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Opinión

¿Feliz 2020? Del “Santiago y cierra, España” al “se vende España por mi sillón”

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La última semanita, en teoría una llamada a la PAZ y la tranquilidad a que invita la celebración de la Santa Navidad, como fiesta cristiana que reúne a las familias en torno a la conmemoración del Nacimiento de Nuestro Señor, inicio de la Era Cristiana -el verdadero enemigo a batir para la progresía mundial-, no cabe duda de que ha sido cualquier cosa menos tranquila tras la nueva escenificación de acuerdos con la izquierda y el nacionalismo, para la venta por parcelas de España en que se ha transformado el famoso grito de guerra de nuestra Reconquista.

Venta agravada desde el, en mi opinión, flojo discurso genérico de Nochebuena de nuestro Rey Don Felipe VI, un canto a la “bondad humana” de los que tienen como primer objetivo cargarse la Monarquía, con sus “hay que”, “… tener una confianza firme en nosotros mismos y en España”, “… no caer en los extremos“, “… tener una conciencia clara y objetiva de nuestras fortalezas y debilidades“…, destacando “el deseo de concordia, la voluntad de entendimiento -¿se referiría a los de catalanes, vascos y demás nacionalismos incipientes que vienen detrás?- y la defensa y el impulso de la solidaridad, la igualdad y la libertad como principios vertebradores de nuestra sociedad, haciendo de la tolerancia y el respeto manifestaciones del mejor espíritu cívico de nuestra vida en común” -¿vive en España nuestro querido Borbón?-. En esta línea rescato unas frases de uno de esos escritos que circulan por las redes sociales de alguien que, como yo -y tantos españoles-, está preocupado por la actual situación de España y que se pregunta “¿Para quiénes habla el Rey, o mejor, un Rey en funciones?”.

El autor, al que no tengo el gusto de conocer, deja algunas interrogantes muy interesantes: “¿Cómo es que el Rey de España tiene libertad para hablar de la desigualdad laboral -cierta- entre hombres y mujeres y no de la desigualdad abrumadora entre los derechos de los ciudadanos catalanes constitucionalistas frente a los abusos supremacistas de los sediciosos -no menos cierta-?; ¿… para hablar de migraciones y la preocupación humanitaria que nos deben generar y no de los muros interiores por las barreras de ámbito laboral, social, sanitario, educativo, cultural, lingüístico… levantadas por los supremacistas catalanes?”; “¿… quien dice representarnos y nos insta a que perseveremos en lo que nos une dentro de la Constitución, silencia a las víctimas -hombres, mujeres y niños- de los racistas, que ni respetan la Constitución, ni a él mismo, que se le ríen en su cara?”; “Quien silencia el genocidio lingüístico perpetrado en Cataluña por las instituciones que deberían representar la Constitución, siendo quien más debería denunciarlo…, no es tibio, es cobarde. La lengua en la que declama y reclama nuestro respeto constitucional está prohibida de hecho en Cataluña y la misma Constitución prácticamente abolida. ¡Basta ya de milongas reales!”; “¿Nos está queriendo decir… que los constitucionalistas mejor que gritemos ‘Vivan las ‘caenas’, que él guarda el candado? ¿Es eso, Felipe?”. Y termina con una triste afirmación: “Podía haberse mimetizado con el paisaje y guardado silencio esta Navidad, …siempre será mejor un Rey en funciones que un Rey con las funciones de un cooperante político”.

En definitiva, y por desgracia, después de analizar las reacciones a mi artículo de la semana pasada y lo que acabo de reproducir, constato que hay muchos españoles que no estuvimos muy de acuerdo con ese mensaje “políticamente correcto” y que espero que no acarree un nuevo “hay que…”, en este caso, “… hacer las maletas, Letizia”.

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Empezaba la semana con el -cuando menos extraño- incidente protagonizado por la encargada de negocios de la Embajada española, acompañada al parecer por unos geos -Grupo de Operaciones Especiales de la Policía Nacional-, dicen que “cuatro, enmascarados, armados y con pasaportes falsos”, pero que -como los tres mosqueteros, que eran cuatro- algunas fuentes hablan de que “fueron seis sin que se tenga noticias del paradero de dos de ellos”. Y, para completar el esperpento -uno más de nuestra política reciente-, el ridículo diplomático o vayan ustedes a saber qué, la versión oficial española fue que se trataba de una “visita de cortesía” de nuestra representante en funciones de embajadora -a las 08:15 de la mañana, madrugadores nuestros “corteses” visitantes diplomáticos- a las dependencias de la Embajada mejicana donde, presuntamente, se encuentran asilados algunos miembros del derrocado gobierno boliviano -y bolivariano- de Evo Morales, acusados de sedición, tráfico de estupefacientes y evasión de capitales o algunas “fruslerías” de ese tenor. No falta quien dice que se trata de una operación ideada por el gobierno para vestir su imposibilidad de rescatar a esos presuntos delincuentes, como al parecer era una de las peticiones del socio podemita a su ahora “admirado” presidente en funciones. De la izquierda española en funciones o aspirantes a tocar poder se puede esperar cualquier cosa y el tiempo dará o quitará razones.

