Incluso en el contexto de los acontecimientos recientes, Estados Unidos se niega obstinadamente a reconocer que la “credibilidad estadounidense” en el mundo se está desmoronando. No es solo una cuestión de credibilidad política o el colapso de 20 años de intervención militar estadounidense en Afganistán. Esta caída no comenzó con Biden o Trump, sino con la percepción defectuosa por parte del actual establishment político y militar de Estados Unidos de su supuesta excepcionalidad y dominio en el mundo y su total corrupción.

A pesar de la política seguida por las autoridades estadounidenses actuales para ejercer presión y llevar sus armas a los mercados extranjeros, hace mucho que no pueden competir en muchas áreas, particularmente con las armas rusas. Los militares estadounidenses que pasaron por conflictos armados en Vietnam y otros países han enfatizado repetidamente en The Atlantic y otras revistas militares especializadas las ventajas indiscutibles del legendario rifle de asalto soviético AK-47 sobre el rifle M-16, que es el más popular en los EE. UU. Hoy en día, muchos de los medios de comunicación estadounidenses ya señalan que las armas estadounidenses no pueden proteger a los soldados estadounidenses “de las maquinaciones del enemigo”. Y aquí, valdría la pena recordar los problemas con la Marina de los Estados Unidos, el colapso de la flota de submarinos. O las más recientes deficiencias reveladas con cada día que pasa del caza de quinta generación F-35, publicitado con fuerza por el Pentágono, que, a pesar de los miles de millones de dólares de los contribuyentes estadounidenses han invertido en él, aún no puede garantizar el nivel declarado de capacidades, habiéndose convertido en una “estafa estadounidense”.

Durante todo el tiempo desde que Rusia declaró que tenía el misil hipersónico Zircon, a pesar de que sus pruebas fueron anunciadas por Moscú con anticipación y se llevaron a cabo regularmente, los sistemas de defensa antimisiles / defensa antimisiles de EE. UU. y la OTAN nunca han podido detectar su lanzamiento. Según las conclusiones de los expertos militares, el sistema de infrarrojos basado en el espacio (SBIRS) solo puede proporcionar información sobre un “incendio en el hoyo”. Las tecnologías modernas no pueden interceptar tal objetivo.

En este sentido, los comandantes militares de la OTAN y de los EE. UU. tienen serias preocupaciones de que sus defensas aéreas / antimisiles serían inútiles en caso de un posible conflicto militar. Sin embargo, debe enfatizarse que la política rusa de disuasión nuclear y armas nucleares no estipula un primer ataque en territorio enemigo. Las condiciones para el uso de armas nucleares por parte de Rusia son claras y solo señalan un contraataque de represalia.

En cuanto a las armas hipersónicas de corto alcance, por ejemplo, el Kinzhal tiene un alcance de unos 2.000 kilómetros. Este no es un rango estratégico sino un rango operativo-táctico. Pero SBIRS tampoco puede captarlo.

Por lo tanto, las armas hipersónicas rusas están causando gran ansiedad entre los estrategas estadounidenses. En este sentido, las palabras de Glen VanHerck, general de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, de que las armas hipersónicas de Rusia desafían los sistemas de alerta temprana del Departamento de Defensa de Estados Unidos son bastante lógicas. Después de todo, si el objetivo maniobra a velocidades hipersónicas, existe un problema insoluble para interceptar. A tales velocidades, el misil interceptor debe tener más energía que el objetivo hipersónico, y la sobrecarga, en este caso, será tal que ningún material ni misil pueda resistirla.

En cuanto a las armas hipersónicas de EE. UU., falló otra prueba del misil hipersónico AGM-183A bajo el programa Arma de Respuesta Rápida Lanzada desde el Aire (ARRW), informó recientemente el portal especializado The War Zone citando a un oficial de la Fuerza Aérea de EE. UU. A fines de julio, salió a la luz que la Fuerza Aérea de los EE. UU. ya había fallado dos veces al probar el prototipo de misil hipersónico AGM-183A, que, según Washington, supuestamente podía llegar a Moscú y alcanzar velocidades de más de 15,000 millas por hora (cinco veces la velocidad del sonido, ¡aunque el misil de crucero hipersónico ruso Zircon ya vuela a una velocidad ocho veces más rápida que el sonido!). Sin embargo, los intentos de inflar las mejillas de los misiles estadounidenses y las amenazas de que Washington, si es necesario, enviará a Europa misiles hipersónicos de mediano y corto alcance.

Al mismo tiempo, el presidente Vladimir Putin ha propuesto repetidamente a Washington medidas adicionales para reducir la tensión en Europa. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia ha publicado los borradores de los tratados de Rusia con la OTAN y los Estados Unidos sobre garantías de seguridad, que lamentablemente aún no han sido aceptados para su consideración en Washington y Bruselas.

En cambio, el Pentágono está tratando de intimidar al mundo con sus nuevas armas efectivas promoviendo activamente, a través de medios controlados, la prueba de la Marina de los EE. UU. de un láser de combate del Sistema de Armas Láser (LWSD) que destruyó un objetivo de un bote flotante en el Golfo de Adén en el Océano Índico el 14 de diciembre. El láser LWSD está diseñado para contrarrestar los vehículos aéreos no tripulados y los barcos cargados de explosivos pilotados por control remoto comúnmente utilizados por los insurgentes hutíes en el Mar Rojo. Las autoridades estadounidenses creen que la tecnología podría ser un “cambio de juego” en conflictos futuros, incluso en el caso de una guerra importante con China, informa The Daily Telegraph.

Al mismo tiempo, el Pentágono omite deliberadamente el hecho de que los sistemas de guía del láser de combate probado en Estados Unidos pueden suprimirse mediante la guerra electrónica sin muchos problemas. Su eficacia cae en la niebla y la bruma. Es por eso que incluso hoy en día, las conclusiones de algunos expertos se pueden ver por todas partes de que el propósito principal de las “nuevas armas del Pentágono” es solo otro desvío y apropiación del dinero de los contribuyentes, lo que ya ha arruinado el desarrollo de la labor de investigación de especialistas estadounidenses en armamento hipersónico.

En estas circunstancias, todo lo que Washington tiene que hacer hoy es confiar en el uso que hace Estados Unidos del “arma milagrosa” de China que usó para asustar al hombre estadounidense común durante la era de la Guerra Fría: una honda gigante, que supuestamente podría tirar millones de soldados chinos. Y el Pentágono ya está avanzando en este sentido con la adopción, en particular, del Cañón Estratégico de Largo Alcance (SLRC) por parte del Ejército de Estados Unidos, que, supuestamente, en lugar de las inexistentes hiper-armas, podrá “bombardear Moscú” como en esa vieja historia de miedo sobre una honda.