El FMI fuerza una ruinosa reforma energética mundial.

La 26ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) se inaugurará el 31 de octubre en Glasgow, Escocia, bajo la presidencia del Reino Unido .

Anticipándose a esta conferencia, la Agencia Internacional de Energía (AIE ) publicó un informe proponiendo prohibir la construcción de nuevas centrales eléctricas de carbón, “ya que no capturan gases de efecto invernadero”.

Los autores del informe, el presidente del Grupo del Banco Mundial (BM) David Malpass y el director ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía (AIE) Fatih Birol, piden a todos los países del mundo que abandonen la energía del carbón, pero no ocultan que esto conducir a “trastornos económicos y sociales”.

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En octubre, la AIE  dijo que “el desarrollo de nuevos campos de petróleo y gas debe detenerse este año para cumplir con los objetivos climáticos”.

Al mismo tiempo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó su informe, programado para coincidir con la apertura de la COP26 . El informe propone despojar a todas las industrias de combustibles fósiles del apoyo gubernamental. Según el FMI, estas industrias reciben cada minuto un subsidio de $ 11 millones. “El FMI encontró que la producción y quema de carbón, petróleo y gas ha sido subsidiada por $ 5,9 billones de dólares en 2020”, lo que resultó en subida de precios del petróleo y el gas mientras el carbón era subestimado.

“Los subsidios están alimentando la crisis climática“, dice el informe, “en un momento en que se necesitan con urgencia recortes rápidos de carbono”. Según el FMI, gracias a los subsidios gubernamentales, “los precios del 99% del carbón, el 52% del diesel y el 47% del gas natural en 2020 estuvieron al menos un 50% por debajo de su valor real” . Dos tercios de los subsidios se destinaron a cinco países: China, Estados Unidos, Rusia, India y Japón.

Según los analistas del FMI, fijar un precio a los combustibles fósiles que refleje su verdadero valor reducirá las emisiones globales de CO2 en más de un tercio. Por lo tanto, la eliminación del apoyo estatal a las industrias del petróleo, el gas y el carbón debería ser un objetivo clave de la cumbre climática COP26 de la ONU. “Otro objetivo de la COP26 es acordar reglas para los mercados de carbono que establecerán el precio adecuado para la contaminación. La reforma de los precios de los combustibles fósiles es urgente”, dijeron analistas del FMI.

Del informe del FMI se desprende claramente que la eliminación de los subsidios a los combustibles de hidrocarburos conducirá a un aumento adicional de los precios del petróleo, el gas y el carbón en al menos un 50%. Es difícil negar que esto causará un colapso económico mundial, pobreza y hambre, pero los autores del informe lo llaman con gracia “agitación económica y social”.

Ian Parry, jefe del equipo de analistas del FMI, tiene un razonamiento peculiar: “Algunos países no quieren subir los precios de la energía porque creen que perjudicará a los pobres. Pero mantener bajos los precios de los combustibles fósiles es una forma muy ineficaz de ayudar a los pobres … Sería mejor destinar los recursos a ayudar directamente a los pobres y vulnerables” . No es difícil adivinar que “ayuda directa” significa préstamos del FMI.

Los autores del informe también están descontentos con el hecho de que las empresas de energía “fósil” gasten demasiado en inversión nacional (es decir, en su propio desarrollo) y asignen muy poco para combatir el calentamiento global. Mientras tanto, es bien sabido que fue la “inversión nacional” de la industria del carbón de China la que redujo drásticamente las emisiones de carbono a la atmósfera y eliminó el smog de muchas ciudades chinas.

En 2013, el primer ministro Li Keqiang declaró la guerra a la contaminación del aire. Se encargaron varias centrales eléctricas de carbón, construidas según las nuevas normas ambientales chinas. De 1996 a 2012, los requisitos para las emisiones de las centrales eléctricas de carbón se endurecieron en un promedio de 5,5 veces para los óxidos de nitrógeno, 13 veces para los óxidos de azufre y 70 veces para las cenizas, y se volvieron más estrictos que los estándares de EE. UU., Japón o la Unión Europea. El rango de valores permisibles para la concentración de sustancias nocivas ha disminuido de tres a seis veces para los óxidos y 300 veces para las cenizas.

Si China no construyera nuevas plantas de carbón ecológicas, sino que donara miles de millones de dólares para combatir el calentamiento global, la gente de Beijing aún se estaría asfixiando con el smog.

Los autoproclamados heraldos del gobierno mundial, que el FMI, el BM y la AIE creen que son, imponen al liderazgo de los estados soberanos un camino para destruir la base energética de las economías nacionales, sugieren cambiar la independencia energética a onerosos préstamos del FMI. y la resbaladiza rutina de la “economía verde”, que supuestamente promete prosperidad.

Lo que es esta prosperidad puede verse en el ejemplo del estándar mundial de energía “limpia”: Australia y, en primer lugar, el estado de Australia del Sur, donde se realizó una transición energética completa a fuentes de energía renovables.

Dado que Australia tiene las mayores reservas de carbón térmico barato, no tuvo problemas hasta que el gobierno comenzó a erradicar la generación de carbón en el estado de Australia del Sur, eligiendo este estado como campo de pruebas para ideas de transición energética. Inmediatamente, surgieron problemas en forma de apagones continuos debido a la inestabilidad de la generación solar y eólica.

En 2017, cubrir el déficit resultante requirió conectar las plantas de energía de carbón restantes y reiniciar las plantas de energía de gas suspendidas. “El aumento de la energía eólica y solar en Australia debería ser la muerte para el carbón, pero los combustibles fósiles están cobrando una nueva vida y pueden atraer subsidios para mantener las luces encendidas“, escribe Reuters.

Para los consumidores, esto se ha traducido en un aumento de tres veces en las facturas de electricidad desde 2000. Los trabajadores siderúrgicos de BlueScope Steel se quejaron de que los precios de la electricidad en Australia son entre 5 y 10 veces más altos que en Estados Unidos.

Las tarifas de la electricidad en Australia han aumentado constantemente desde el comienzo de la transición energética hacia una “economía verde”, y no hay la menor razón para esperar que sigan disminuyendo.

Expertos australianos independientes han llegado a la conclusión de que es imposible lograr un suministro eléctrico estable para el país sin centrales eléctricas de carbón.

Sin embargo, en la patria de la “energía verde”, en los Estados Unidos, decidieron lo contrario y llevaron el experimento al final. Elon Musk ha prometido construir un potente paquete de baterías que resolverá todos los problemas de Australia del Sur. La Oficina de Meteorología del gobierno en Australia ha falsificado las estadísticas climáticas para estimular la inversión extranjera en energía verde. Los datos de baja temperatura desaparecieron de los informes, por lo que nadie dudó del calentamiento global.

Los 1,700,000 residentes de Australia del Sur terminaron con las tarifas de electricidad más altas del país ($ 1,884 por año). Sin embargo, el gobierno australiano  tiene la intención de acelerar aún más el ritmo de la transición a la energía solar, que promete a los ciudadanos un aumento escandaloso en los precios de la electricidad.

En resumen, los planes de los autoproclamados salvadores de la humanidad no resisten la prueba de la fuerza. Un buen ejemplo es la muy promocionada planta de energía de biomasa “súper verde” de Drax en North Yorkshire, Reino Unido. Esta central eléctrica se ha convertido en el principal emisor de gases de efecto invernadero del Reino Unido.

Vladimir Prokhvatilov