No menos sorprendente fue el comunicado oficial del Consejo directivo de la Asociación de Abogados del Estado del pasado día 29 -domingo para más inri- rechazando “cualquier intento de injerencia o presión y especialmente de amenaza que tenga por finalidad desvirtuar o condicionar el ejercicio de las funciones de la Abogacía del Estado. Los Abogados del Estado debemos actuar en nuestros escritos procesales e informes con estricta sujeción a criterios técnico-jurídicos. Somos profesionales del Derecho y servidores públicos por oposición que garantizamos desde 1881 el sometimiento a la Ley y al Derecho.

Eso es lo que nos une”, ante los ruidos mediáticos sobre las presuntas presiones del gobierno para que su pronunciamiento ante el Tribunal Supremo (TS), después de la “sentencia” del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), no molestara a sus implorados socios separatistas de ERC para el necesario apoyo o abstención del candidato a investir, habiéndose llegado a decir que ese pronunciamiento había sido filtrado previamente a su publicación oficial, lo que sería de traca. Un buen intento por evitar el evidente desprestigio al que este gobierno en disfunciones somete al que antaño fuera uno de los más valorados y prestigiados Cuerpos de la Administración del Estado. Lo cierto es que casi a última hora se deshojó la margarita de la citada Abogacía del Estado, cada día más la “Aborregada del gobierno” desde la sustitución de Edmundo Bal en el juicio del TS a los golpistas catalanes por Rosa Mª Seoane -al parecer más dócil a los deseos de Moncloa- que rebajó a “simple” sedición el delito cometido por los golpistas catalanes hoy condenados a penas de prisión e inhabilitación tras las insurrecciones del mes de Octubre de 2017 y la posterior declaración de la república catalana por apenas unos segundos, que su compañero de cuerpo consideraba como rebelión, que el propio doctor Plagio cum Fraude declaraba antes de que necesitara el apoyo de los traidores a España.

En relación a la mencionada sentencia del TJUE, escuchaba hace unos días la argumentación del juez José Antonio Vázquez Taín, autor del libro “Pulso al Estado”, que comparto. Para empezar decía que “es una sentencia para Junqueras” ni para España, “el país más democrático y garantista de Europa”, sino “para todos los países y para todos los implicados”. Lo que se pregunta al TJUE es “¿cuándo se adquiere la condición de eurodiputado y, por la tanto, la inmunidad?” y contesta de la forma más garantista posible “porque no hay una regulación que limite”. Con la sentencia lo que se plantea el TJUE es “¿si algún día hay alguien que no sea un delincuente sino un perseguido político que tiene la posibilidad de ser eurodiputado, no le vamos a amparar?”. Pero a la primera pregunta Oriol Junqueras añade su ilusión, “ya que se me va a conceder la inmunidad, quiero que se repita el juicio” y la respuesta es NO porque el juicio se ha celebrado correctamente. “El TJUE trata de garantizar que todos los eurodiputados de hoy, de mañana y de todos los años, tan pronto como sean elegidos, adquieran inmunidad porque no hay garantía de que todos los países europeos en el futuro sean democráticos y dice que la interpretación de esta sentencia le corresponde al TS y han salido a interpretarla -a su manera y conveniencia- todos los políticos”.

