Opinión
Pablo VI y la Encíclica Humanae Vitae: ahí empezó todo
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3 años agoon
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Redacción
En 1965, Pablo VI dejó claro que también había normas en la cama. Y eso sí que no.
No, ni mucho menos, el principio del mal no son los católicos Joe Biden y Nancy Pelosy, estos dos personajes solo son la consecuencia, aunque una consecuencia muy influyente por los cargos que ostentan en la nación más poderosa del planeta. No, no son ellos el principio del mal, porque todo empezó mucho antes, concretamente, el 25 de julio de 1968. Ese día comenzó a cambiar de bando un número considerable de católicos en la batalla de las dos ciudades, en el combate entre el cielo y el infierno. Y desde el 25 de julio de 1968 hasta el día de hoy, ha ido en aumento ese número de católicos que han renunciado al título de criaturas de Dios, porque quieren ser como dioses. Desde entonces han sido tantos y tantos los católicos que han cambiado de bando que, a falta de saber cifras exactas, a veces da la impresión de que ahora ya son mayoría dentro de la Iglesia.
El hereje de antes abandonaba la Iglesia, el de ahora se queda y pretende sustituir al Espíritu Santo
Sí, he dicho dentro de la Iglesia porque si en casi veinte siglos los herejes se habían comportado como auténticos desertores, abandonando la Iglesia, la deserción que comenzó el 25 de julio de 1968 es distinta a lo que había sucedido durante dos mil años, porque desde entonces estos peculiares herejes se han quedado dentro de la Iglesia, obedeciendo la estrategia del Modernismo, condenado por San Pío X.
Desde su origen, en el pontificado de San Pío X, así actuaron los impulsores del Modernismo, un conjunto de clérigos entre los que destacaban el sacerdote Alfred Firmin Loisy (1857-1940) en Francia, el jesuita George Tyrrel (1861-1909) en Inglaterra, el profesor del seminario romano Ernesto Buonaiuti (1881-1946) y el sacerdote italiano Romolo Murri (1870-1944).
Eran pocos, muy pocos, pero dejaron sentir su influencia entre los católicos, en primer lugar por su condición de clérigos de quienes dependen muchas almas y, además, porque a diferencia de lo acostumbrado por los herejes de abandonar la Iglesia, lo propio de los seguidores del Modernismo es permanecer dentro de ella, pues el modernista considera que es su misión reformar la Iglesia de acuerdo con su propio pensamiento. Así por ejemplo, el modernista en su concepción dialéctica concibe la coexistencia -como tesis y antítesis- de una Iglesia institucional y otra carismática, la primera tradicional y la segunda progresista, gracias a cuyo enfrentamiento surge el avance; naturalmente en dicha concepción el modernista es el representante de los carismas y del progresismo. De aquí, que para ellos no solo no fuera compatible sino incluso necesario realizar una crítica de los fundamentos mismos de la Iglesia y permanecer a la vez dentro de su seno. Por eso, la estrategia modernista para evitar una excomunión no utiliza enfrentamientos directos, ni hace afirmaciones tajantes, o esconde su personalidad firmando sus publicaciones con seudónimos, como el de Hilaire Bourdon que fue el utilizado por Tyrrel. Pero como estratega, nadie tan habilidoso como Buonaiuti que se las arregló para mantenerse dentro de la Iglesia hasta 1926, a pesar de haber sido excomulgado en dos ocasiones en los años 1921 y 1924.
El modernismo, la madre de todas las herejías contemporáneas, es conocido en el siglo XXI como progresista
Los modernistas pretenden sustituir al Espíritu Santo como guía de la Iglesia, por lo tanto tiran a la basura la Tradición y desplazan al Magisterio, porque a partir de entonces son ellos los que interpretarán las Escrituras y la Revelación, los que promulgarán lo que es bueno y lo que es malo, porque como dioses que se creen que son se empeñan en construir la Iglesia cimentándola sobre el pecado contra el Espíritu Santo.
