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Arzobispo Viganò: “La Santa Sede ha renunciado deliberadamente a la misión sobrenatural de la Iglesia para hacerse sierva del Nuevo Orden Mundial y del globalismo masónico”

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Carlo Maria Viganò.-

[C]omo ustedes saben, nosotros tenemos nuestra opinión particular sobre la religión, los dogmas y la espiritualidad. Del 6 al 8 de mayo del 2021, tendrá lugar la quinta Conferencia Internacional del Vaticano, titulada Explorando la Mente, el Cuerpo y el Alma. Unir para prevenir y Unir para curar. Una Iniciativa Mundial de Atención de la Salud: Cómo la Innovación y los Nuevos Sistemas de Prestación de Servicios Mejoran la Salud Humana. El evento está organizado por el Consejo Pontificio para la Cultura, la Fundación Cura, la Fundación Ciencia y Fe, y Stem for Life.

Michael Haynes de LifeSiteNews ha informado sobre los temas a tratar y los participantes, incluido el infame Anthony Fauci, cuyos escandalosos conflictos de intereses no le impidieron hacerse cargo de la gestión de la pandemia en Estados Unidos; Chelsea Clinton, seguidora de la Iglesia de Satanás y defensora acérrima del aborto; el gurú de la Nueva Era Deepak Chopra; Dame Jane Goodall, ambientalista y experta en chimpancés; los directores ejecutivos de Pfizer y Moderna; representantes de Big Tech; y una gran cantidad de abortistas, maltusianos y globalistas conocidos por el público en general. La conferencia ha reclutado a cinco destacados periodistas para que sean moderadores, que pertenecen exclusivamente a medios de comunicación de izquierda como CNN, MSNBC, CBS y Forbes.

Esta Conferencia, junto con el Consejo para el Capitalismo Inclusivo de Lynn Forester de Rothschild, el Pacto Mundial sobre Educación y el Panteón interreligioso que se celebrará en junio en Astana, Kazajstán, es la enésima confirmación escandalosa de una inquietante desviación de la actual Jerarquía, y en particular de sus más altos miembros romanos, de la ortodoxia católica. La Santa Sede ha renunciado deliberadamente a la misión sobrenatural de la Iglesia, haciéndose sierva del Nuevo Orden Mundial y del globalismo masónico en un contra-magisterio anticristiano. Los mismos Dicasterios Romanos, ocupados por personas ideológicamente alineadas con Jorge Mario Bergoglio y protegidos y promovidos por él, continúan ahora desenfrenados en su implacable labor de demoler la Fe, la Moral, la disciplina eclesiástica y la vida monástica y religiosa, en un esfuerzo que es tan vano como imprecedente por transformar a la Esposa de Cristo (Esposa de Cristo=la Iglesia) en una asociación filantrópica esclavizada por los Poderes Fuertes. El resultado es la super-imposición sobre la verdadera Iglesia de una secta de modernistas herejes y depravados que intentan legitimar el adulterio, la sodomía, el aborto, la eutanasia, la idolatría y cualquier perversión del intelecto y la voluntad. La verdadera Iglesia es ahora eclipsada, negada y desacreditada por sus mismos Pastores, traicionada incluso por quien ocupa el Trono más alto.

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El hecho de que la iglesia profunda haya logrado elegir a su propio miembro para llevar a cabo este plan infernal de acuerdo con el estado profundo ya no es una mera sospecha, sino un fenómeno sobre el que ahora es imprescindible hacer preguntas y esclarecer. La sumisión de la Cathedra veritatis a los intereses de la élite masónica se manifiesta en toda su evidencia, en el silencio ensordecedor de los Sagrados Pastores y en el desconcierto del Pueblo de Dios, abandonado a sí mismo.

Una demostración más de esta libido serviendi degenerada del Vaticano hacia la ideología globalista es la elección de oradores para dar testimonios y conferencias: partidarios del aborto, del uso de material fetal en la investigación, del declive demográfico, de la agenda pan-sexual LGBT, y por último, pero no menos importante, de la narrativa del Covid y las llamadas vacunas. El cardenal Ravasi, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, es ciertamente uno de los principales representantes de la Iglesia profunda y del progresismo Modernista, así como también un defensor del diálogo con la infame secta Masónica y un promotor del famoso Patio de los Gentiles. Por lo tanto, no es sorprendente que entre los organizadores del evento se encuentre la Fundación Stem for Life, la cual se define a sí misma con orgullo como «una organización no sectaria, no partidista y exenta de impuestos centrada en crear un movimiento para acelerar el desarrollo de terapias celulares».