Desde esta perspectiva, la pregunta que no se hizo es ¿cuándo acaba la inmunidad?”. “Los jueces no podemos hacer muchas cosas hasta que nos dan competencias para ello. Junqueras y cinco más intentaron conseguir la inmunidad haciéndose diputados nacionales –uno senador- y se pregunta al Congreso y al Senado ¿estos señores por ser diputados son inmunes? y la respuesta fue NO, ya que están procesados” luego ya no tienen inmunidad. Entonces dan un paso más y “tratan de obtenerla como eurodiputados, pero el artículo 9 del protocolo de la UE que declara la inmunidad dice: “en su país, tendrán la misma inmunidad que los diputados y senadores de ese país”, luego ya está contestado”. La sentencia del TJUE no puede entrar en la condena y sentencia del TS porque no se le ha preguntado, y por tanto Junqueras sigue condenado y ”lo que ha dicho la Fiscalía es que si el TJUE quiere reconocer la condición de eurodiputado, notifíquesele la sentencia para que vea que según la Justicia española está inhabilitado”. “Ante ello el TS, que es el que hace la pregunta -no la defensa de Junqueras-, que se podía haber ahorrado, tenía un recurso de súplica”. “Podía haber dado la consulta por decaída, pero fue garantista y cursó la pregunta, pero una cosa es que se le tenga que reconocer la condición de eurodiputado y, por tanto, de inmunidad y otra que ello implique una impunidad, que no la tiene, máxime cuando ya ha sido condenado”. “En la misma línea, la Fiscalía dice que si Puigdemont viene a España tendrá la misma inmunidad que cualquier diputado o senador español y si está condenado o imputado será detenido”, añade y digo yo en esa línea, hagamos la extrapolación a cualquier otro tipo de delincuente que por el hecho de ser parte de una lista electoral adquiriese inmunidad y pudiera campar a sus anchas para ver el recorrido del asunto, pero eso no interesa a algunos políticos y sus medios. Así pues, los condenados e imputados “serían” eurodiputados y España tendrá que pedir el suplicatorio, algo que nunca se ha denegado por el Parlamento Europeo.

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Lo último fue el nuevo acuerdo entre los dos socios preferentes con la declaración de PabLenin el bolivariano de que “estamos encantados de que Pedro Sánchez sea nuestro presidente”, aunque de la observación de sus miradas y gestos ninguno de los dos debería estar muy tranquilo, y después la nueva venta de la parcela vasco-navarra a las pretensiones del PNV. Tras eso parece que se convoca el debate de investidura en plena cabalgata de Reyes Magos -a ver qué traen al respecto sus Majestades- aunque queda una última carta en la manga que es el pronunciamiento, el próximo día 3, por la Junta Electoral Central sobre la inhabilitación de Junqueras de acuerdo con la sentencia del TS, que sería lo lógico y ya veremos qué reacción tiene ERC que se agarra a regañadientes a la investidura porque sabe que no va a tener una ocasión más propicia de volver a intentar su golpe.

En fin, aunque ya sé que llorar por la leche derramada no conduce a nada, ¡qué bonito hubiera sido asistir al destierro por una larga temporada del PSOE tras los batacazos de Rubalcaba en 2011 y los de Sánchez en 2015 y 2016 que acabaron con el doctor Plagio cum Fraude fuera de la escena política!
De momento, estoy pensando cambiar el nombre de un grupo que hice en Facebook en 2008 en relación con José Luis Rodríguez, que acabó dando resultados en 2011 y activarlo ahora como “Hay que echar a Sánchez como sea”, la coletilla que tanto le gustaba al asesor de Maduro, Morales y Cía.

Pese a todo, ¡FELIZ 2020, amigos lectores! España es Una, Grande y, pese a algunos, Libre.

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Opinión

La última bala de Sánchez: “Currarse la página de la pena”. Por Ernesto Milá

Ernesto Milá

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Así se llama en términos carcelarios, así se llama el último intento de mejorar la situación durante una condena: “currarse la página de la pena”. Es lo que está haciendo Pedro Sánchez con su carta en la que “estudia dimitir por amor a Begoña”. En realidad, si se lee la carta, se percibe con mucha más claridad que intenta polarizar aún más al país. De hecho, desde la presentación (“Carta a la ciudadanía”) se percibe que esta carta no es más que la apertura de la campaña electoral en Cataluña y en las europeas. Podemos estar, claro, equivocados y, a fin de cuentas, lo que pretenda Sánchez es “librarse de tanto sufrimiento” por los ataques que se vienen repitiendo contra él y su mujer -justificados, por otra parte- en los dos últimos meses. Veamos las distintas alternativas.

¿SÁNCHEZ VA DIMITIR?

TODO LO QUE AVALA UNA RESPUESTA AFIRMATIVA

No puede olvidarse el contexto en el que ha aparecido esta carta, caracterizado por:

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A.- La reapertura en Francia de la investigación sobre las filtraciones del programa Pegasus: si bien en España, Sánchez controla a la fiscalía, no puede hacer nada contra una investigación iniciada en Francia. En España, la filtración de Pegasus se llevó por delante a la directora del CNI. Poco más. Y la cuestión es muy grave, de hecho, es gravísima: un país, inicialmente “amigo” -Marruecos- utiliza un programa para espiar las conversaciones telefónicas del gobierno español. Desde que se supo, el problema no es el hecho en sí, sino lo que “sabe” la inteligencia marroquí sobre Pedro Sánchez.

