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Opinión

(2) Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo — Introducción (SEGUNDA ENTREGA)

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Tabla de contenidos:

      1. Comunismo: un demonio decidido a destruir a la humanidad
      2. Los métodos y medios del demonio
      3. Comunismo: la ideología del demonio
      4. Un entendimiento metafísico del demonio
      5. Las muchas caras del demonio
      6. Socialismo: la etapa preliminar del comunismo
      7. Nociones románticas sobre el comunismo
      8. La destrucción de la cultura y la moral
      9. Retornar a lo divino y a la tradición

Introducción

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El colapso de los regímenes comunistas de la Unión Soviética y Europa del Este marcó el fin de medio siglo de Guerra Fría entre el ala capitalista y la comunista en Oriente y Occidente. En ese momento, muchos fueron optimistas, creyendo que el comunismo se había convertido en una reliquia del pasado.

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No obstante, la triste verdad es que una ideología comunista metamorfoseada se arraigó y atrincheró por todo el mundo. Están los regímenes abiertamente comunistas como China, Corea del Norte, Cuba y Vietnam; está Europa del Este, donde la ideología y las costumbres comunistas aún ejercen una influencia significativa; están los países africanos y sudamericanos, que intentan el socialismo bajo la bandera de la democracia y el republicanismo. Luego están las naciones de Europa y Norteamérica, que se han convertido en anfitriones de influencias comunistas sin que la gente sea consciente de ello.

El comunismo engendra guerra, hambruna, matanza y tiranía. Estos en sí mismos son lo suficientemente aterradores, pero el daño infligido por el comunismo va mucho más allá. Es cada vez más claro para muchos que, a diferencia de cualquier otro sistema en la historia, el comunismo declara la guerra a la humanidad misma, incluidos los valores humanos y la dignidad humana.

Después de establecer enormes dictaduras en la Unión Soviética y China, en poco menos de un siglo el comunismo causó más de cien millones de muertes no naturales, esclavizó a miles de millones de personas y llevó al mundo al borde de la guerra nuclear y la destrucción. Lo que es peor, su deliberada y generalizada destrucción de la familia, su promoción del desorden social y su ataque a la moral son desastrosos para los cimientos de la civilización.

¿Cuál es la naturaleza del comunismo? ¿Cuál es su objetivo? ¿Por qué toma a la humanidad como su enemigo? ¿Cómo podemos escapar de él?

 

1. Comunismo: un demonio decidido a destruir a la humanidad

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“El Manifiesto Comunista” comienza con la frase “Un espectro está acechando Europa –el espectro del comunismo”. La utilización del término “espectro” no fue un capricho de Karl Marx. Como exponemos en este libro, el comunismo no debe ser entendido como un movimiento ideológico, una doctrina política o un intento fracasado para una nueva forma de ordenar los asuntos humanos. En cambio, debería ser entendido como un demonio –un espectro perverso forjado por el odio, la degeneración y otras fuerzas elementales del universo.

Luego de la Guerra Fría, el veneno del comunismo no solo continuó dañando a los países excomunistas, sino que también se propagó por todo el mundo. Desde entonces, la infiltración ideológica del comunismo permitió que el espectro influenciara a la sociedad humana a una escala global, y ahora muchas personas incluso piensan que los oscuros deseos del comunismo son propios de ellas. Con esto, estas personas pierden su capacidad para distinguir el bien del mal, y diferenciar lo correcto de lo incorrecto. La conspiración del demonio casi tuvo éxito.

Así, incluso mientras el espectro se felicitaba a sí mismo, deleitado con su siniestra victoria, la mayoría de las personas pensaban que había sido destruido. No hay nada más peligroso para la humanidad que estar al borde de la destrucción y al mismo tiempo celebrando sin saber el triunfo de la maldad.

 

2. Los métodos y medios del demonio

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El hombre fue creado por la divinidad, y la compasión divina ha protegido al hombre por largo tiempo. El demonio sabía esto, así que se empeñó en cortar esta conexión, con el fin de corromper al hombre y asegurarse de que lo divino ya no cuide a la humanidad. El método del diablo ha sido el de subvertir la cultura otorgada al hombre por lo divino, a fin de corromper la moral humana y así trastocar al hombre y hacerlo indigno de la salvación.

Tanto el bien como el mal, lo divino como lo demoniaco, residen en el corazón de cada persona; una vida puede hundirse en la decadencia moral o puede elevarse a través de la cultivación moral. Aquellos que creen en lo divino saben que, al esforzarse por tener una conducta y pensamiento moral, los pensamientos rectos propios pueden ser fortalecidos por lo divino y así lo divino permitirá que sucedan milagros. Lo divino también ayudará a que la moral de uno se eleve, y así ayudar a que uno sea una persona más noble, lo que al final permitiría que uno regrese al Cielo.

No obstante, una persona de baja moral está llena de egoísmo: deseo, codicia, ignorancia, arrogancia. Mientras que lo divino nunca reconocerá tales pensamientos y acciones, el demonio los magnificará, intensificando el egoísmo y la maldad, y manipulando a las personas para que hagan maldades, creando así karma y causando más decadencia moral, hasta que, al final, solo el infierno aguarda.

Si los estándares morales de la sociedad humana en general descienden, el demonio apresurará estas tendencias con el objetivo de causar más actos malos, más karma y, finalmente, la destrucción de la humanidad.

La turbulencia de Europa a principios del siglo XVIII y el resultante descenso de la moralidad dio al diablo una oportunidad. Se empeñó en subvertir, paso a paso, el criterio para discernir el bien del mal. Promovió el ateísmo, el materialismo, el darwinismo y la filosofía de lucha.

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El diablo eligió a Marx como su enviado entre los hombres. En “El Manifiesto Comunista”, publicado en 1848, Marx abogó por la destrucción violenta de las empresas privadas, las clases sociales, las naciones, las religiones y la familia. La Comuna de París de 1871, que fue extremadamente violenta y destructiva, fue su primer intento de tomar el poder.