En una inspección más cercana, el sectarismo y el partidismo de la Conferencia Vaticana se hacen evidentes por el tema que aborda, las conclusiones que busca sacar, sus participantes y sus patrocinadores. Incluso la imagen elegida para promocionar la Conferencia es extremadamente elocuente: un primer plano del fresco de la Creación de Miguel Ángel en el techo de la Capilla Sixtina, en el cual la mano de Dios Padre se extiende hacia la mano de Adán, pero con ambas manos cubiertas por guantes quirúrgicos desechables, recordando las regulaciones de la nueva “liturgia de la salud” e implicando que incluso el Señor Mismo podría propagar el virus.

En esta representación sacrílega, el orden de la Creación se subvierte en la anti-creación terapéutica, en la cual el hombre se salva a sí mismo y se convierte en el loco autor de su propia «redención» de salud. En lugar de la fuente purificadora del Bautismo, la religión Covid propone la vacuna, portadora de discapacidades y muerte, como único medio de salvación. En lugar de Fe en la Revelación de Dios, encontramos la superstición y el asentimiento irracional a preceptos que no tienen nada de científico, con ritos y liturgias que imitan la verdadera Religión en una parodia sacrílega.

Esta elección de imágenes tiene un tono aberrante y blasfemo, porque utiliza una imagen muy bien conocida y evocadora para insinuar y promover una narrativa falsa y tendenciosa que dice que en presencia de una gripe estacional, cuyo virus aún no ha sido aislado según los postulados de Koch (aquí) y que pueden curarse eficazmente con los tratamientos existentes, es necesario administrar vacunas que se admite que son ineficaces y que aún se encuentran en fase de experimentación, con efectos secundarios desconocidos, y cuyos productores han obtenido una escudo criminal de inmunidad para su distribución. Las víctimas inmoladas en el altar de la salud Moloch, desde niños desmembrados en el tercer mes de embarazo para producir el suero genético hasta las miles de personas que han sido asesinadas o mutiladas, no paran la máquina infernal de las Grandes Farmacéuticas, y se teme que se produzca un resurgimiento del fenómeno en los próximos meses.

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Uno se pregunta si el celo de Bergoglio por la diseminación del suero genético no está motivado también por razones económicas de base, como compensación por las pérdidas sufridas por el Vaticano y las Diócesis tras el encierro y el colapso de la asistencia de los fieles a la Misa y a los Sacramentos. Por otro lado, si el silencio de Roma sobre la violación de los derechos humanos y religiosos en China ha sido pagado por la dictadura de Beijing con prebendas sustanciales, nada impide la replicación de este esquema a gran escala a cambio de la promoción de las vacunas por parte del Vaticano.

Evidentemente, la Conferencia tendrá mucho cuidado de no mencionar ni siquiera indirectamente la enseñanza perenne del Magisterio sobre cuestiones morales y doctrinales de la mayor importancia. Por el contrario, el elogio adulador de la mentalidad mundana y la ideología imperante será la única voz, junto con el repertorio ecuménico amorfo inspirado en la Nueva Era.

Observo que en el 2003 el mismo Consejo Pontificio para la Cultura condenó la meditación del yoga y, de manera más general, el pensamiento de la Nueva Era como incompatible con la fe católica. Según el documento del Vaticano, el pensamiento de la Nueva Era “comparte con varios grupos de influencia internacional el objetivo de reemplazar o trascender religiones particulares para crear un espacio para una religión universal que pueda unir a la humanidad.

Estrechamente relacionado con esto está un esfuerzo muy concertado por parte de muchas instituciones para inventar una Ética Global, un marco ético que reflejaría la naturaleza global de la cultura, la economía y la política contemporáneas. Además, la politización de las cuestiones ecológicas ciertamente influye en toda la cuestión de la hipótesis de Gaia o el culto a la madre tierra” (2.5). Está de más decir que las ceremonias paganas con las que se profanó la Basílica de San Pedro en honor al ídolo de la pachamama encajan perfectamente en esa “politización de las cuestiones ecológicas” denunciada por el documento vaticano del 2003, y que hoy en día es promovida sine glossa por el llamado magisterio Bergogliano, comenzando con Laudato Sì y Fratelli Tutti.