Pegasus es importante y significativo por dos elementos:

1) Fue a partir de entonces cuando cambió significativamente la política del gobierno en relación al Sahara, mostrándose favorable a Marruecos y rompiendo con Argelia. La política de apoyo a la resolución de la ONU que proponía un referendo para la población saharaui, había sido constante y tradicional en todos los gobiernos de España desde la transición. Romperla, implicaba también, ofender a Argelia, primer exportador de gas natural a España, en el peor momento: cuando había estallado el conflicto ucraniano. El cambio de política sobre la cuestión del Sáhara era, por tanto, injustificable, contrario a los hábitos diplomáticos y opuesto en sus consecuencias a los intereses de España.

2) Pegasus es un programa espía de patente israelí, aupado por el Mosad. Este elemento es importante: la crisis actual coincide con un momento en el que Sánchez -huyendo de su creciente impopularidad en España- ha asumido el rol de “misionero internacional para el reconocimiento del “estado palestino”. Esto le ha supuesto un aumento de su prestigio en la escena internacional, pero también el odio eterno de Israel. En realidad, el Mosad, lo que ha hecho con Pegasus no ha sido otra cosa que extender su influencia en dirección a otros servicios de inteligencia internacionales. El de Marruecos, por ejemplo. Es posible, incluso, que el propio programa, en su concepción, permita a Israel acceder a los mismos conocimientos que obtiene quien lo ha comprado. Si esto es así -y es muy posible que lo sea- lo que “sabe” Rabat de Sánchez, lo sabría también el Estado de Israel.

B.- La comisión de investigación sobre el “Caso Koldo” en el Senado. La endiablada situación política española después de que el PP se impusiera en votos y escaños en las pasadas elecciones, pero Sánchez consiguiera el apoyo de los partidos de izquierda, nacionalistas e independentistas para ser elegido presidente, a cambio de realizar concesiones ilimitadas, ha precipitado el que, tras conocerse el “Caso Koldo” se creara una “comisión de investigación” en el Senado, controlado por el PP. A pesar de las limitaciones de estas comisiones (y de que, hasta ahora, nunca han aclarado nada) , lo cierto es que la comparecencia de Salvador Illa hizo que aumentaran las sospechas de complicidad de la presidencia en la “trama Koldo”. Este hecho no se escapó a los periodistas que constataron la inseguridad con la que Illa contestó algunas preguntas y no estuvo en condiciones de responder satisfactoriamente al hecho de que recibiera en su despacho ministerial a alguien como ”Koldo”, que no era oficialmente, más que un chófer-guardaespaldas de otro ministro.

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Y esto es importante por dos factores:

1) Por que Illa es el candidato que encabeza la lista en las próximas elecciones autonómicas a Cataluña a celebrar en el mes de mayo. La declaración ante el senado y las reacciones de la prensa, inevitablemente suscitarán una caída en sus expectativas de voto. Sánchez, con su amenaza de dimisión, habría querido recuperar el terreno perdido, especialmente con sus socios parlamentarios (ERC se mostró muy hostil a Illa en la comisión).

2) La amenaza de dimisión, también era una forma de decirles: “Si me voy yo, os quedáis sin amnistía y el que venga detrás, seguro que no es da tantas facilidades como os doy yo”. Así trataría de evitar, de una vez por todas, nuevos chantajes parlamentarios por sus socios en cada votación. Y si los socios valoran la situación verán que, con un PP en la Moncloa, condicionado por los votos de Vox (aunque no formara parte del gobierno), la situación de privilegio de la que gozan nacionalistas e independentistas, concluiría abruptamente.

C.- Ni el “Caso Begoña”, ni el “Caso Mascarillas” han concluido. En ambos casos, la prensa está en estos momentos trabajando en distintas líneas. Estas investigaciones llevan su tiempo. Ningún medio está dispuesto a jugarse una querella multimillonaria por difamación, ni del presidente, ni de Begoña, ni de los ministerios afectados por estos casos. En otras palabras: de la misma forma que, judicialmente, estos casos están solamente en sus primeras fases de investigación, en lo que se refiere a los medios de comunicación, hay mucho más material todavía no publicado (y que, sin duda, irá deslizándose por goteo en las próximas semanas y meses) que comprometería gravemente la posición y las afirmaciones del gobierno.