Los seguidores de Marx argumentan que el poder político es la cuestión central de la ciencia política marxista. Esto es tanto verdadero como falso. Cuando se pueden ver claramente los objetivos ulteriores del comunismo, se puede reconocer que, para el proyecto comunista, el poder político tiene importancia, y al mismo tiempo no la tiene. Es importante porque el acceso al poder político permite tener medios rápidos de corromper a la humanidad. Con el control de las palancas del poder, los comunistas pueden promover su ideología con violencia y erradicar la cultura tradicional en pocas décadas o años. Sin embargo, al mismo tiempo no tiene importancia porque incluso sin el aparato estatal, el demonio tiene otros medios para aprovecharse de las debilidades y deficiencias del hombre: puede engañar, cooptar, coaccionar, confundir y así revertir el pensamiento tradicional, subvertir el orden y crear agitación; puede dividir y conquistar, con el objetivo de ganar el control mundial.

 

3. Comunismo: la ideología del demonio

Lo divino estableció una cultura rica para la sociedad humana basada en valores universales, pavimentando así el camino para que los humanos regresen al Cielo. El comunismo y la cultura tradicional de lo divino son irreconciliables.

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En el núcleo del espectro perverso está el ateísmo y el materialismo: una confluencia de elementos de la filosofía alemana, de la revolución social francesa y de la política económica británica, ensamblados como una religión secular que tiene el fin de reemplazar la posición que previamente ocupaba lo divino y las creencias ortodoxas.

El comunismo convierte al mundo en su iglesia, trayendo a todos los aspectos de la vida social bajo su ámbito. El demonio ocupa los pensamientos de la gente, causa que se rebelen contra lo divino y descarten la tradición. Así es cómo el demonio lleva al hombre a su propia destrucción.

El demonio eligió a Marx y a otros como sus agentes para oponerse y destruir los principios dejados por lo divino a la sociedad humana. El demonio promueve la lucha de clases y la abolición de las estructuras sociales establecidas. En Oriente lanzó una violenta revolución y estableció un Estado totalitario que unió a la política con la religión secular. En Occidente estableció el comunismo progresivo, no violento, a través de altos niveles de impuestos y la redistribución de la riqueza. A escala mundial, busca propagar la ideología comunista a sistemas políticos en todas partes, con el objetivo de socavar los Estados-naciones y establecer un organismo gobernante global. Este es el “paraíso en la Tierra” prometido en el comunismo, una supuesta sociedad colectiva sin clases, naciones ni gobierno, basada en el principio “de cada uno según su capacidad y para cada uno según su necesidad”.

El comunismo utiliza su plan de crear un “paraíso” en la Tierra para promover una concepción ateísta de “progreso social”. Utiliza el materialismo para socavar las búsquedas espirituales de la humanidad, incluida la creencia en lo divino y la religión, de manera de permitir que la ideología comunista se propague a todas las esferas, entre ellas la política, la economía, la educación, la filosofía, la historia, la literatura, el arte, las ciencias sociales, las ciencias naturales e incluso la religión. Como un cáncer, el comunismo hace metástasis, y así elimina otras creencias, incluso la creencia en lo divino, a medida que se propaga. A su tiempo, destruye la soberanía y la identidad nacional, así como las tradiciones morales y culturales de la humanidad, y de esta forma conduce al hombre hacia su destrucción.

En “El Manifiesto Comunista”, Marx proclamó: “La revolución comunista es la ruptura más radical con las relaciones de propiedad tradicionales; nada es de extrañar que su desarrollo involucre la ruptura más radical con las ideas tradicionales”. Por consiguiente, Marx mismo resumió con precisión la práctica del comunismo de los últimos casi dos siglos.

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Lo divino es la fuente del orden moral, y la moralidad de lo divino es eterna e inmutable. No es el hombre quien debe determinar los estándares morales, ni tampoco debería cambiarlos. El comunismo intenta condenar la moral a la muerte y hacer que el Nuevo Hombre comunista establezca una nueva moral. Mientras niega la moral real, el comunismo utiliza métodos negativos para expulsar todos los factores positivos de las tradiciones humanas, con el objetivo de hacer que los factores negativos invadan el mundo.

Las leyes tradicionales provienen de la moral y tienen el propósito de mantenerla. El comunismo intenta separar la moral de la ley, y luego destruye la moral elaborando leyes malas e interpretando maliciosamente las tradicionales.

Lo divino insta a la humanidad a ser bondadosa; el comunismo incita la lucha de clases y aboga por la violencia y la matanza.

Lo divino estableció la familia como la unidad social básica; el comunismo cree que la familia es una manifestación del sistema capitalista privado y amenaza con eliminarla.

Lo divino da al hombre la libertad de obtener riqueza y el derecho a mejorar su vida; el comunismo busca controlar todos los aspectos de la vida económica al eliminar la propiedad privada, expropiar bienes, aumentar impuestos y monopolizar el crédito y el capital.

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Lo divino estableció la forma que deberían tomar la moral, el gobierno, las leyes, la sociedad y la cultura; el comunismo busca derrocar violentamente toda estructura social existente.

Lo divino transmitió al hombre la forma única de arte tradicional como un medio para transmitir la imagen divina. El arte tradicional recuerda a la humanidad la belleza del Cielo, refuerza la fe, eleva la moral y nutre la virtud. Por otro lado, el comunismo hace que el hombre venere creaciones modernas retorcidas –producciones artísticas que reprimen nuestra naturaleza divina, dan rienda suelta al impulso demoníaco hacia el caos y el desorden, y manipulan el mundo artístico difundiendo ideas bajas, feas, malformadas, perversas y decadentes.