Los modernistas, por partir del principio de que Dios es inmanente al hombre y que en consecuencia la autoridad religiosa no es sino la suma de todas las experiencias individuales, sostienen que la autoridad eclesiástica debe regirse por criterios democráticos. Este radicalismo religioso, inmanentista, individualista y subjetivista de los modernistas, que vaciaba completamente de sentido a la Iglesia, fue condenado por San Pío X, por ser el Modernismo -según se lee en la encíclica Pascendi (8-IX-1907)- el conjunto de todas las herejías con capacidad para destruir no solo la religión católica, sino cualquier sentido religioso, por cuanto los presupuestos del modernismo desembocan, en definitiva, en el ateísmo.
Ahora bien, que San Pío X detectara el virus de tan diabólica epidemia en modo alguno puede interpretarse como que los católicos ya estaban libres de contagio. No fue poco el mérito de San Pío X descubrir que la Iglesia podría adentrarse en la peor etapa de su historia, que no otra cosa quiso decir San Pío X cuando condenó el Modernismo como el comjumto de todaslas herejías, ya que por ley matemática la suma es mayor que cualquiera de los sumandos.
La táctica de ese conjunto de clérigos modernistas, antes citados, al no descender de las alturas intelectualoides no generó el mejor atractivo entre el pueblo llano. Proponer -digámoslo a modo de caricatura- que a partir de entonces ya se podía prescindir de la Revelación, de la Tradición y del Magisterio para decidir cuántas personas hay en la Santísima Trinidad, es lógico que no tuviera gran acogida.
Fracasarán, como siempre. Las herejías nunca han podido con la Señora. Los modernistas, tampoco
Pero todo cambió el 25 de julio de 1965. Ese día, otro Papa santo, Pablo VI, publicó la Humanae vitae y en oponerse a ella encontraron los modernistas su primer gran triunfo seguidos de otros muchos, que han incrementado sus filas hasta el día de hoy, porque ahora sí que se aceptó su propuesta:
—“¿Quieren ustedes pasarse al bando modernista, desean prescindir de la Revelación, de la Tradición y del Magisterio para que cada uno pueda decidir lo que está bien y lo que está mal en lecho conyugal?”.
A partir de este momento sí que hubo y sigue habiendo muchos católicos partidarios de reivindicar su autonomía moral para juzgar la vida marital. La cuestión es que el depósito de la fe y la moral son indivisibles y se empieza rechazando la Humanae vitae y se acaba dando la espalda a todo el Magisterio de la Iglesia.
Grave decisión la de construir la Iglesia sobre tan diabólicos cimientos, lo que equivale a edificar cada vida sobre los cimientos del pecado contra el Espíritu Santo, porque eso no se puede perdonar, ya que quienes se han pasado al bando del Modernismo atan las manos a la misericordia de Dios.
Pero el futuro no está cerrado, porque el porvenir es de quienes se cobijen bajo el manto de la Virgen, por más que los poderes del mundo se empeñen en dar la espalda a Dios: a grandes males, grandes remedios. Por eso a medida que se va montando el gran asalto luciferino contra la Iglesia durante los siglos XIX y XX, durante la Edad Contemporánea, la Virgen no ha dejado de actuar de un modo especial. Durante estos más de doscientos años se han prodigado las apariciones marianas, muchas ya reconocidas por la Iglesia y muchísimas más que están a la espera de esa aprobación.
Por cierto, la Humanae Vitae es una de las encíclicas más desobedecidas de la historia
Aunque el humo de Satanás, como también dijo San Pablo VI, haya penetrado en la Iglesia probablemente cuando vio la falta de obediencia con la que los católicos recibieron la Humanae vitae, una encíclica que ha resultado ser profética hasta el punto de adelantarse a describir las aberraciones morales contra la familia y la vida que al día de hoy están presentes.., aunque los modernistas y sus seguidores hayan atado las manos misericordiosas de Dios, todavía nos queda la esperanza de quien todo lo puede porque es Madre de Dios y de quien tanto nos quiere, porque también es Madre Nuestra.
Javier Paredes
Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Alcalá.