Todo esto es importante por dos factores:

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1) En el “Caso Koldo” están implicados altas autoridades del Estado (la número tres del Estado, la presidenta del Congreso, Francina Armengol que durante la pandemia era presidenta de la Comunidad Autónoma Balear), varios ministerios y varios presidentes de comunidades autónomas entonces gobernadas por el PSOE. Pero todavía es más grave el contexto en el que se produjo el “caso”: una pandemia que el propio gobierno, tras la manifestación feminista del 8 de marzo, declaró el “confinamiento”, generó una campaña de terror primero en torno a la peligrosidad del virus, aplicó los protocolos de la OMS para tratar la enfermedad (que hoy se tiene la convicción de que contribuyeron a aumentar la víctimas) y, para colmo, recomendó una vacuna (no obligatoria pero sí en la práctica para aquellos que querían viajar al extranjero y para los trabajadores de empresas importantes) cuyas secuelas explican la inflación de muertes que se ha producido con posterioridad y, que el propio ministro Illa promocionó mostrando una fotografía de “cómo se vacunaba”… a pesar de que declaró en la comisión de investigación del senado que él “no se había vacunado”.

2) El “Caso Begoña”, abierto por un juzgado madrileño después de una denuncia de “Manos Limpias”, es inédito en la historia política del mundo civilizado. Todas las mujeres de presidentes, simplemente, o no habían actuado en política o si habían actuado era presentándose como candidatas en una lista electoral (casos de la esposa de Felipe y de la esposa de Aznar). Pero el hecho de que Begoña correteara en once ministerios del gobierno de su marido y obtuviera buenos contratos, subvenciones y beneficios para empresas que “asesoraba” resulta inédito en cualquier concepto democrático. A eso se le llama sospecha de “tráfico de influencias”. Sospecha, por otra parte, fundada. Siendo todavía más grave porque en algunos de los casos investigados las subvenciones eran con fondos europeos. Y, el problema para Sánchez es que las gestiones de su esposa fueron realizadas con una sensación total de impunidad y dejaron rastros suficientes (de momento, dos cartas firmadas por ella, de “recomendación”) que permiten seguir la pista con facilidad.

D.- El fracaso del contraataque socialista ante la corrupción. A partir de conocerse el “Caso Koldo” y sus ramificaciones y despuntar las primeras informaciones del “Caso Begoña”, los socialistas cometieron un error doble de comunicación: en primer lugar, desempolvaron casos ya vistos y juzgados de corrupción que afectaban al PP. Era una forma de decir “y tú más” y creer que así se desactivaba la información. En segundo lugar, trataron de crear un caso que afectara al PP allí en donde más le duele a Sánchez: en Madrid. Aprovechando que Isabel Díaz Ayuso era uno de esos empresarios oportunistas a la caza de buenos negocios a la sombra de la administración, el PSOE creó el “Caso Ayuso-Mascarillas”, pensando que contrapesaría al “Caso Koldo”. Sin embargo, la desproporción entre los dos casos pronto fue evidente: las acusaciones contra González Amador, tenían que ver con impagos a hacienda por ventas de mascarillas, antes de que fuera pareja de Díaz Ayuso. Y, además, ya se había pactado con Hacienda la resolución del caso para evitar el juicio. Aquí, fue donde se comprobó también la colaboración del Fiscal General en la ofensiva del PSOE, filtrando fría, deliberadamente, datos sobre un ciudadano privado que había reglado su situación con Haciendo. No había más vuelo para el “Caso Ayuso-Mascarillas”. De hecho, jamás existió. Mientras, se seguían filtrando más y más datos sobre los casos “Begoña” y “Koldo”.

Y esto es importante por dos elementos:

1) El fracaso del “y tú más” y el poco recorrido de los ataques contra Díaz Ayuso, evidenciaban la necesidad para el PSOE de cambiar de estrategia, pero también el reconocimiento de que, a medida que avancen los trámites judiciales, la situación empeoraría para los procesados. Y el resultado final sería una agonía mediática que implicaría el agotamiento electoral del PSOE, imposible de compensar -a la vista del aumento desmesurado de la deuda pública española en los tres últimos años y de la negativa de la UE a crear “bonos de deuda europeos”- con la “naturalización” de unas cuantas decenas de miles de inmigrantes. El problema es que, a la vista de lo que se ha publicado sobre estos casos de corrupción, de lo que los medios están investigando en este momento y de lo que el propio Sánchez conoce y que aun no ha salido a la superficie, era imposible afrontar un contrataque eficiente.