Lo divino quiere que el hombre sea humilde y esté lleno de reverencia y asombro hacia la creación celestial. El comunismo confabula con lo demoníaco y la arrogancia en el hombre, alentándolo a rebelarse contra lo divino. Al amplificar el mal inherente e ineludible de la naturaleza humana, se aprovecha de la idea de “libertad” para alentar una conducta libre de las ataduras de la moral y sin la restricción de un sentido del deber o responsabilidad. El lema de “igualdad” es utilizado para suscitar la envidia y la vanidad, mientras tienta al hombre con fama e intereses materiales.

Después de la Segunda Guerra Mundial, los comunistas expandieron su imperio militar y económico, y el bloque comunista y el mundo libre se enfrentaron durante décadas. En los países abiertamente controlados por el comunismo, su doctrina se convirtió en una religión secular –un dogma inalterable escrito en los libros de texto. Pero en otros lugares, el comunismo echó raíces con otros disfraces y ha tenido una gran influencia.

 

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4. Un entendimiento metafísico del demonio

La idea del demonio a la que se refiere este texto es la de un poder sobrenatural. Para poder entender el caos que el demonio ha sembrado en este mundo, hay que primero entender por completo la verdadera naturaleza del comunismo.

En términos simples, el espectro del comunismo está compuesto de odio; extrae energía del odio que brota del corazón humano.

El espectro comunista está ligado a Satanás. A veces son indistinguibles, de manera que no los consideraremos por separado.

Los planes del diablo están presentes tanto en Oriente como en Occidente, en cada profesión y clase social. A veces su poder está dividido, a veces integrado; a veces utiliza esta táctica, a veces esta otra. No sigue ningún patrón simple.

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El diablo es el iniciador de una guerra sin restricciones contra la humanidad, y convirtió a la religión, la familia, la política, la economía, las finanzas, los asuntos militares, la educación, el ámbito académico, las artes, los medios de comunicación, el entretenimiento, la cultura popular, los asuntos sociales y las relaciones internacionales en campos de batalla.

La energía oscura del demonio puede propagarse de una esfera, grupo o movimiento a otro. Por ejemplo, luego de que el movimiento antiguerra se disipara en Occidente en los años 1970, el diablo manipuló a adolescentes rebeldes para que canalizaran sus energías en hacer campaña por el feminismo, el ambientalismo y la legalización de la homosexualidad. El demonio luego usó estos esfuerzos para subvertir la civilización occidental desde adentro.

El demonio puede transformar a la gente que tiene malas intenciones en sus agentes en el mundo humano. Puede usar la hipocresía para engañar a gente compasiva e inocente, quienes luego se convierten en sus defensores.

Los agentes del diablo –la mayoría de los cuales ni siquiera son conscientes de su rol– están en todas partes de la sociedad, desde la élite a la clase media y las clases más bajas. De este modo, sus actividades a veces se manifiestan en revoluciones de abajo hacia arriba, en ocasiones como conspiraciones de arriba hacia abajo y a veces como reformas desde el centro.

El diablo puede cambiar sus formas y existir en múltiples lugares al mismo tiempo. Utiliza seres y espectros de bajo nivel en otras dimensiones para hacer su trabajo. Estos seres se alimentan de las energías negativas del hombre, entre ellas el odio, el miedo, la desesperación, la arrogancia, la rebeldía, la envidia, la lujuria, la ira, el frenesí, la pereza y más. La pornografía y la drogadicción son herramientas utilizadas por el diablo.

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El demonio es sigiloso y está lleno de astucia. Utiliza la avaricia, la maldad y la oscuridad del hombre para lograr sus fines, y siempre que el pensamiento de una persona se alinee con estas cualidades, el demonio puede controlar a esa persona. Muchas veces, la gente cree que está actuando según sus propios pensamientos, pero no se dan cuenta de que están siendo manipulados.

 

5. Las muchas caras del demonio

Así como el demonio tiene muchos nombres, el comunismo se manifiesta en muchas formas. El demonio utiliza posturas contradictorias para engañar: un régimen totalitario o una democracia; una economía planificada o una economía de mercado; control de la prensa o ninguna restricción a la libertad de expresión; oposición a la homosexualidad en algunos países o legalización de la homosexualidad en otros; deliberada destrucción ambiental o clamor por la protección del medio ambiente, y la lista sigue.

Puede abogar por la revolución violenta o acoger la transición pacífica. Puede manifestarse como sistema político y económico, o como una tendencia ideológica en el arte y la cultura. Puede tomar la forma de idealismo puro o de confabulaciones a sangre fría. Los regímenes comunistas totalitarios son solo una de las manifestaciones del demonio. El marxismo-leninismo y el maoísmo son solo un aspecto de las perniciosas falacias del demonio.

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Desde el socialismo utópico desarrollado en el siglo XVIII, el mundo ha visto el surgimiento de numerosas corrientes ideológicas: socialismo científico, socialismo fabiano, sindicalismo, socialismo cristiano, socialismo democrático, humanitarismo, ecosocialismo, capitalismo de bienestar, marxismo-leninismo y maoísmo. Estas ideologías son de dos tipos: comunismo violento o comunismo no violento. La infiltración y la erosión gradual del statu quo son las tácticas principales adoptadas por las cepas no violentas del comunismo.

Una de los muchas formas en que el demonio engaña es haciendo planes en los dos campos opuestos de Oriente y Occidente. Así como llevó a cabo una vasta invasión de Oriente, también asumió un nuevo disfraz y se infiltró en Occidente. La Sociedad Fabiana de Gran Bretaña, el Partido Socialdemócrata de Alemania, la Segunda Internacional de Francia, el Partido Socialista de Estados Unidos y muchos otros partidos y organizaciones socialistas propagaron las semillas de la destrucción a Europa Occidental y Norteamérica.

