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Opinión

“Catarsis” por Susana Pérez Pedruelo

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¿Dónde está la voz de las personas INFLUYENTES y/o RELEVANTES DE NUESTRO PAÍS?

¿LAS ÉLITES no sólo dirigentes, si no los empresarios, los intelectuales; todos aquellos que tienen peso en nuestra sociedad?

¿Por qué ese SILENCIO sepulcral?  ¿COMPLICIDAD, MIEDO?

Prefiero pensar que no es posible la complicidad ante la barbarie que nos acecha y que recapacitarán; de ser el miedo el que les paraliza, han de dejarlo aparcado y alzar su voz. No es tiempo de cobardes: es tiempo de VALIENTES.

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Ya que está en juego un país, el nuestro, el suyo y el mío; una nación; la suya y la mía y una maravillosa cultura, la nuestra.

Transcurridos unos meses, no muchos, España, que siglos atrás fue tan gloriosa que se llegó a decir de ella que era “el imperio en el que no se ponía el sol” ni siquiera será recordada en los libros de historia, porque hasta eso que jamás debe perder un país por ser su identidad, quieren arrebatarle.

Entonces, ¿A qué están esperando? ¿A qué se implante un NEOCOMUNISMO FEROZ?

Ese imperio conquistador de otros mundos y que no solo descubrió nuevas tierras si no que transfundió una cultura, allí donde se mestizó con otras gentes y desde donde nos ven como la MADRE PATRIA con orgullo y nosotros orgullosos de que así sea, porque son nuestros hermanos.

Los españoles deben ASUMIR de una vez lo que se esconde tras la llegada ingente de inmigrantes a Canarias para que antes de que se complete la invasión seamos capaces de neutralizarla.

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Lo mismo que está sucediendo en EEUU está sucediendo en nuestro país, ALTA TRAICIÓN, ya que se está yendo contra los intereses de nuestra PATRIA. El ataque más grave contra nuestra lengua, EL ESPAÑOL. Lengua madre incluso de nuestros hermanos al otro lado del Atlántico.

La persona que me relata todos los hechos es alguien con muchísimo criterio. Es amiga y que cuenta con la que más que valiosa experiencia vital de haber residido en la Venezuela de Chávez, Maduro y el que realmente controla el país, el General Diosdado Cabello. Además, ha residido en Marruecos y Egipto.

Ya no hablamos de inmigración ilegal, ya hay que hablar de INVASIÓN.

Ya lo dijo uno de sus IMANES hace tiempo “conquistarían Europa a través de los vientres de sus mujeres” y viendo que así no podrían lo están haciendo a través de un EJÉRCITO. Los musulmanes que están entrando en nuestro país no son para nada mujeres, niños o ancianos, son musulmanes en edad militar y bien formados en el arte de la guerra. Esos muchachos no llegan en cayucos jugándose la vida, llegan en barcos nodrizas que saltan al mar en nuestras costas canarias y que nuestros guardacostas van a rescatar por lo que aquí estamos hablando de tráfico de personas en total connivencia con el gobierno español.

Estos individuos tienen acceso desde el primer momento a lo que se les deniega a nuestros compatriotas a pesar de estar en situaciones de total precariedad, el SALARIO MÍNIMO VITAL.

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Lo que se nos vende que para solicitar esta ayuda han de llevar en España un mínimo de un año es falso.

Según se establece en el BOE aquella persona que pueda demostrar que llega a nuestro país bien a través de una mafia o siendo víctima de tráfico de personas tiene directamente acceso a esa ayuda.

No se sabe exactamente el tipo de inmigrantes que están llegando ya que en cuanto ponen pie en las distintas islas son tratados por personal sanitario, en primera instancia, y después son trasladados a distintos complejos hoteleros.