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2) El último error de Sánchez ha sido precisamente su “carta” en el que amenaza con su dimisión. La carta es hoy primera plana en todos los medios de comunicación europeos que, gracias a ella, además de referenciarla se han visto obligados a explicar lo que está siendo el “Caso Koldo”, el “Caso Begoña”, los avances mediáticos y judiciales, la comisión de investigación del Senado, etc, elementos todos ellos que habrían pasado desapercibidos para la opinión pública europea, de no ser por la dichosa “carta”. Esto hace que, cada vez más, las puertas de la UE se le vayan cerrando al pedrosanchismo. El electorado alemán y, mucho más especialmente, los gobiernos europeos de derecha, empezando por el italiano, van a permitir que llegue a España un solo euro comunitario que tiene muchas posibilidades de ser empleado en no llegar a los destinos para los que ha sido enviado, y perderse en los bolsillos próximos al gobierno español.

  1. La mala situación general económico-social de España. Mientras la UE había habilitado planes de “reactivación” económica posteriores a la pandemia, mientras se podían enmascarar las cifras y alardean de que la economía española “iba como una moto”, trucando incluso las cifras del pero, acallando el descontento social con promesas electorales y la demencial política de inmigración insuflando más y más fondos para la “integración” de los inmigrantes, regando a ONGs mafiosas con más y más millones para que ejecutaran su tarea de “taxis” para aumentar el número de inmigrantes, y mientras una parte de los medios recibía jugosas subvenciones a condición de difundir “beneficios” de las políticas gubernamentales y ocultar las cifras problemáticas (el déficit que ha llegado en marzo de 2024 a 1,6 billón de euros), Sánchez podía mantenerse en la Moncloa. Pero, en los últimos meses, el aumento de la criminalidad -especialmente de los delitos más graves: violaciones, asesinatos y robos con violencia-, la constatación de que zonas del país, en el sur, ya están en manos de las mafias de la droga y de que estas actúan impunemente, ante la mirada indiferente de Marlaska, y por ahí pasa, no solo hachís e inmigración, sino también toneladas de cocaína llegada a Marruecos, el cambio de actitud alemana hacia la entrega de fondos al gobierno español, el malestar por el aumento de una inmigración innecesaria, incontrolada y peligrosa, las molestias insólitas que esto crea en el día a día de la sociedad a causa de sus costumbres culturales y antropológicas que no están dispuestos a renunciar, la demostración de que la cifra de parados está un millón por encima de las cifras oficiales, el hundimiento en la venta de pisos, de coches eléctricos, los intentos del gobierno de controlar más y más empresas del Ibex, etc, etc, etc. Todo ello pinta un cuadro catastrófico del país.

Esto es importante por dos factores:

1) Todo esto, quizás, por separado, pudiera tener alguna solución (ser enérgico en la lucha contra la delincuencia, repatriaciones masivas empezando por inmigrantes que hayan cometido delitos, austeridad en el gasto público, reducción de las dimensiones de la administración, etc), pero juntos son de imposible solución especialmente para un gobierno en minoría y con problemas de autoridad, corrupción, dependencia de socios parlamentarios verdaderos chantajistas. Y, el gran problema es que, antes o después, está situación se evidenciará en toda su crudeza (como ha ocurrido en Argentina: “no hay plata”). El cambio de actitud de la UE en relación a España y el cierre del grifo han marcado ese momento en el que el realismo tenderá a imponerse y los “hombres de negro” exigirán medidas drásticas que afectarán, especialmente, a las pensiones, generando un vuelco en las intenciones de voto.

2) El nivel de la deuda española es tal que no solamente compromete el desarrollo y las inversiones en los próximos años, sino que supone una losa para las futuras generaciones y esto en un país multiétnico en el que los nacidos fuera de España y sus hijos, son ya la cuarta parte del total de la población. Ni en las elecciones generales de 2023, ni en las autonómicas que se están celebrando desde enero, ningún partido -salvo Vox- han hablado de lo que debería ser el primer punto de un programa de gobierno responsable: “reducción del gasto público”. De entre todos los rubros, la estructura autonómica del Estado y el gasto global generado por la inmigración (incluidos los gastos judiciales, policiales, los subsidios, el coste de los MENAS y de su mantenimiento, etc), junto con el dinero que se filtra en las redes de corrupción y la financiación de chiringuitos en forma de ONGs, constituyen las partidas mayores de las que podía prescindirse… si el gobierno tuviera autoridad y voluntad. Pero carece de ambas cosas.