Durante la Guerra Fría, la matanza, los campos de concentración, las hambrunas y las purgas en la Unión Soviética y China hicieron que algunos occidentales se consideraran afortunados por vivir aún en el lujo y la libertad. Algunos socialistas condenaron públicamente la violencia de la Unión Soviética bajo fundamentos humanitarios, llevando a que muchos bajaran la guardia en torno a ellos.

El demonio del comunismo habita una variedad de complejos disfraces en Occidente y opera bajo muchas banderas, haciendo que sea casi imposible protegerse de él. Las siguientes escuelas o movimientos derivaron del comunismo o bien fueron utilizados por el comunismo para alcanzar sus fines: liberalismo, progresismo, la Escuela de Frankfurt, el neomarxismo, la teoría crítica, la contracultura de los años 1960, el movimiento antiguerra, la liberación sexual, la legalización de la homosexualidad, el feminismo, el ambientalismo, la justicia social, la corrección política, la teoría económica keynesiana, las escuelas de arte de vanguardia y el multiculturalismo.

 

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6. Socialismo: La etapa preliminar del comunismo

En Occidente, muchos ven al socialismo y al comunismo como algo separado, lo que provee un campo fértil para que el socialismo florezca. De hecho, según la teoría marxista-leninista, el socialismo es simplemente la etapa preliminar del comunismo.

En 1875, en “Crítica del Programa de Gotha”, Marx postuló la idea de que hay una fase inicial del comunismo, seguida de una fase “superior”. Friedrich Engels, forzado por los cambios en la situación internacional en sus últimos años, también propuso el “socialismo democrático”, en el que se usan votos para obtener el poder político. El socialismo democrático fue adoptado por los líderes del partido socialdemócrata y teóricos de la Segunda Internacional y produjeron los partidos de izquierda de muchos países capitalistas alrededor del mundo en la actualidad. Luego, Lenin estableció claras definiciones del socialismo y del comunismo: él consideraba que el socialismo era la fase preliminar del comunismo, y que el comunismo se desarrollaba sobre la base del socialismo. La propiedad estatal y la economía planificada del socialismo son parte de la preparación inicial para el comunismo.

El socialismo siempre ha sido parte del marxismo y del movimiento comunista internacional. Aunque las ramas del socialismo o de doctrinas de izquierda populares en Occidente parecen no tener parentesco con el comunismo en la superficie, son en realidad formas no violentas de la misma ideología de raíz. Los partidos de izquierda en países occidentales llegan al poder mediante elecciones, en vez de una revolución violenta. Los elevados impuestos juegan el mismo rol que las propiedades abiertamente estatales de los regímenes comunistas, y la excesiva ayuda social se usa como una economía planificada. Crear un Estado de ayuda social es un aspecto importante para implementar el socialismo en países occidentales.

Entonces, es imposible llegar a entender los peligros del comunismo o del socialismo si uno solo se enfoca en la violencia y las matanzas cometidas por los regímenes que adoptan dichas ideologías. El comunismo totalitario y las formas aparentemente no violentas de socialismo van de la mano, ya que el comunismo requiere esta fase preliminar de desarrollo, tal como un organismo biológico necesita un periodo de maduración gradual. Si un país libre se convirtiera en un régimen totalitario de la noche a la mañana, el drástico contraste entre la propaganda y la realidad haría reaccionar a la mayoría de la gente. Muchos se rebelarían, o al menos resistirían pasivamente. Esto causaría grandes inconvenientes para el régimen totalitario, que probablemente tendría que cometer una matanza masiva para eliminar a la resistencia. Esta es una de las razones principales por las que tanto la Unión Soviética como la República Popular China han cometido enormes matanzas de sus propios ciudadanos en tiempos de paz.

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A diferencia de los regímenes totalitarios, el socialismo en Estados democráticos lentamente carcome las libertades de las personas mediante las leyes sin que estas se den cuenta, como la metáfora de la rana en el agua caliente. El proceso de establecer un sistema socialista toma décadas o generaciones, para que las personas gradualmente se vuelvan anestesiadas, distraídas y acostumbradas al socialismo, todo lo cual acentúa el engaño. La esencia y el objetivo final de este tipo de socialismo gradual no es diferente en esencia a la forma violenta.

Algunos Estados socialistas o de ayuda social en Occidente utilizan la idea del “bien común” para convencer a la población de sacrificar sus libertades individuales. Los ciudadanos de estos países conservan ciertas libertades políticas, solo porque el socialismo aún no se ha convertido en un sistema político fuerte. No obstante, el socialismo no es un concepto estático. Los países socialistas ponen a la igualdad de resultado como el objetivo principal, y así, están destinados a privar a las personas de su libertad en nombre del progreso. El socialismo experimenta una inevitable transición al comunismo, a medida que la gente es continuamente privada de sus libertades individuales.

El socialismo utiliza la idea de garantizar la igualdad de resultados mediante leyes, pero en realidad arrastra hacia abajo los valores morales y priva a las personas de la libertad de inclinarse hacia la bondad. En circunstancias normales, las personas naturalmente difieren en sus creencias religiosas, estándares morales, formación cultural, trasfondo educativo, inteligencia, fortaleza, diligencia, sentido de la responsabilidad, agresividad, innovación, espíritu emprendedor, y más. Por supuesto, es imposible imponer la igualdad elevando repentinamente a aquellos en niveles más bajos, así que, en lugar de eso, el socialismo restringe artificialmente a aquellos en niveles más altos.

Especialmente en términos de valores morales, el socialismo de Occidente utiliza pretextos como “antidiscriminación”, “neutralidad valorativa” o “corrección política” para atacar el discernimiento moral básico. Esto equivale a un intento de eliminar la moral como tal. Esto apareció con la legalización y normalización de todas las formas de discursos antiteístas y profanos, perversiones sexuales, arte demoníaco, pornografía, apuestas y uso de drogas. El resultado es una forma de discriminación inversa contra aquellos que creen en Dios y que aspiran a la elevación moral, con el objetivo de marginar y eventualmente deshacerse de ellos.