La persona residente allí que me relata los hechos  me indica que se trata de varones jóvenes en “edad militar” que tras su alojamiento en los hoteles indicados campan libremente por las calles, parques, jugando al fútbol sin medidas de protección y seguridad por las que a nosotros se nos sanciona a manera de extorsión; que aunque se sabe que bien el Cabildo o el Gobierno Central les proporciona  una cantidad determinada de dinero al día, además de pensión completa en hoteles de 3 y 4 estrellas que se rumorea está costando a nuestras arcas públicas unos 85€/día por cada 2 inmigrantes y una cantidad “X” diaria para sus gastos, aunque lejos  estaría de ser  tan desmesurada para las cantidades ingentes de dinero que manejan y que se gastan en los centros comerciales por lo tanto ¿de dónde procede el resto de ese dinero? Parece ser que la teoría que mayormente se maneja es que procede de organizaciones y fundaciones afines a Soros.

La temperatura en nuestras islas está aumentando por momentos. Lo que en un principio no parecía suponer un gran problema está haciendo que la crispación de la población de nuestras islas esté subiendo a marchas forzadas.  La situación personal de nuestros compatriotas canarios al ver sus tranquilas vidas desvanecerse.  Precariedad laboral, inseguridad ciudadana, altercados con estos inmigrantes.

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Respecto a los políticos del Cabildo, la opinión de los canarios ha cambiado drásticamente. La Sra. Oramas que tras su votación contraria a la investidura de Sánchez fue muy aplaudida y tras romper la disciplina de voto fue sancionada por su grupo parlamentario, ahora ya está favor de todo lo que marca el partido en el Gobierno por lo que los canarios se sienten solos y abandonados.

Como españoles deberíamos exigir que se detallasen los países africanos que se encuentran en guerra y por ende el país del que proceden estos inmigrantes ya que como en el caso del AQUARIUS se dijo que Egipto estaba en guerra, siendo totalmente falso. Marruecos además de no estar en guerra se está armando a costa del dinero español, europeo y de Soros como para una guerra y podemos imaginar contra quien se iniciará la misma. España ya ha regalado aguas territoriales canarias a Marruecos y ahora una invasión de estos inmigrantes.

Una patera que llegase a costas marroquíes sería disparada sin miramientos por parte de la policía marroquí.

España está sufriendo una invasión musulmana. Vieron que no conseguirían una invasión a través de los vientres de las mujeres -y no será porque no lo han intentado de muchas maneras- como contactar a través de Facebook buscando mujer para casarse.

Nos la tienen jurada y vienen a recuperar lo que ellos consideran que es suyo. Hubo una violación en un centro comercial que fue totalmente silenciado y al tratarse de una mujer extranjera no acudió al juicio por no querer rememorar su violación. En las violaciones en MANADA están involucrados musulmanes.

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Antes del primer Estado de Alarma ya se contaba con una llegada de entra 10.000 y 15.000 inmigrantes y lejos de llegar esos fueron bastantes más y siguen llegando.

Los canarios son ya muy conscientes de lo que está suponiendo todo esto tanto la INMIGRACIÓN ILEGAL como este NEOCUMUNISMO, o como lo denominó Chávez SOCIALISMO DEL s. XXI que sonaba más suave.

Estamos en Alerta 5 y desde Canarias nos avisan de que lo pasado en Niza o Viena pasará en España más pronto que tarde. Pero hagamos oídos sordos a todos los avisos, sigamos con el mal llamado “BUENISMO” sigamos confundiendo el que se nos tache de racistas o xenófobos y cuando sea tarde perdamos nuestro país y nuestra identidad además de viviendo en un NEOCUMUNISMO donde solo habrá miseria y pobreza y donde seremos esclavos de unos y de otros.

Ruego a esas personas INFLUYENTES de este mi país ESPAÑA, den un paso al frente para salvar a nuestro país del abismo que se avecina. A todos los españoles a salir a las calles, sin ideologías políticas para salvar a nuestro país de estos 2 enemigos que ya nos acechan.  LA INMIGRACIÓN ILEGAL Y EL NEOCUMUNISMO. SOLO EL PUEBLO SALVARÁ AL PUEBLO.

