. Tal es la disyuntiva.

 

Ernesto Milá. 

Advertisement

Continuar leyendo
Advertisement
Advertisement Enter ad code here