 

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7. Nociones románticas sobre el comunismo

Hasta el día de hoy, hay numerosos occidentales que albergan fantasías románticas sobre el comunismo, aunque nunca vivieron en un país comunista ni cargaron el sufrimiento que eso implica, por lo que no entienden realmente lo que significa el comunismo en la práctica.

Durante la Guerra Fría, muchos intelectuales, artistas, periodistas, políticos y jóvenes estudiantes del mundo libre fueron a Rusia, China o Cuba como turistas y viajeros. Lo que vieron –o más bien, lo que les permitieron ver– fue completamente diferente de la realidad que viven las personas de esos países.

Los países comunistas perfeccionaron su capacidad de engañar a los extranjeros: todo lo que los visitantes extranjeros vieron fue cuidadosamente preparado para sus gustos, entre ellos pueblos, fábricas, escuelas, hospitales, guarderías y prisiones. Los recepcionistas y guías que encontraron eran miembros del Partido Comunista u otros considerados políticamente confiables. Las visitas eran ensayadas. Los visitantes eran recibidos con flores, vino, baile, canto, banquetes, niños sonrientes y funcionarios. Luego eran llevados a ver personas que parecían trabajar duro, capaces de hablar libremente como iguales, estudiantes estudiando duro y encantadoras bodas.

Lo que no llegaban a ver eran los juicios falsos, las condenas masivas, los linchamientos, las sesiones de lucha, los secuestros, los lavados de cerebro, el confinamiento solitario, los campos de trabajo forzado, las masacres, el robo de tierra y propiedades, las hambrunas, los recortes de servicios públicos, la falta de privacidad, las escuchas, la vigilancia, el monitoreo por vecinos e informantes por todos lados, las brutales luchas políticas en la cúpula y los lujos extravagantes de la élite. En especial, no se les permitía ver el sufrimiento del ciudadano común.

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Los visitantes confundieron lo que había sido montado para ellos con lo normal en un país comunista. Entonces promovieron el comunismo en Occidente a través de libros, artículos y discursos, y muchos de ellos no sabían que habían sido engañados. Un pequeño número sí vio las grietas en el edificio, pero muchos de ellos luego cayeron en otra trampa: se vieron a sí mismos como “compañeros de viaje” y adoptaron la actitud china de “no ventilar los trapos sucios frente a los de afuera”. Razonaron que la matanza, la hambruna y la represión de los países comunistas eran simplemente parte del costo de la transición hacia el comunismo. Estaban seguros de que, si bien el camino hacia el comunismo era tortuoso, el futuro era brillante. Se rehusaron a contar la verdad, porque eso sería mancillar el nombre del “proyecto socialista”. Al carecer del valor para contar la verdad, eligieron el vergonzoso silencio.

En la fantasía comunista, todos son libres e iguales, no hay represión ni expropiación, hay gran abundancia material, y todos dan según su capacidad y reciben según su necesidad –un Cielo en la Tierra, donde cada individuo puede desarrollarse libremente. Una sociedad humana de este tipo es solo una fantasía, una fantasía que el demonio ha utilizado como carnada para engañar al hombre.

En realidad, el poder cae en manos de una pequeña élite. El comunismo real es un aparato totalitario controlado por un pequeño grupo de gobernantes, que utilizan su monopolio del poder para reprimir, esclavizar y privar a la mayoría. Ese tiempo aún no ha llegado en algunos países socialistas, así que parecen ser moderados. Cuando las condiciones estén maduras, todo eso cambiará, y los ingenuos partidarios de la utopía socialista descubrirán que es demasiado tarde para lamentarse.

 

8. La destrucción de la cultura y la moral

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El diablo coloca a sus agentes en cada ámbito y nación, lo que lleva a que los ignorantes y crédulos aceleren su viaje hacia la destrucción.

El comunismo enseña a las personas a oponerse a la creencia en Dios y a alejarse de lo divino. Simultáneamente lanza ataques hacia las religiones desde afuera, mientras también manipula a la gente para que corrompa a la religión desde adentro. Las religiones han sido politizadas, comercializadas y convertidas en entretenimiento. Muchos clérigos moralmente corruptos presentan interpretaciones falaces de textos religiosos, engañando a sus seguidores y yendo tan lejos como cometer adulterio con sus miembros laicos, o incluso pedofilia.

Este caos ha dejado a creyentes religiosos sinceros desconcertados y despojados de esperanza. Tan solo un siglo atrás, una inquebrantable creencia en lo divino era señal de decencia moral. Ahora los creyentes religiosos son considerados tontos y supersticiosos. Mantienen sus creencias para sí mismos, sin siquiera hablar sobre su fe entre amigos, por miedo a que se burlen de ellos.

Otro objetivo importante del comunismo es la destrucción de la familia mediante ideas como la igualdad de género y “compartir riqueza y esposa”. El siglo XX, en particular, fue anfitrión de movimientos feministas modernos que promovieron la liberación sexual, la confusión de las diferencias entre géneros, los ataques contra el “patriarcado” y el debilitamiento del rol del padre en la familia.

Estos movimientos cambiaron la definición del matrimonio, promovieron la legalización y legitimación de la homosexualidad, promovieron los “derechos” a divorciarse y al aborto, y utilizaron las políticas de asistencia social para alentar y subsidiar efectivamente la monoparentalidad. Todo esto resultó en el colapso de las familias y llevó al crecimiento de la pobreza y del crimen. Esta ha sido una de las transformaciones más alarmantes de la sociedad en las últimas décadas.

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En la esfera política, mientras los regímenes comunistas han continuado con sus rígidas dictaduras, las políticas partidistas en las sociedades libres han llegado a un punto de crisis. El comunismo aprovechó las brechas en los sistemas legales y políticos de las naciones democráticas con el propósito de manipular los partidos políticos más importantes. Para asegurarse la victoria electoral, los políticos recurrieron a trucos sucios e hicieron promesas que jamás podrían cumplir.