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Opinión

No vivimos en la Arcadia Feliz, sino en tiempos de excepción. Por Ernesto Milá.

Ernesto Milá

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Ya he contado más de una vez que el “pare Valls”, el único padre escolapio al que llegué a apreciar, nos contaba cuando éramos párvulos, la diferencia entre “pecado venial” y “pecado mortal”. Y ponía como ejemplo la bata que llevábamos: cuando esa bata se manchaba por aquí o por allí, se lavaba y quedaba renovada, pero si, por el contrario, la bata estaba desgarrada, con costurones y remiendos por todas partes, desgastada por el uso, con manchas que se iban acumulando, no había remedio posible. Se tiraba y se compraba otra nueva. Aquel ejemplo se me quedó en la cabeza. Yo tenía entonces cinco años. Era 1957 y fue una de las primeras lecciones que recibí en el colegio de los Escolapios de la calle Balmes. Es hora de aplicar el mismo ejemplo a nuestro tiempo.

Hay situaciones “normales” que exigen abordarlas de manera “normal”. Por ejemplo, cuando alguien es detenido por un hurto. En una situación “normal”, cuando se da ese pequeño delito -pero muy molesto para la víctima- es razonable que el detenido disponga de una defensa jurídica eficiente, que reciba un trato esmerado en su detención y un juicio justo. Pero hay dos situaciones en las que esta política de “paños calientes” deja de ser efectiva: en primer lugar, cuando ese mismo delincuente ha sido detenido más de 100 veces y todavía está esperando que le llegue la citación para el primer juicio. En segundo lugar, cuando no es un delincuente, sino miles y miles de delincuentes los que operan cada día en toda nuestra geografía nacional.

Otro ejemplo: parece razonable que un inmigrante que entra ilegalmente en España pueda explicar los motivos que le han traído por aquí, incluso que un juez estime que son razonables, después de oír la situación que se vive en su país y que logre demostrar que es un perseguido político o un refugiado. Y parece razonable que ese inmigrante disponga de asistencia jurídica, servicio de traductores jurados y de un espacio para vivir mientras se decide sobre su situación. Y eso vale cuando el número de inmigrantes ilegales es limitado, pero, desde luego, no es aplicable en una situación como la nuestra en la que se han acumulado en poco tiempo, otros 500.000 inmigrantes ilegales. No puede esperarse a que todos los trámites policiales, diplomáticos y judiciales, se apliquen a cada uno de estos 500.000 inmigrantes, salvo que se multiplique por 20 el aparato de justicia. Y es que, cuando una tubería muestra un goteo ocasional, no hay que preocuparse excesivamente, pero cuando esa misma tubería ha sufrido una rotura y el agua sale a borbotones, no hay más remedio que actuar excepcionalmente: llamar al fontanero, cerrar la llave de paso, avisar al seguro…

Podemos multiplicar los ejemplos: no es lo mismo cuando en los años 60, un legionario traía un “caramelo de grifa” empetado en el culo, que cuando las mafias de la droga se han hecho con el control de determinadas zonas del Sur. En el primer caso, una bronca del capitán de la compañía bastaba para cortar el “tráfico”, en el segundo, como no se movilice la armada o se de a las fuerzas de seguridad del Estado potestad para disparar a discreción sobre las narcolanchas desde el momento en el que no atienden a la orden “Alto”, el problema se enquistará. De hecho, ya está enquistado. Y el problema es que hay que valorar qué vale más: la vida de un narcotraficante o la vida de los que consumen la droga que él trae, los derechos de un capo mafioso o bien el derecho de un Estado a preservar la buena salud de la sociedad. Si se responde en ambos casos que lo importante es “el Estado de Derecho y su legislación”, incurriremos en un grave error de apreciación. Esas normas, se han establecido para situaciones normales. Y hoy, España -de hecho, toda Europa Occidental- está afrontando situaciones excepcionales.