Opinión
Hipótesis sobre los resultados de las elecciones catalanas. Por Ernesto Milá
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2 semanas agoon
08/04/2024By
Ernesto Milá
No está muy claro cuál va a ser la repercusión de las elecciones catalanas, ni siquiera los resultados. Se ignora, por el momento, el efecto que pueden tener medidas como la amnistía, los casos de corrupción y cómo reaccionará el electorado nacionalista. Ni siquiera en la derecha están claros los resultados. Todo empezará a verse más claro cuando se sepa el resultado de las elecciones vascas (que albergan menos incertidumbres) y cuando se deshinchen los globos mediáticos sobre el “Caso PSOE” y la respuesta socialista activando el ventilador de la corrupción (esto es, cuando se vayan conociendo los alcances jurídicos y penales de ambos casos). Al mismo tiempo, ni siquiera están claros algunos candidatos que se presentarán (empezando por Puigdemont), ni mucho menos son creíbles los sondeos publicados. Así pues, vamos a intentar contemplar distintas hipótesis.
ILLA: ¿SUBIRÁ O BAJARÁ? YA NADA DEPENDE DE ÉL NI DE SU CAMPAÑA
En nuestra opinión Illa es un candidato “tocado” por sus propios errores durante la pandemia (él mismo dijo que al ser nombrado “ministro de sanidad”, no tenía ni idea de sanidad y nadie esperaba que se produjera la llamada “pandemia”) que no afectan solamente al manejo alegre de fondos del ministerio que se perdieron en mascarillas inservibles, tests igualmente falsos y material caro, malo y que se destruyó sin exigir devoluciones. Lo peor no es esto: esto sería, en el peor de los casos, incapacidad para gestionar un ministerio (algo previsible en un tipo que carecía por completo de experiencia en gestión y cuyo modesto título de “licenciado en filosofía” no le ayudaba en nada). Lo peor es que durante la gestión de Illa murió gente. Entonces, cuando el miedo atenazaba a la sociedad española, estábamos poco dispuestos a creer que la mayoría de las muertes se debían a la “mala praxis médica” recomendada por la Organización Mundial de la Salud, pero, desde entonces, las voces que ya lo advirtieron en aquel momento, se han convertido en un clamor. Y no, no somos negacionistas: existió pandemia y existió el virus… pero el mayor crimen fue recomendar unos protocolos que, en lugar de erradicar el virus cuando aún se podía, tendían a “hundirlo” en los pulmones de donde ya era imposible erradicarlo. Esa es la tesis que cada día gana más fuerza y que, en su momento, pocos médicos se atrevieron a denunciar.
Aquella mala gestión, presentada por Sánchez como un “gran éxito”, fue suficiente para desplazar a Illa al frente del PSC catalán en donde sigue. Ahora queda saber, si en los dos meses y medio que quedan hasta las elecciones, surgirán nuevas informaciones, tanto sobre el descontrol que existía en el ministerio de sanidad durante su gestión, como el error de aplicar protocolos contraproducentes en el trato de la enfermedad. El futuro de Illa dependerá, en gran medida, de esto, pero, además se le junta otro problema.
EL PRECIO DE LA AMNISTÍA QUE PAGARÁN LOS SOCIALISTAS
El electorado socialista que permanezca fiel al PSC deberá de aceptar la versión oficial pedrosanchista sobre la oportunidad de conceder la amnistía: que se trató de una medida para poner el contador a cero, limpiar los errores del pasado, perdonar delitos de todo tipo a cambio de garantizar la convivencia. Pero este razonamiento es débil por dos motivos: el primero de todos, que el contador no está a cero. En realidad, los independentistas, ahora, están más fuertes que antes: consideran que no hicieron nada ilegal y, han repetido, por activo y por pasiva, que volverían a hacerlo. Así pues, los propios independentistas se encargan de desmentir y desmontar el razonamiento de quien les ha indultado. El segundo motivo es que resulta demasiado evidente que Sánchez sigue en el poder gracias a los 7 votos de Junts y que los ha obtenido para alcanzar una escuálida mayoría, obteniendo a cambio, solamente, la seguridad de mantenerse unos meses más en el poder.