Pues bien, el reconocimiento de todos estos elementos, son los factores que avalan una respuesta afirmativa a la pregunta de si la carta de Sánchez amenazando con dimitir evidencia una voluntad auténtica. Todo lo dicho anteriormente son factores problemáticos y de casi imposible solución y, por tanto, avocan al pedrosanchismo a una larga agonía. El presidente con su carta anunciando que “medita su dimisión hasta el lunes”, no habría hecho otra cosa que reconocer la triste realidad de un gobierno -su gobierno- que ha fracasado estrepitosamente y que deja al país en una situación caótica y polarizada. Ahora bien…

¿SÁNCHEZ VA DIMITIR?

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TODO LO QUE AVALA UNA RESPUESTA NEGATIVA

… Dejar las cosas así es no reconocer ni lo que es el pedrosanchismo, ni los rasgos de su dolencia psicológica: un psicópata nunca reconoce sus errores, son los otros los que cometen errores, son los otros los que no le dejan hacer lo que él quiere, son otros los que le impiden realizar su ego. Y, allí donde una persona normal dimitiría, Pedro Sánchez, arrastrado por su conformación mental, tenderá a llegar hasta el final. No es que prefiera “morir matando”, es que prefiere que “muera todo un país, a dimitir”. Desgraciadamente, la democracia electoralista es, más que cualquier otro régimen, aquel que presta más facilidades para que un psicópata llegue al poder. Le permite utilizar su altísima capacidad para la mentira, para encandilar momentáneamente al electorado; apoyado por los medios, transmite un look de sí mismo que es, como el look de todos los psicópatas, artificial y que tarda poco en diluirse. Sitúa su ego por encima de todos los demás, no siente -no puede sentir- ningún tipo de empatía con nadie: ni con su esposa, ni con su partido, ni con su país, ni con sus partidarios. Y si hay rastros empáticos se trata solamente de simulación. Estas pulsiones negativas aumentan desde el momento en que se ve atacado, ridiculizado, insultado, silbado en sus apariciones públicas. Su bilis se multiplica y su odio aumenta. Piensa estrategias para combatir a sus adversarios, pero el psicópata no suele ser muy inteligente: su Ego le impide ver la realidad y actuar razonablemente ante ella.

No creemos, por tanto, que Sánchez vaya a dimitirTodo lo dicho en el parágrafo anterior, valdría para que una persona normal, simplemente, se suicidara (el presidente de Brasil, Getulio Vargas, lo hizo cuando estalló un ínfimo caso de corrupción que aquí no pasaría de un juicio de faltas; el presidente boliviano Germán Bush, así mismo, se suicidó al ver que encontraba dificultades creciente para imponer su proyecto político; incluso en 1993, un correligionario de Sánchez, Pierre Bérégovoy, primer ministro del gobierno del presidente Mitterand, se suicidó al saberse que había recibido un préstamo de un millón de francos para comprarse un apartamento…). Pero estos precedentes no valen para Sánchez. Está hecho de otra pasta.

Así pues, la carta de Sánchez amenazando con dimitir puede estar motivada por cinco intenciones que, en el fondo, son una: la decidida voluntad de aferrarse, con uñas y dientes, al cargo, de situar su ego por encima de los intereses de su partido, de su país y de las generaciones futuras. Estas intenciones son:

1) “Currarse la página de la víctima”.- Se trata de un cambio de estrategia: dado que la campaña del “y tú más”, ha mostrado una eficacia muy limitada; dado el fracaso de su ofensiva contra la presidenta de la Comunidad de Madrid; dada la certidumbre de lo que puede ir apareciendo, Sánchez ha optado por presentarse como víctima: él y Begoña. Sería como uno de esos personajes del cine negro, el “falso culpable” que es perseguido, amenazado, encarcelado, pero que, al final logra demostrar su inocencia. En sus contactos con el independentismo, ha comprobado que el victimismo tiene su público y que, por el simple hecho de presentarse como víctima, él y su pareja se hacen acreedores de apoyo, cariño y ternura.

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2) Movilizar voluntades.- La oposición, desde el inicio de la legislatura, aprovechando el asunto de la amnistía a Puigdemont y a los indepes catalanes, ha realizado varias movilizaciones masivas. Sánchez, en todo este tiempo, cada vez que Sánchez ha asistido a algún acto público se ha visto abucheado e insultado: “Por siete votos tienes el culo roto”, no ha sido una excepción, sino la postrera muestra del “fervor popular” que le rodea cada vez que sale de la Moncloa. No hay más abucheos porque la guardia de corps de Marlaska sitúa las barreras para el público a 200 y 300 metros de donde se encuentra el presidente. Era necesario que sus partidarios tuvieran una ocasión de mostrar su apoyo al presidente. Y esa es otra de las cosas que busca: una riada de “adhesiones inquebrantables”.