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Vayamos a otro terreno: el que Ceuta y Melilla estén sufriendo desde hace 40 años un proceso de marroquinización creciente, puede ser fruto de la proximidad de ambas ciudades a Marruecos y al deseo de los sucesivos gobiernos de España de no empeorar las relaciones con el único enemigo geopolítico que tiene nuestro país, el “enemigo del Sur”. Pero, cuando se sabe que el narcotráfico en Marruecos está regulado por el majzén y por personas próximas al entorno de la familia real marroquí, uno empieza a pensar que la situación no es “normal”. Esa sensación aumenta cuando se percibe con una claridad meridiana que el Ministerio del Interior español no despliega fuerzas suficientes para cortar de raíz el narcotráfico con Marruecos y que, incluso, boicotea a los policías y a las unidades más eficientes en su tarea. Ítem más: lo normal hubiera sido, por ejemplo, que España mantuviera su política exterior en relación al Sáhara inconmovible (las políticas exteriores fiables son las que no cambian, nadie confía en un país con una política exterior oscilante y variable). Pero Pedro Sánchez la cambió en el peor momento: sabiendo que perjudicaba a Argelia, nuestro principal proveedor de gas natural. Y, además, en un momento en el que el conflicto ucraniano suponía una merma en la llegada de gas natural ruso. Pero lo hizo. Luego ha ido entregando créditos sin retorno, cantidades de material de seguridad, ha permanecido mudo ante las constantes reivindicaciones de “marroquinidad” de Ceuta, Melilla y Canarias. Y esto mientras el ministerio del interior se negaba a reconocer que la comunidad marroquí encarcelada en prisiones españolas es más que significativa o que el número de delincuentes magrebíes es en gran medida responsable del repunte solo en 2023 de un 6% en la delincuencia. O que Marruecos es el principal coladero de inmigración africana a España. O el gran exportador de droga a nuestro país: y no solo de “cigarrillos de la risa”, sino de cocaína llegada de Iberoamérica y a la que se han cerrado los puertos gallegos. Sin contar los viajes de la Sánchez y Begoña a Marruecos… Y, a partir de todo esto, podemos inferir que hay “algo anormal” en las relaciones del pedrosanchismo con Marruecos. Demasiadas cuestiones inexplicables que permiten pensar que se vive una situación en la que “alguien” oculta algo y no tiene más remedio que actuar así, no porque sea un aficionado a traicionar a su propio país, sino porque en Marruecos alguien podría hundir a la pareja presidencial sin remisión. Sí, estamos hablando de chantaje a falta de otra explicación.

¿Seguimos? Se puede admitir que los servicios sanitarios españoles apliquen la “sanidad universal” y que cualquiera que sufra alguna enfermedad en nuestro país, sea atendido gratuitamente. Aunque, de hecho, en todos los países que he visitado de fuera de la Unión Europea, este “derecho” no era tal: si tenía algún problema, me lo tenía que pagar yo, y en muchos, se me ha exigido entrar con un seguro de salud obligatorio. Pero, cuando llegan millones de turistas o cuando España se ha convertido en una especie de reclamo para todo africano que sufre cualquier dolencia, es evidente que la generosidad puede ser considerada como coadyuvante del “efecto llamada” y que, miles y miles de personas querrán aprovecharse de ello. Todo esto en un momento en el que para hacer un simple análisis de sangre en la Cataluña autonómica hay que esperar dos meses y para hacer una ecografía se tardan nueve meses, sin olvidar que hay operaciones que se realizan con una demora de entre siete meses y un año. Una vez más, lo que es razonable en períodos “normales”, es un suicidio en épocas “anómalas”.

Hubo un tiempo “normal” en el que el gobierno español construía viviendas públicas. Ese tiempo hace mucho -décadas- que quedó atrás. Hoy, ni ayuntamientos, ni autonomías, ni por supuesto el Estado están interesados en crear vivienda: han trasvasado su responsabilidad a los particulares. “¿Tiene usted una segunda residencia?” Pues ahí puede ir un okupa. En Mataró -meca de la inmigración en el Maresme- hay en torno a medio millar de viviendas okupadas. Así resuelve el pedrosanchismo el “problema de la vivienda”… Esta semana se me revolvieron las tripas cuando un okupa que había robado la vivienda de una abuela de ochenta y tantos años, decía con chulería a los medios que “conocía la ley de los okupas”. Eso es hoy “normal”, lo verdaderamente anormal es que los vecinos y el enjambre de periodistas que acudió a cubrir el “evento”, no hubieran expulsado al par de okupas manu militari y restituido la vivienda a la que había sido vecina de toda la vida.