El resultado de la influencia del comunismo es que los partidos políticos de todo el mundo suelen estar a la izquierda del espectro político, y abogan por impuestos más altos, mayores gastos en asistencia social, gobiernos grandes e intervencionismo –todo lo cual buscan consolidar mediante leyes. El comportamiento del gobierno juega un enorme rol en moldear la sociedad, y con un gobierno de izquierda, la ideología de izquierda se infiltra en toda la sociedad, y pronto se extiende al adoctrinamiento de la juventud, que a su vez votará por candidatos más inclinados hacia la izquierda.

La educación superior, que supuestamente debería jugar el rol de transmitir la esencia de la sabiduría y la cultura de todas las épocas, también ha sido subvertida. En la primera mitad del siglo XX, el espectro comunista planeó la destrucción sistemática del sistema educativo. China, famosa por su profunda y antigua cultura, fue objeto del Movimiento de la Nueva Cultura incluso antes del establecimiento del Partido Comunista. Esto fue parte del esfuerzo por desconectar al pueblo chino de sus tradiciones. Luego que los comunistas tomaran el poder, nacionalizaron el sistema educativo y llenaron los libros de texto con la ideología del Partido, transformando generaciones de jóvenes chinos en feroces “lobeznos”, un término chino para quienes crecieron bajo el sistema comunista y están adoctrinados para odiar y matar a los enemigos de clase.

En Occidente, el espectro lanzó el movimiento de educación progresista, utilizando la bandera de la de “la ciencia y el progreso” para ganar el control de la filosofía, la psicología, la pedagogía y eventualmente del campo académico entero, adoctrinando así a maestros y administradores de escuelas. La educación de secundaria comenzó a excluir la ideas ortodoxas y la moral tradicional. Se rebajaron los estándares académicos para hacer a los estudiantes menos alfabetizados y menos hábiles para la matemática, y menos capaces de formar sus propios juicios o utilizar el sentido común. Se inoculó en los estudiantes el ateísmo, la teoría de la evolución, el materialismo y la filosofía de lucha.

Luego de la contracultura de los años 1960, los defensores de la corrección política se convirtieron en la policía del pensamiento, obligando a los maestros a adoctrinar a sus estudiantes con todo tipo de ideas retorcidas. Los estudiantes ahora se gradúan de la escuela sin una fuerte orientación moral, sin cimientos en su propia cultura, con poco sentido común o sentido de la responsabilidad. Se los hace seguir ciegamente a la multitud, uniéndose así a la tendencia decadente de la sociedad.

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En la sociedad hay drogadicción, altos índices de crimen, una esfera mediática llena de sexo y violencia, un mundo artístico que trata lo grotesco como bello y todo tipo de sectas perversas y grupos de ocultismo. Los jóvenes adoran ciegamente a las estrellas de cine y televisión, pierden su tiempo en juegos online y en las redes sociales y terminan desanimados y desmoralizados. La gente se preocupa desesperadamente por la seguridad del mundo y lo que depara el futuro, ante la violencia sin sentido y el terrorismo contra inocentes, que viola todos los parámetros establecidos por la tradición.

 

9. Retornar a lo divino y a la tradición

La civilización humana fue transmitida al hombre por lo divino. La civilización china ha visto la prosperidad de las dinastías Han y Tang, y la civilización occidental llegó a su cima durante el Renacimiento. Si los seres humanos pueden resguardar la civilización otorgada por lo divino, entonces el hombre será capaz de mantener su conexión divina y de entender la Ley impartida cuando lo divino regrese al reino humano. Si los humanos destruyen su cultura y tradición, y si la moral de la sociedad colapsa, entonces no podrán comprender las enseñanzas divinas debido a que su karma y sus pecados serán demasiado grandes y su pensamiento se habrá desviado mucho de las instrucciones divinas. Esto es peligroso para la humanidad.

Esta es una época tanto de desolación como de esperanza. Quienes no creen en lo divino llevan vidas de placer sensual. Quienes creen esperan el regreso de lo divino en medio de la confusión y el desasosiego.

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El comunismo es el flagelo para la humanidad. Su objetivo es la destrucción de la humanidad y sus planes son meticulosos y específicos. La conspiración ha sido tan exitosa que casi llegó a completarse, ahora el demonio rige nuestro mundo.

La antigua sabiduría de la humanidad nos dice esto: un pensamiento recto reprime cien perversidades, y cuando emerge la naturaleza Buda de una persona, esta sacude al mundo en diez direcciones. El demonio parece poderoso, pero no es nada frente a lo divino. Si los humanos pueden mantener su sinceridad, bondad, compasión, tolerancia y paciencia, serán protegidos por lo divino y el demonio no tendrá dominio por sobre ellos.

La misericordia del Creador es ilimitada y cada vida tiene la oportunidad de escapar de la catástrofe. Si la humanidad puede restaurar la tradición, elevar la moral y escuchar el llamado compasivo del Creador y la Ley Celestial que provee de salvación, el hombre será capaz de romper con el intento de destrucción del demonio, embarcarse en el camino a la salvación y acercarse al futuro.

 

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No está muy claro cuál va a ser la repercusión de las elecciones catalanas, ni siquiera los resultados. Se ignora, por el momento, el efecto que pueden tener medidas como la amnistía, los casos de corrupción y cómo reaccionará el electorado nacionalista. Ni siquiera en la derecha están claros los resultados. Todo empezará a verse más claro cuando se sepa el resultado de las elecciones vascas (que albergan menos incertidumbres) y cuando se deshinchen los globos mediáticos sobre el “Caso PSOE” y la respuesta socialista activando el ventilador de la corrupción (esto es, cuando se vayan conociendo los alcances jurídicos y penales de ambos casos). Al mismo tiempo, ni siquiera están claros algunos candidatos que se presentarán (empezando por Puigdemont), ni mucho menos son creíbles los sondeos publicados. Así pues, vamos a intentar contemplar distintas hipótesis.

