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Como ya sucedió en la crisis financiera, los ciudadanos están volviendo su mirada hacia la clase política como responsable de la toma de decisiones. La rabia por el número creciente de defunciones, el hacinamiento que sufren los enfermos, la falta de medios con la que se enfrentan cada día al virus los sanitarios, los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, los profesionales de la cadena de alimentación y distribución y los barrenderos, entre otros, unida a los rigores del confinamiento provocados por el coronavirus han desatado una indignación general que no distingue grados de responsabilidad política.
El resultado es que sobre todos diputados de los partidos que sustentan al Gobierno -PSOE y Unidas Podemos- y también, pero en mucho menor grado, del PP han empezado a sufrir increpaciones al salir a la calle a realizar alguna de las tareas permitidas en el decreto del estado de alarma, según reconocen a este periódico. Se trata de conductas, de momento, excepcionales, pero que empiezan a producirse de manera salpicada en distintos puntos de la geografía española. La increpación se produce por el hecho de ser político, aunque éste no haya participado en ninguna de las actuaciones que se cuestionan.
«Cómplices, sinvergüenzas»
La negativa a adoptar medidas para evitar la extensión de la pandemia y a realizar las compras de material sanitario ante lo que sucedía en Italia fueron decisiones del Gobierno socialista. Sin embargo, es muy difícil que los miembros de éste, al contar con personal de seguridad, sufran en sus carnes episodios de increpaciones. Los ciudadanos se desahogan con los diputados, al ser objetivos más fáciles. Algunos parlamentarios del PSOE y Podemos que están siendo reprendidos relatan que se les acusa de ser «cómplices», «irresponsables» o incluso «sinvergüenzas».
Y si muy distinto es el grado de responsabilidad que tienen los parlamentarios de las bancadas socialista y morada frente a los miembros del Ejecutivo, no existe comparativa posible con los parlamentarios del PP, que no tienen ningún tipo responsabilidad al estar fuera del Gobierno.
Aún así, varios diputados cuentan encuentros con radicales que les echan en cara, por ejemplo, los recortes en Sanidad aplicados por el Ejecutivo de Mariano Rajoy, cuando muchos de ellos ni siquiera tenían escaño en el Parlamento en aquel momento. Los ciudadanos están acrecentando en la calle las críticas que se cruzan los líderes de uno y otro bloque en el Congreso.
Ola de apoyo al Rey
La indignación social hacia las decisiones tomadas por el Gobierno socialista es también evidente en las redes sociales. En Twitter se ha convertido en tendencia el hilo «NoSonEsenciales» que centra su contenido en atacar al Ejecutivo y pedir su salida, mientras en la plataforma «change.org» hay una recogida firmas para que se aplique un ERTE a la clase política, sin distinción de ideología o responsabilidad. En dos semanas esta iniciativa ha recogido más de 600.000 rúbricas.
La rabia que la población vuelca hacia los políticos contrasta, en cambio, con la ola de apoyo que está recibiendo el Rey. Las gestiones que el Monarca está realizando para ayudar a reducir los efectos de la emergencia en el frente sanitario, económico y social están siendo muy valoradas por los ciudadanos como también reflejan las redes sociales. En Twitter el hilo «VivaElRey» también es tendencia.