Un penúltimo ejemplo: si un régimen autonómico podía ser razonable en 1977 para Cataluña o el País Vasco, lo que ya no fue tan razonable fue lo que vino después de la mano de UCD: “el Estado de las Autonomías”, una verdadera sangría económica que se podría haber evitado.
Hubo un tiempo en el que se reconocían más derechos (“fueros”) a las provincias que habían demostrado más lealtad; hoy, en cambio, son las regiones que repiten más veces en menos tiempo la palabra “independencia”, las que se ven más favorecidas por el régimen autonómico. También aquí ocurre algo anómalo.

Y ahora el último: si se mira el estado de nuestra sociedad, de la economía de nuestro país, del vuelco étnico y antropológico que se está produciendo con una merma absoluta de nuestra identidad, si se atienden a las estadísticas que revelan el fracaso inapelable de nuestro sistema de enseñanza, el aumento no del número de delitos, sino especialmente del número de delitos más violentos, a la pérdida continua de poder adquisitivo de los salarios, al salvajismo de la presión fiscal y a la primitivización de la vida social, a la estupidez elevada a la enésima potencia vertida por los “gestores culturales”, a la corrupción política que desde mediados de los años 80 se ha convertido en sistémica, unida al empobrecimiento visible del debate político y de la calidad humana, moral y técnicas de quienes se dedican hoy a la política o a las negras perspectivas que se abren para la sociedad española en los próximos años, y así sucesivamente… lo más “anómalo” de todo esto que la sociedad española no reaccione y que individuos como Pedro Sánchez sigan figurando al frente del país y de unas instituciones que cada vez funcionan peor o, simplemente, han dejado de funcionar hace años.

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Vale la pena que la sociedad española empiece a meditar con el hecho de que, si aspira a salir de su estado de crisis, no va a poder hacerlo por la “vía normal”. El cáncer está tan extendido que, hoy incluso podría dudarse de la eficacia del “cirujano de hierro” del que se hablaba hace algo más de 100 años. Lo único cierto hoy, es que, para salir de situaciones excepcionales, hacen falta, hombres excepcionales dispuestos a asumir medidas de excepción y a utilizar, de manera implacable, procedimientos de excepción que no serían razonables en situaciones “normales”, pero que son el único remedio cuando las cosas han ido demasiado lejos.

Esta reflexión es todavía más pertinente en el momento en que se ha rechazado la petición de extradición formulada por el gobierno de El Salvador, de un dirigente “mara” detenido en España. La extradición se ha negado con el argumento de que en el país dirigido por Bukele “no se respetan los derechos humanos”. Bukele entendió lo que hay que hacer para superar una situación excepcional: en dos años El Salvador pasó de ser el país más inseguro del mundo a ser un remanso de paz, orden y prosperidad. Porque, en una situación “normal”, los derechos de los ciudadanos, están por delante -muy por delante- de los derechos de los delincuentes. Priorizar los derechos de estos por encima de los de las víctimas, es precisamente, uno de los signos de anormalidad.

Se precisa una revolución. Nada más y nada menos. ¿Para qué? Para restablecer estándares de normalidad (esto es, todo lo que fortalece, educa y constituye el cemento de una sociedad), excluyendo todos los tópicos que nos han conducido a situaciones anómalas y que han demostrado suficientemente su inviabilidad. “Revolución o muerte”… sí, o la sociedad y el Estado cambian radicalmente, o se enfrentan a su fin. Tal es la disyuntiva.

 

Ernesto Milá. 

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