La maniobra ha sido urdida por Sánchez, pero su virrey en Cataluña es el que tendrá que dar la cara ante su electorado. La duda es si una cuarta parte de los votos que obtuvo el PSC en las elecciones generales, seguirá pensando que el PSC era el muro más seguro contra el independentismo, seguirá fiel a la sigla o se habrá convencido de que el PSC no solamente no es el “muro”, sino que es el ariete: esto es, el muñeco que, manejado por el independentismo, consigue abatir, mucho mejor que ellos mismos, las resistencias de la unidad del Estado. Porque esto es lo que viene produciéndose desde Pascual Maragall, el hombre, con el cerebro ya desbaratado por la enfermedad, que se obstinó en la reforma del Estatuto (cuando no existía demanda social alguna), pacto con ERC y dio origen al problema que actualmente sigue vivo (y no lo estaba a principios del milenio, salvo en minorías juveniles muy radicalizadas).
LO IMPORTANTE ES QUIEN SUPERARÁ A QUIEN: ERC A JUNTS O VICEVERSA
El espacio independentista es, literalmente, caótico: ni siquiera dentro de las dos grandes formaciones (ERC y Junts) se está de acuerdo en lo que se pretende y mucho menos en cómo conseguirlo. Una nebulosa se percibe en ambos partidos en sus propuestas. Agitan todavía el tema de la independencia, pero da la sensación de que lo único que les interesa es liquidar el asunto, consiguiendo un “referéndum de autodeterminación” (“no vinculante” para unos y “vinculante” para otros). A diferencia de en 2007, los más lúcidos, dan por sentado que ese referéndum daría un resultado negativo… pero, al menos, podrán ´decir a su electorado, “lo hemos intentado”. Pocos son -pocos de los que tienen neuronas y las utilizan- los que piensan que la independencia de Cataluña es posible en las actuales circunstancias. El fracaso del “procés”, les ha hecho meditar… aunque no tengan el valor de afirmarlo públicamente, porque, como se sabe, el fin de un partido nacionalista/independentista es la independencia y, si esta no se puede conseguir, ¿para qué existe la sigla?
No vamos a presenciar un debate entre dos programas políticos realistas, sino entre un programa “posibilista” (el de ERC) que quiere seguir detentando las riendas de la gencat, y un programa “agresivo” (el de Junts) que quiere restituir en la presidencia a Puigdemont. Los dos se declaran “indepes” y quieren convencer a su electorado de que lo siguen siendo, pero, en realidad, los dos, lo que quieren es tener las más amplias parcelas de poder para alimentar a sus cuadros. Eso es todo. La duda de si se producirá el sorpasso de Junts a ERC o si ERC mantendrá la hegemonía en el jardín indepe, es lo único que está en juego. ¿Referéndum? Ambos partidos han llegado a la conclusión de que lo mejor es… “jugar y perder”.
LAS FUERZAS NO INDEPENDENTISTAS
Teniendo en cuenta que el PSC juega la carta del equívoco desde la misma fusión de las distintas ramas del socialismo catalán en la transición, y su postura “federalista” es tan inviable como la “independentista”, el electorado que todavía conserva cierto sentido de la realidad nacional e internacional, está ubicado fuera de los márgenes del ambiguo socialismo catalán. En efecto, nos estamos refiriendo al PP, a Vox y a los restos de Ciudadanos. El electorado no independentista y “españolista” o “estatalista”, desearía que estas formaciones se presentaran bajo una misma etiqueta. De hecho, la lógica política implica que así debiera ser y que el poder de atracción de un polo así concebido sería el tercer actor político en Cataluña (tras el bloque independentista y tras el PSC). ¿O hay que recordar que Ciutadans, fue el partido más votado en las elecciones regionales de 2017? Y su programa se reducía a un solo punto: “no al nacionalismo – no al independentismo”.
Por otra parte, la derecha no ha extraído conclusiones de su derrota en las elecciones generales de 2023 que se debió a presentarse dividida en dos opciones, lo que permitió que se perdieran “restos” en beneficio del PSOE y en aplicación de la Ley d’Hondt. Cada uno de los dos partidos cree que podrá quedar “por delante” del otro en Cataluña. Pero, lo que está demasiado claro, es que la división de las fuerzas “estatalistas” seguirá siendo el factor que las suma en la irrelevancia en la política regional.