ILLA: ¿SUBIRÁ O BAJARÁ? YA NADA DEPENDE DE ÉL NI DE SU CAMPAÑA

En nuestra opinión Illa es un candidato “tocado” por sus propios errores durante la pandemia (él mismo dijo que al ser nombrado “ministro de sanidad”, no tenía ni idea de sanidad y nadie esperaba que se produjera la llamada “pandemia”) que no afectan solamente al manejo alegre de fondos del ministerio que se perdieron en mascarillas inservibles, tests igualmente falsos y material caro, malo y que se destruyó sin exigir devoluciones. Lo peor no es esto: esto sería, en el peor de los casos, incapacidad para gestionar un ministerio (algo previsible en un tipo que carecía por completo de experiencia en gestión y cuyo modesto título de “licenciado en filosofía” no le ayudaba en nada). Lo peor es que durante la gestión de Illa murió gente. Entonces, cuando el miedo atenazaba a la sociedad española, estábamos poco dispuestos a creer que la mayoría de las muertes se debían a la “mala praxis médica” recomendada por la Organización Mundial de la Salud, pero, desde entonces, las voces que ya lo advirtieron en aquel momento, se han convertido en un clamor. Y no, no somos negacionistas: existió pandemia y existió el virus… pero el mayor crimen fue recomendar unos protocolos que, en lugar de erradicar el virus cuando aún se podía, tendían a “hundirlo” en los pulmones de donde ya era imposible erradicarlo. Esa es la tesis que cada día gana más fuerza y que, en su momento, pocos médicos se atrevieron a denunciar.

Aquella mala gestión, presentada por Sánchez como un “gran éxito”, fue suficiente para desplazar a Illa al frente del PSC catalán en donde sigue. Ahora queda saber, si en los dos meses y medio que quedan hasta las elecciones, surgirán nuevas informaciones, tanto sobre el descontrol que existía en el ministerio de sanidad durante su gestión, como el error de aplicar protocolos contraproducentes en el trato de la enfermedad. El futuro de Illa dependerá, en gran medida, de esto, pero, además se le junta otro problema.

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EL PRECIO DE LA AMNISTÍA QUE PAGARÁN LOS SOCIALISTAS

El electorado socialista que permanezca fiel al PSC deberá de aceptar la versión oficial pedrosanchista sobre la oportunidad de conceder la amnistía: que se trató de una medida para poner el contador a cero, limpiar los errores del pasado, perdonar delitos de todo tipo a cambio de garantizar la convivencia. Pero este razonamiento es débil por dos motivos: el primero de todos, que el contador no está a cero. En realidad, los independentistas, ahora, están más fuertes que antes: consideran que no hicieron nada ilegal y, han repetido, por activo y por pasiva, que volverían a hacerlo. Así pues, los propios independentistas se encargan de desmentir y desmontar el razonamiento de quien les ha indultado. El segundo motivo es que resulta demasiado evidente que Sánchez sigue en el poder gracias a los 7 votos de Junts y que los ha obtenido para alcanzar una escuálida mayoría, obteniendo a cambio, solamente, la seguridad de mantenerse unos meses más en el poder.

La maniobra ha sido urdida por Sánchez, pero su virrey en Cataluña es el que tendrá que dar la cara ante su electorado. La duda es si una cuarta parte de los votos que obtuvo el PSC en las elecciones generales, seguirá pensando que el PSC era el muro más seguro contra el independentismo, seguirá fiel a la sigla o se habrá convencido de que el PSC no solamente no es el “muro”, sino que es el ariete: esto es, el muñeco que, manejado por el independentismo, consigue abatir, mucho mejor que ellos mismos, las resistencias de la unidad del Estado. Porque esto es lo que viene produciéndose desde Pascual Maragall, el hombre, con el cerebro ya desbaratado por la enfermedad, que se obstinó en la reforma del Estatuto (cuando no existía demanda social alguna), pacto con ERC y dio origen al problema que actualmente sigue vivo (y no lo estaba a principios del milenio, salvo en minorías juveniles muy radicalizadas).

LO IMPORTANTE ES QUIEN SUPERARÁ A QUIEN: ERC A JUNTS O VICEVERSA

El espacio independentista es, literalmente, caótico: ni siquiera dentro de las dos grandes formaciones (ERC y Junts) se está de acuerdo en lo que se pretende y mucho menos en cómo conseguirlo. Una nebulosa se percibe en ambos partidos en sus propuestas. Agitan todavía el tema de la independencia, pero da la sensación de que lo único que les interesa es liquidar el asunto, consiguiendo un “referéndum de autodeterminación” (“no vinculante” para unos y “vinculante” para otros). A diferencia de en 2007, los más lúcidos, dan por sentado que ese referéndum daría un resultado negativo… pero, al menos, podrán ´decir a su electorado, “lo hemos intentado”. Pocos son -pocos de los que tienen neuronas y las utilizan- los que piensan que la independencia de Cataluña es posible en las actuales circunstancias. El fracaso del “procés”, les ha hecho meditar… aunque no tengan el valor de afirmarlo públicamente, porque, como se sabe, el fin de un partido nacionalista/independentista es la independencia y, si esta no se puede conseguir, ¿para qué existe la sigla?

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No vamos a presenciar un debate entre dos programas políticos realistas, sino entre un programa “posibilista” (el de ERC) que quiere seguir detentando las riendas de la gencat, y un programa “agresivo” (el de Junts) que quiere restituir en la presidencia a Puigdemont. Los dos se declaran “indepes” y quieren convencer a su electorado de que lo siguen siendo, pero, en realidad, los dos, lo que quieren es tener las más amplias parcelas de poder para alimentar a sus cuadros. Eso es todo. La duda de si se producirá el sorpasso de Junts a ERC o si ERC mantendrá la hegemonía en el jardín indepe, es lo único que está en juego. ¿Referéndum? Ambos partidos han llegado a la conclusión de que lo mejor es… “jugar y perder”.