En La Salette, Nuestra Señora nos advirtió: «Roma perderá la Fe y se convertirá en la sede del Anticristo». No será la Santa Iglesia, indefectible por las promesas de Cristo, la que perderá la Fe: será la secta que ocupará la Sede del Santísimo Pedro y que hoy vemos propagando el anti-evangelio del Nuevo Orden Mundial. Ya no es posible callar, porque hoy nuestro silencio nos haría cómplices de los enemigos de Dios y de la raza humana. Millones de fieles están disgustados por los innumerables escándalos de los Pastores, por la traición a su misión, por la deserción de aquellos que por las Ordenes Sagradas están llamados a dar testimonio del Santo Evangelio y no a apoyar el establecimiento del reino del Anticristo.

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Ruego a mis Hermanos en el Episcopado, sacerdotes, religiosos y de manera particular a los fieles laicos que se ven traicionados por la Jerarquía, que alcen la voz para expresar con espíritu de verdadera obediencia a Nuestro Señor, Cabeza del Cuerpo Místico, la denuncia firme y valiente de esta apostasía y de sus autores. Invito a todos a rezar para que la Divina Majestad se conmueva e intervenga en nuestra ayuda. Que la Santísima Virgen, terribilis ut castrorum acies ordinata, interceda ante el Trono de Dios, compensando con sus méritos la indignidad de sus hijos que la invocan con el glorioso título de Auxilium Christianorum.

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Opinión

No vivimos en la Arcadia Feliz, sino en tiempos de excepción. Por Ernesto Milá.

Ernesto Milá

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Ya he contado más de una vez que el “pare Valls”, el único padre escolapio al que llegué a apreciar, nos contaba cuando éramos párvulos, la diferencia entre “pecado venial” y “pecado mortal”. Y ponía como ejemplo la bata que llevábamos: cuando esa bata se manchaba por aquí o por allí, se lavaba y quedaba renovada, pero si, por el contrario, la bata estaba desgarrada, con costurones y remiendos por todas partes, desgastada por el uso, con manchas que se iban acumulando, no había remedio posible. Se tiraba y se compraba otra nueva. Aquel ejemplo se me quedó en la cabeza. Yo tenía entonces cinco años. Era 1957 y fue una de las primeras lecciones que recibí en el colegio de los Escolapios de la calle Balmes. Es hora de aplicar el mismo ejemplo a nuestro tiempo.

Hay situaciones “normales” que exigen abordarlas de manera “normal”. Por ejemplo, cuando alguien es detenido por un hurto. En una situación “normal”, cuando se da ese pequeño delito -pero muy molesto para la víctima- es razonable que el detenido disponga de una defensa jurídica eficiente, que reciba un trato esmerado en su detención y un juicio justo. Pero hay dos situaciones en las que esta política de “paños calientes” deja de ser efectiva: en primer lugar, cuando ese mismo delincuente ha sido detenido más de 100 veces y todavía está esperando que le llegue la citación para el primer juicio. En segundo lugar, cuando no es un delincuente, sino miles y miles de delincuentes los que operan cada día en toda nuestra geografía nacional.

Otro ejemplo: parece razonable que un inmigrante que entra ilegalmente en España pueda explicar los motivos que le han traído por aquí, incluso que un juez estime que son razonables, después de oír la situación que se vive en su país y que logre demostrar que es un perseguido político o un refugiado. Y parece razonable que ese inmigrante disponga de asistencia jurídica, servicio de traductores jurados y de un espacio para vivir mientras se decide sobre su situación. Y eso vale cuando el número de inmigrantes ilegales es limitado, pero, desde luego, no es aplicable en una situación como la nuestra en la que se han acumulado en poco tiempo, otros 500.000 inmigrantes ilegales. No puede esperarse a que todos los trámites policiales, diplomáticos y judiciales, se apliquen a cada uno de estos 500.000 inmigrantes, salvo que se multiplique por 20 el aparato de justicia. Y es que, cuando una tubería muestra un goteo ocasional, no hay que preocuparse excesivamente, pero cuando esa misma tubería ha sufrido una rotura y el agua sale a borbotones, no hay más remedio que actuar excepcionalmente: llamar al fontanero, cerrar la llave de paso, avisar al seguro…