Si el PP queda por delante de Vox, su dirección podrá alardear de “éxito electoral” (lo más probable es que aumente el número de votos, lo que no está tan claro es de dónde procederán esos votos, si de Vox o de sectores decepcionados con el PSC) y reforzar el previsible avance que obtenga en las elecciones vascas, en donde las últimas encuestas dan una pérdida notable de votos al PSOE (en beneficio, por una parte, de Bildu y, por otra, del PP). Para Vox, quedar por delante del PP supondría mantenerse como una opción tentadora para los votantes de este último partido que cada vez más quieren posiciones más claras y menos contemporizadoras.
De todas formas, el gran error y lo que limitará las posibilidades y los resultados “estatalistas” es su persistencia en desconocer que solamente un “programa único” podría llevarlos a competir con los dos otros bloques de la política catalana.
LO QUE SERÍA DESEABLE PARA EL ESTADO
Cataluña es la única reserva importante de votos que le queda a Pedro Sánchez. Sean cuales sean sus resultados en el País Vasco, aquella comunidad no puede aportar numéricamente gran cosa al PSOE. Si Sánchez consigue detener la sangría de votos socialistas catalanes, corre el riesgo de estabilizar su situación (hoy extremadamente precaria). Pero, para eso, haría falta que Illa obtuviera un buen resultado y que esto le permitiera entrar en el gobierno de la gencat, junto a ERC (en caso de que este último, como es seguro, no obtuviera una mayoría suficiente para gobernar en solitario).
Desde el punto de vista del “interés nacional” y de la “gobernabilidad del Estado”, una derrota socialista en Cataluña o, al menos, un descenso significativo de votos (al que se uniría en apenas un mes, una derrota previsible y sin paliativos de toda la izquierda europea en las elecciones de la Unión Europea), es deseable, necesaria y supondría otro golpe de piqueta para la existencia de la sigla “PSOE”.
Desde que se inició el “procés”, siempre hemos sostenido que la independencia de Cataluña era completamente imposible, además de inviable. Cada vez estamos más convencidos de esta afirmación. La situación catalana está tan degradada, especialmente en materia de orden público y seguridad ciudadana que, aunque la temática no ocupa el primer plano en los programas de los partidos, está ahí para quien verla: un tercio de la población catalana ha nacido fuera de España o son hijos de extranjeros; ya existen zonas en Cataluña en donde la policía ha sido expulsada y diariamente se repiten incidentes cuando la policía entra en barrios de Salou, de Tarrasa o incluso en zonas de la propia Ciudad Condal, las prisiones catalanas están descontroladas (el asesinato de una cocinera y las protestas de los funcionarios han exteriorizado la situación de control que ejercen los presos procedentes del Magreb), Barcelona ya es considerada como una de las ciudades más peligrosas del mundo… Y todo esto con la policía nacional y la Guardia Civil, literalmente expulsadas del territorio catalán y con una policía autonómica desbordada y sin posibilidades de combatir a la delincuencia. A esto se suman los problemas de desindustrialización, gentrificación, la concentración de la mitad de la población catalana en torno a la ciudad de Barcelona, con un campo abandonado a su suerte y un gobierno de la gencat, consciente de todos estos problemas, pero ansioso de comprar la paz étnico-social mediante subsidios y seguir creyendo que con un certificado de catalán, los casi dos millones de inmigrantes e hijos de inmigrantes ya están integrados.
Sin olvidar que Cataluña tiene la tasa de natalidad más baja de todo el Estado (y el Estado Español una de las más bajas de todo el mundo)… ¿Quién iba a decir que después de 45 años de “Generalitat de Catalunya” la propia identidad catalana estaría en trance de desaparecer? Por que ese es el problema real y de fondo al que se enfrenta la sociedad catalana. Por mucho que se empeñe la gencat en llamar al engendro creado “Cataluña multicultural”, lo cierto es que, si es “multicultural” no es “catalana”. Ni siquiera europea. Por eso, siempre hemos sostenido que una Cataluña independiente tendría muchas más posibilidades de integrarse en la Liga Árabe que en la UE… Lo dijimos y lo mantenemos.
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Diego Vazquez
31/01/2021 at 13:21
La masonería sionista no ha dejado institución libre. Ahora lo dominan todo y nos meten vclozmente en la Nueva Dictadura Mundial valiéndose de sus virus mágicos y sus mamporreros periodistas
Alerta Nacional
31/01/2021 at 18:46
Totalmente cierto y verdad.