3) Poner a sus socios ante el abismo.- Con un Puigdemont que repite que tiene “cogido por los huevos” a Sánchez, con una ERC que repite que “el gobierno hace lo que nosotros queremos”, con un Bildu que se jacta del reconocimiento público y el blanqueo que le depara Sánchez, todos los cuales están dispuestos a apoyarle en cada votación siempre y cuando reciban algo a cambio, es evidente que no puede cerrarse, ni los presupuesto de 2024, ni siquiera la legislatura. Por tanto, Sánchez habría decidido plantear un órdago a sus socios: “Si me voy, vosotros caéis también”, “Si me voy, no habrá amnistía”, “Si me voy, la posibilidad del federalismo se aleja para siempre”.

4) Polarizar a la sociedad española.- Este elemento siempre ha estado presente desde el inicio de esta legislatura, pero en su carta, Sánchez lo convierte en uno de los elementos centrales: él es el que cierra el paso a la derecha (“No pasarán”), él es el que defiende el progreso frente a los “extremistas de derecha”, olvidando que, las revelaciones en su contra, una vez más, no han sido difundidas ni por la “derecha”, ni por la “extrema-derecha”, ni por el “fascismo”, sino por medios de prensa independientes y no sometidos a su férula. Sabe que si convence a la sociedad española de que existe una “galaxia fascista” que conspira contra él, es susceptible de obtener el apoyo de la otra parte de la sociedad en forma de izquierdas, nacionalistas e indepes. Una vía peligrosa que conduce directamente a la guerra civil.

5) Impedir un descalabro de la izquierda en las elecciones europeas.- Sánchez piensa en el futuro. Es consciente de que la izquierda europea va a sufrir un revés importante en las próximas elecciones europeas de junio. Si logra que la candidatura socialista mantenga sus posiciones en España, piensa que, así podrá dar el salto a Europa y convertirse en líder de la izquierda europea. Tenía esa ambición en Iberoamérica a través del Grupo de Puebla, pero las constantes derrotas en los dos últimos años de esta opción (que ha perdido el poder en unos países -Argentina, Portugal, Ecuador, Perú, Salvador- y se muestra completamente deteriorada en otros -Chile, Colombia, Brasil-), le inducen a mirar de nuevo en Europa. Y lo está intentando a través de esa “misión” diplomática que se autoarrogado para el reconocimiento del “estado palestino”.

¿SÁNCHEZ VA DIMITIR?

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TODO ES POSIBLE EN EL PEDROSANCHISMO

Hace poco decíamos que Sánchez gobierna porque 7.821.000 españoles, de mayores, les gustaría ser como él. Mentiroso, desplazándose en Falcon a comprar tabaco, entre lujos orientales, acumulando patrimonio, sin escrúpulos de ningún tipo, habiendo logrado su proyecto personal por encima de cualquier cosa… Por eso le votan. Sánchez no es un accidente en la historia de España, es el resultado de la entronización de un modelo humano promovido desde los años 80No debe extrañarnos nada de lo que haga o decida. De hecho, no decide él, sino sus vísceras.

Pero la cuestión es si la carta refleja una actitud real o bien es mera simulación.

Tendemos a creer que es ambas cosas a la vez: incluso los psicópatas de manual experimentan momentos de flaqueza, se sienten vacíos, perciben el odio que generan y la situación que les lleva a un callejón sin salida. Algo de todo esto se refleja en la propia carta. Pero, junto a esto, las vísceras de Sánchez reaccionan y aspiran a la “solución final”: o él o el caos. Para seguir debe suscitar entusiasmos en sus partidarios, miedo en sus aliados y salidas de tono en la oposición. Debe conseguir hacer creíble su mensaje, desplazarlo del agujero de corrupción en el que se encuentra su partido y su núcleo familiar, “currándose la página de la pena”.

Se ha dado un tiempo para pensar. En el curso de estos cuatro días, del 25 al 29, veremos las reacciones de los medios y de la sociedad, de sus partidarios y de sus detractores. Pero todo esto servirá de poco: actuará según sus vísceras. Incluso aunque amagara con dimitir, unas horas después podría cambiar de opinión.

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Sánchez no necesita asesores, precisa psiquiatras. Y este país también.

 

Ernesto Milá. 

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