 

LAS FUERZAS NO INDEPENDENTISTAS

Teniendo en cuenta que el PSC juega la carta del equívoco desde la misma fusión de las distintas ramas del socialismo catalán en la transición, y su postura “federalista” es tan inviable como la “independentista”, el electorado que todavía conserva cierto sentido de la realidad nacional e internacional, está ubicado fuera de los márgenes del ambiguo socialismo catalán. En efecto, nos estamos refiriendo al PP, a Vox y a los restos de Ciudadanos. El electorado no independentista y “españolista” o “estatalista”, desearía que estas formaciones se presentaran bajo una misma etiqueta. De hecho, la lógica política implica que así debiera ser y que el poder de atracción de un polo así concebido sería el tercer actor político en Cataluña (tras el bloque independentista y tras el PSC). ¿O hay que recordar que Ciutadans, fue el partido más votado en las elecciones regionales de 2017? Y su programa se reducía a un solo punto: “no al nacionalismo – no al independentismo”.

Por otra parte, la derecha no ha extraído conclusiones de su derrota en las elecciones generales de 2023 que se debió a presentarse dividida en dos opciones, lo que permitió que se perdieran “restos” en beneficio del PSOE y en aplicación de la Ley d’Hondt. Cada uno de los dos partidos cree que podrá quedar “por delante” del otro en Cataluña. Pero, lo que está demasiado claro, es que la división de las fuerzas “estatalistas” seguirá siendo el factor que las suma en la irrelevancia en la política regional.

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Si el PP queda por delante de Vox, su dirección podrá alardear de “éxito electoral” (lo más probable es que aumente el número de votos, lo que no está tan claro es de dónde procederán esos votos, si de Vox o de sectores decepcionados con el PSC) y reforzar el previsible avance que obtenga en las elecciones vascas, en donde las últimas encuestas dan una pérdida notable de votos al PSOE (en beneficio, por una parte, de Bildu y, por otra, del PP). Para Vox, quedar por delante del PP supondría mantenerse como una opción tentadora para los votantes de este último partido que cada vez más quieren posiciones más claras y menos contemporizadoras.

De todas formas, el gran error y lo que limitará las posibilidades y los resultados “estatalistas” es su persistencia en desconocer que solamente un “programa único” podría llevarlos a competir con los dos otros bloques de la política catalana.

LO QUE SERÍA DESEABLE PARA EL ESTADO

Cataluña es la única reserva importante de votos que le queda a Pedro Sánchez. Sean cuales sean sus resultados en el País Vasco, aquella comunidad no puede aportar numéricamente gran cosa al PSOE. Si Sánchez consigue detener la sangría de votos socialistas catalanes, corre el riesgo de estabilizar su situación (hoy extremadamente precaria). Pero, para eso, haría falta que Illa obtuviera un buen resultado y que esto le permitiera entrar en el gobierno de la gencat, junto a ERC (en caso de que este último, como es seguro, no obtuviera una mayoría suficiente para gobernar en solitario).

Desde el punto de vista del “interés nacional” y de la “gobernabilidad del Estado”, una derrota socialista en Cataluña o, al menos, un descenso significativo de votos (al que se uniría en apenas un mes, una derrota previsible y sin paliativos de toda la izquierda europea en las elecciones de la Unión Europea), es deseable, necesaria y supondría otro golpe de piqueta para la existencia de la sigla “PSOE”.

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Desde que se inició el “procés”, siempre hemos sostenido que la independencia de Cataluña era completamente imposible, además de inviable. Cada vez estamos más convencidos de esta afirmación. La situación catalana está tan degradada, especialmente en materia de orden público y seguridad ciudadana que, aunque la temática no ocupa el primer plano en los programas de los partidos, está ahí para quien verla: un tercio de la población catalana ha nacido fuera de España o son hijos de extranjeros; ya existen zonas en Cataluña en donde la policía ha sido expulsada y diariamente se repiten incidentes cuando la policía entra en barrios de Salou, de Tarrasa o incluso en zonas de la propia Ciudad Condal, las prisiones catalanas están descontroladas (el asesinato de una cocinera y las protestas de los funcionarios han exteriorizado la situación de control que ejercen los presos procedentes del Magreb), Barcelona ya es considerada como una de las ciudades más peligrosas del mundo… Y todo esto con la policía nacional y la Guardia Civil, literalmente expulsadas del territorio catalán y con una policía autonómica desbordada y sin posibilidades de combatir a la delincuencia. A esto se suman los problemas de desindustrialización, gentrificación, la concentración de la mitad de la población catalana en torno a la ciudad de Barcelona, con un campo abandonado a su suerte y un gobierno de la gencat, consciente de todos estos problemas, pero ansioso de comprar la paz étnico-social mediante subsidios y seguir creyendo que con un certificado de catalán, los casi dos millones de inmigrantes e hijos de inmigrantes ya están integrados.

Sin olvidar que Cataluña tiene la tasa de natalidad más baja de todo el Estado (y el Estado Español una de las más bajas de todo el mundo)… ¿Quién iba a decir que después de 45 años de “Generalitat de Catalunya” la propia identidad catalana estaría en trance de desaparecer? Por que ese es el problema real y de fondo al que se enfrenta la sociedad catalana. Por mucho que se empeñe la gencat en llamar al engendro creado “Cataluña multicultural”, lo cierto es que, si es “multicultural” no es “catalana”. Ni siquiera europea. Por eso, siempre hemos sostenido que una Cataluña independiente tendría muchas más posibilidades de integrarse en la Liga Árabe que en la UE… Lo dijimos y lo mantenemos.

 

Ernesto Milá.

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