Podemos multiplicar los ejemplos: no es lo mismo cuando en los años 60, un legionario traía un “caramelo de grifa” empetado en el culo, que cuando las mafias de la droga se han hecho con el control de determinadas zonas del Sur. En el primer caso, una bronca del capitán de la compañía bastaba para cortar el “tráfico”, en el segundo, como no se movilice la armada o se de a las fuerzas de seguridad del Estado potestad para disparar a discreción sobre las narcolanchas desde el momento en el que no atienden a la orden “Alto”, el problema se enquistará. De hecho, ya está enquistado. Y el problema es que hay que valorar qué vale más: la vida de un narcotraficante o la vida de los que consumen la droga que él trae, los derechos de un capo mafioso o bien el derecho de un Estado a preservar la buena salud de la sociedad. Si se responde en ambos casos que lo importante es “el Estado de Derecho y su legislación”, incurriremos en un grave error de apreciación. Esas normas, se han establecido para situaciones normales. Y hoy, España -de hecho, toda Europa Occidental- está afrontando situaciones excepcionales.

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Vayamos a otro terreno: el que Ceuta y Melilla estén sufriendo desde hace 40 años un proceso de marroquinización creciente, puede ser fruto de la proximidad de ambas ciudades a Marruecos y al deseo de los sucesivos gobiernos de España de no empeorar las relaciones con el único enemigo geopolítico que tiene nuestro país, el “enemigo del Sur”. Pero, cuando se sabe que el narcotráfico en Marruecos está regulado por el majzén y por personas próximas al entorno de la familia real marroquí, uno empieza a pensar que la situación no es “normal”. Esa sensación aumenta cuando se percibe con una claridad meridiana que el Ministerio del Interior español no despliega fuerzas suficientes para cortar de raíz el narcotráfico con Marruecos y que, incluso, boicotea a los policías y a las unidades más eficientes en su tarea. Ítem más: lo normal hubiera sido, por ejemplo, que España mantuviera su política exterior en relación al Sáhara inconmovible (las políticas exteriores fiables son las que no cambian, nadie confía en un país con una política exterior oscilante y variable). Pero Pedro Sánchez la cambió en el peor momento: sabiendo que perjudicaba a Argelia, nuestro principal proveedor de gas natural. Y, además, en un momento en el que el conflicto ucraniano suponía una merma en la llegada de gas natural ruso. Pero lo hizo. Luego ha ido entregando créditos sin retorno, cantidades de material de seguridad, ha permanecido mudo ante las constantes reivindicaciones de “marroquinidad” de Ceuta, Melilla y Canarias. Y esto mientras el ministerio del interior se negaba a reconocer que la comunidad marroquí encarcelada en prisiones españolas es más que significativa o que el número de delincuentes magrebíes es en gran medida responsable del repunte solo en 2023 de un 6% en la delincuencia. O que Marruecos es el principal coladero de inmigración africana a España. O el gran exportador de droga a nuestro país: y no solo de “cigarrillos de la risa”, sino de cocaína llegada de Iberoamérica y a la que se han cerrado los puertos gallegos. Sin contar los viajes de la Sánchez y Begoña a Marruecos… Y, a partir de todo esto, podemos inferir que hay “algo anormal” en las relaciones del pedrosanchismo con Marruecos. Demasiadas cuestiones inexplicables que permiten pensar que se vive una situación en la que “alguien” oculta algo y no tiene más remedio que actuar así, no porque sea un aficionado a traicionar a su propio país, sino porque en Marruecos alguien podría hundir a la pareja presidencial sin remisión. Sí, estamos hablando de chantaje a falta de otra explicación.

¿Seguimos? Se puede admitir que los servicios sanitarios españoles apliquen la “sanidad universal” y que cualquiera que sufra alguna enfermedad en nuestro país, sea atendido gratuitamente. Aunque, de hecho, en todos los países que he visitado de fuera de la Unión Europea, este “derecho” no era tal: si tenía algún problema, me lo tenía que pagar yo, y en muchos, se me ha exigido entrar con un seguro de salud obligatorio. Pero, cuando llegan millones de turistas o cuando España se ha convertido en una especie de reclamo para todo africano que sufre cualquier dolencia, es evidente que la generosidad puede ser considerada como coadyuvante del “efecto llamada” y que, miles y miles de personas querrán aprovecharse de ello. Todo esto en un momento en el que para hacer un simple análisis de sangre en la Cataluña autonómica hay que esperar dos meses y para hacer una ecografía se tardan nueve meses, sin olvidar que hay operaciones que se realizan con una demora de entre siete meses y un año. Una vez más, lo que es razonable en períodos “normales”, es un suicidio en épocas “anómalas”.

