AD.- Mientras el astrofísico de la Universidad de Yale Fabio Pacucci lanzaba el interrogante acerca de las probabilidades de que el planeta Tierra caiga en el campo de succión gravitacional de un agujero​ negro supermasivo, Plataforma por Cataluña era engullida por el tsunami que está siendo Vox en las procelosas aguas del identitarismo nacional.

Lo confirmó el concejal de España 2000, Rafael Ripoll, en Alt News, el programa radial que conduce y presenta en Cadena Ibérica Santiago Fontenla: Plataforma Per Catalunya abandona Respeto y se prepara para integrarse en VOX.

En realidad no era una decisión difícil de prever. El camino de Plataforma por Cataluña ha sido muy tortuoso desde que en marzo de 2015 expulsara a su carismático líder y fundador, Josep Anglada, después de que los concejales de esta formación le apartaran y desvincularan del grupo municipal en el Ayuntamiento de Vic.

En la difícil tarea de explicar lo que para muchos carecía de explicación, PxC justificó la destitución de Anglada “por deficiencias” en su gestión presidencial. Lo paradójico es que lo dijeran los causantes del desastre electoral del partido en las elecciones municipales de 2015. PxC se quedó entonces a un paso de desaparecer en los municipios, al perder prácticamente el 90% de su representación territorial. Obtuvo solo ocho concejales, lejos de los 67 que en 2011, con Josep Anglada al frente. Tampoco es un dato menor que Anglada se quedara a las puertas de entrar en el parlamento catalán en los comicios regionales de 2010. Por todo ello, el vicense no tardó en hacer leña de la estrepitosa caída de su expartido, acusando de “fracasados” a los que promovieron su expulsión.

Con tan pésimo bagaje a cuesta, PxC se adhirió, en mayo de 2016, a la federación Respeto, junto a España 2000 y el Partido por la Libertad (PxL).

Ahora que las expectativas de la citada federación ha perdido fuelle por la irrupción de Vox, a los de PxC les ha faltado tiempo para abandonar el bergantín y solicitar a Vox un puesto menor en la tripulación del nuevo buque. El charneguismo plataformista no entiende de lealtades marinas. Como muestra, este botón: cuenta entre sus filas con antiguos camisas pardas que aspiran hoy a orbitar en torno a Rafael Bardají y Rocío Monasterio.

Anglada, entre tanto, observa y sonríe pícaramente. Ya mantuvo en 2014 que quien traiciona la confianza una vez, la traiciona siempre. “Las traiciones son dolorosas, en menor o mayor medida, nadie espera ser traicionado, y aquel que traiciona existe un alto porcentaje de probabilidades de que vuelva a traicionar”, ha manifestado sobre esta nueva vuelta de tuerca de PxC.

A la vista de tan inquietantes precedentes y de la escasa o nula fiabilidad de los dirigentes plataformistas, bien haría Vox en cubrirse las espaldas y hacer una profunda depuración. Porque si no lo hace, el tsunami pasará y lo que quedará será una marea de suciedad en la playa.