Hubo un tiempo “normal” en el que el gobierno español construía viviendas públicas. Ese tiempo hace mucho -décadas- que quedó atrás. Hoy, ni ayuntamientos, ni autonomías, ni por supuesto el Estado están interesados en crear vivienda: han trasvasado su responsabilidad a los particulares. “¿Tiene usted una segunda residencia?” Pues ahí puede ir un okupa. En Mataró -meca de la inmigración en el Maresme- hay en torno a medio millar de viviendas okupadas. Así resuelve el pedrosanchismo el “problema de la vivienda”… Esta semana se me revolvieron las tripas cuando un okupa que había robado la vivienda de una abuela de ochenta y tantos años, decía con chulería a los medios que “conocía la ley de los okupas”. Eso es hoy “normal”, lo verdaderamente anormal es que los vecinos y el enjambre de periodistas que acudió a cubrir el “evento”, no hubieran expulsado al par de okupas manu militari y restituido la vivienda a la que había sido vecina de toda la vida.

Un penúltimo ejemplo: si un régimen autonómico podía ser razonable en 1977 para Cataluña o el País Vasco, lo que ya no fue tan razonable fue lo que vino después de la mano de UCD: “el Estado de las Autonomías”, una verdadera sangría económica que se podría haber evitado.
Hubo un tiempo en el que se reconocían más derechos (“fueros”) a las provincias que habían demostrado más lealtad; hoy, en cambio, son las regiones que repiten más veces en menos tiempo la palabra “independencia”, las que se ven más favorecidas por el régimen autonómico. También aquí ocurre algo anómalo.

Y ahora el último: si se mira el estado de nuestra sociedad, de la economía de nuestro país, del vuelco étnico y antropológico que se está produciendo con una merma absoluta de nuestra identidad, si se atienden a las estadísticas que revelan el fracaso inapelable de nuestro sistema de enseñanza, el aumento no del número de delitos, sino especialmente del número de delitos más violentos, a la pérdida continua de poder adquisitivo de los salarios, al salvajismo de la presión fiscal y a la primitivización de la vida social, a la estupidez elevada a la enésima potencia vertida por los “gestores culturales”, a la corrupción política que desde mediados de los años 80 se ha convertido en sistémica, unida al empobrecimiento visible del debate político y de la calidad humana, moral y técnicas de quienes se dedican hoy a la política o a las negras perspectivas que se abren para la sociedad española en los próximos años, y así sucesivamente… lo más “anómalo” de todo esto que la sociedad española no reaccione y que individuos como Pedro Sánchez sigan figurando al frente del país y de unas instituciones que cada vez funcionan peor o, simplemente, han dejado de funcionar hace años.

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Vale la pena que la sociedad española empiece a meditar con el hecho de que, si aspira a salir de su estado de crisis, no va a poder hacerlo por la “vía normal”. El cáncer está tan extendido que, hoy incluso podría dudarse de la eficacia del “cirujano de hierro” del que se hablaba hace algo más de 100 años. Lo único cierto hoy, es que, para salir de situaciones excepcionales, hacen falta, hombres excepcionales dispuestos a asumir medidas de excepción y a utilizar, de manera implacable, procedimientos de excepción que no serían razonables en situaciones “normales”, pero que son el único remedio cuando las cosas han ido demasiado lejos.

Esta reflexión es todavía más pertinente en el momento en que se ha rechazado la petición de extradición formulada por el gobierno de El Salvador, de un dirigente “mara” detenido en España. La extradición se ha negado con el argumento de que en el país dirigido por Bukele “no se respetan los derechos humanos”. Bukele entendió lo que hay que hacer para superar una situación excepcional: en dos años El Salvador pasó de ser el país más inseguro del mundo a ser un remanso de paz, orden y prosperidad. Porque, en una situación “normal”, los derechos de los ciudadanos, están por delante -muy por delante- de los derechos de los delincuentes. Priorizar los derechos de estos por encima de los de las víctimas, es precisamente, uno de los signos de anormalidad.

Se precisa una revolución. Nada más y nada menos. ¿Para qué? Para restablecer estándares de normalidad (esto es, todo lo que fortalece, educa y constituye el cemento de una sociedad), excluyendo todos los tópicos que nos han conducido a situaciones anómalas y que han demostrado suficientemente su inviabilidad. “Revolución o muerte”… sí, o la sociedad y el Estado cambian radicalmente, o se enfrentan a su fin. Tal es la disyuntiva.

 

Ernesto Milá. 

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